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Juanma Moreno se dirige a la tribuna del Parlamento para pronunciar su discurso de investidura.

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Juanma Moreno se dirige a la tribuna del Parlamento para pronunciar su discurso de investidura. JOSÉ MANUEL VIDAL / EFE

«El final de ciclo ha llegado»

Juanma Moreno será elegido hoy presidente de la Junta de Andalucía tras más de 36 años de gobierno socialista

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Miércoles, 16 de enero 2019, 01:03

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Juanma Moreno será elegido hoy presidente de la Junta de Andalucía con los votos del PP, su partido, Ciudadanos y Vox. «Lo que está a punto de acontecer en Andalucía parecía imposible, pero yo siempre creí», expresó en la tribuna del Parlamento ayer durante el discurso de investidura. Explicaba que con su elección se produce la primera alternancia política en esta comunidad autónoma desde las primeras elecciones en la transición democrática. Al espíritu de esta apeló Moreno para prometer diálogo y un «cambio conciliador» y moderado como el 'Adolfo Suárez' andaluz.

Como candidato a presidir la Junta de Andalucía pronunció un discurso de perfil muy político, en el que pese a tender la mano recalcó que su investidura es la de un «fin de ciclo» y se mostró implacable con la etapa de los socialistas, a los que acusó de intentar «desestabilizar» su gobierno antes de conformarse. Era una alusión a los autobuses fletados por el PSOE para apoyar una manifestación de asociaciones feministas a las puertas del Parlamento al tiempo que comenzaba la sesión de investidura del primer presidente que no será socialista, el primero de Andalucía oriental y el primero del Partido Popular. Consciente de todo ello, Moreno apeló a la alternancia como el mejor «antídoto» para el desafecto de los ciudadanos hacia la política, «contra el clientelismo y la corrupción».

Moreno fue contundente al afirmar que su gobierno trae «reformas» y expuso su «convencimiento» de que el desempleo «no es una maldición insuperable en Andalucía», comunidad con un 22,5% de paro. «El objetivo prioritario de mi gobierno es el empleo. Todo lo demás está supeditado a la creación de empleo», enfatizó. El candidato, sin embargo, no mencionó su promesa electoral de crear 600.000 puestos de trabajo en la legislatura. Calificó el vuelco político andaluz de «transición» y se comparó con Adolfo Suárez, del que citó dos frases. Una para concluir: «No puedo asegurar soluciones inmediatas», pero «sí puedo comprometer y comprometo mi esfuerzo, mi honor y mi fe en Andalucía».

En un tono sereno y con estudiadas palabras para transmitir ilusión y expectativas por el cambio -vocablo que intercaló numerosas veces a lo largo de su intervención de hora y cuarto- Moreno esbozó una batería de cien medidas, la mayoría conocidas por formar parte del acuerdo firmado con Ciudadanos para gobernar juntos. Entre ellas, reiteró un amplio paquete de soluciones para la regeneración democrática, como la limitación a ocho años del mandato del presidente y de los consejeros de la Junta de Andalucía. Esta es una vieja propuesta del PP, también prometida por Susana Díaz en su discurso de investidura en 2015 y exigida por Ciudadanos. Nunca se ha cumplido. Confirmó que su primera medida será un decreto con el que casi suprimir el impuesto de sucesiones y donaciones, otra apuesta electoral también compartida con la formación naranja, a la que, sin embargo, y pese a ser la mitad de su gobierno, solo mencionó una vez.

Varias veces apeló Moreno a la moderación a lo largo de su discurso: «No hemos venido a demoler lo que se haya hecho bien, sino a levantar un nuevo porvenir», manifestó en el epílogo de su intervención. «El cambio que propongo es un cambio real, un cambio de verdad, pero un cambio conciliador. El tiempo de las verdades únicas ha terminado», añadió para remarcar: «Mi Gobierno no excluirá a nadie porque a nadie excluye la Constitución y el Estatuto de Autonomía, que serán los únicos límites de nuestra acción de gobierno».

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Eran frases adobadas con fina pero evidente tralla hacia la herencia del gobierno socialista saliente, hasta el punto de tildarle su portavoz en el Parlamento, Mario Jiménez, de «rencoroso». Al defender la alternancia como garantía de la regeneración democrática, señalaba al pasado socialista en general y a Susana Díaz en particular. Esta le miraba abstraída desde su asiento sin tomar nota. Hoy le dará la réplica como jefa de la oposición. «La alternancia impide que los gobernantes nos creamos invencibles, intocables y eternos, previene que acabemos confundiendo el interés general con el partidario», expresó Moreno.

«El cambio debe ser un revulsivo para una Andalucía que lleva demasiado tiempo ralentizada, en manos de una clase dirigente acomodada a estar en el poder después de tantos años», prosiguió. «Han intentado dormir a Andalucía y los andaluces han despertado para decir que ya está bien», remachó.

Con una de cal y otra de arena, Moreno anota que sería «injusto» no reconocer que se han hecho cosas buenas en Andalucía en los últimos 40 años. Si bien, añade que esta tierra sigue adoleciendo de la falta de convergencia con el resto de territorios del país que han avanzado más. Lo atribuye al «conformismo» y al «clientelismo» de un partido con el objetivo de «mantenerse en el poder a toda costa». «La estrategia basada en hacer lo mínimo creyendo que el cambio jamás se produciría, ya no daba más de sí. El final de ciclo ha llegado», sentenció.

Moreno reivindicó que su gobierno nace de la voluntad «inequívoca» de un cambio expresada por los andaluces en las elecciones del día 2 de diciembre. Reconoció de forma sucinta, no obstante, que el gobierno que formará con Ciudadanos no cuenta con mayoría en el Parlamento, citando de forma expresa a Vox como aliado necesario para que hoy prospere su investidura y también para la legislatura. Al imprescindible aliado lanzó varios guiños en su discurso desde el principio, cuando apeló a un diálogo «sin complejos, sin prejuicios y sin cordones sanitarios».

En sintonía con el acuerdo suscrito con Vox mencionó que el «gobierno del cambio hará de la familia un eje vertebrador de sus políticas». Y anunció en el paquete de una veintena de nuevas leyes, una de apoyo a las familias andaluzas «numerosas y monoparentales», que la oposición de izquierdas considera una cesión a la «extrema derecha». PP y Vox acordaron en el pacto para la investidura que su gobierno contará con una consejería de Familia.

Violencia de género

También se comprometió a «sacar de la contienda política asuntos tan sensibles» con la violencia de género. «El maltrato es una lacra social que debemos erradicar. Y hay que hacerlo construyendo sobre lo que ya tenemos; Manteniendo lo que ha funcionado y funciona, pero corrigiendo lo que no. Haciendo, en suma, que todas las víctimas estén protegidas». Una mención de soslayo a la petición de Vox de que las víctimas de violencia doméstica y de violencia machista se equiparen.

El presidente in pectore prometió defender los símbolos de Andalucía y España «sin miedos y sin complejos», pero eludió mencionar su promesa de cambios en la ley de Memoria Histórica y entre las varias citas de personalidades de la historia andaluza nombró a Blas Infante, García Lorca, María Zambrano y Antonio Machado, asesinados o exiliados tras el golpe franquista.

El inminente presidente tuvo la cortesía institucional de dirigirse a Susana Díaz, a quien relevará este viernes en San Telmo cuando jure el cargo. «Más allá de las diferencias, considero justo reconocer la labor suya y de su gobierno; más allá de los errores y aciertos, creo sinceramente que se realizó con las mejores intenciones. Mi mano está tendida hacia el grupo que abandonará el Gobierno», expresó.

Moreno, que no tuvo la misma deferencia con sus antecesores en el PP andaluz que intentaron sin éxito su «sueño» de conquistar San Telmo (Gabino Puche, Javier Arenas y Teófila Martínez, Juan Ignacio Zoido, presentes en el acto) se verá arropado este viernes en su jura como presidente por Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría. Los dos, contra no pocos en el PP, le encomendaron en febrero de 2014 la presidencia del partido en Andalucía. Él dijo en unas primeras declaraciones que luego rectificó que si pasados seis años no era presidente de la Junta, se iría. Antes de cumplir los cinco lo ha conseguido.

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