Resacón electoral

El reparto de la Diputación no se hizo oficial hasta el viernes y confirmó que el PSOE volverá a tener mayoría absoluta porque ha doblado al PP en la comarca de Baza; algo que no sucedía desde la primera etapa de Antonio Martínez Caler (2003-2007). Un resultado malo el de los populares a nivel provincial que tampoco se ha visto compensado con un incremento de Ciudadanos para que se pudiera especular con la suma del bloque de derecha. Ambos partidos han estado muy por debajo de las expectativas que manejaban durante la campaña.

El PSOE gobernará previsiblemente seis de las ocho diputaciones andaluzas y la pugna por su control ha reactivado el pulso entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, que el lunes tuvieron un encuentro en Moncloa. Es cierto que Ferraz quiere tomar posiciones en las instituciones provinciales para ganar poder territorial. Internamente no ocultan que es una estrategia para preparar el abordaje en el caso de que la secretaria general andaluza se atrinchere en San Vicente; como parece que va a suceder.

El Ejército ha montado esta semana en Sevilla un puente flotante para unir Triana con San Telmo con motivo de la celebración del Día de las Fuerzas Armadas. Pero tender un puente de plata entre el barrio trianero del Tardón y Madrid es una empresa más complicada, incluso, para el regimiento de los pontoneros. Ha tenido Susana Díaz ofrecimientos de Ferraz y tendrá más.

El reglamento aprobado en el comité federal de febrero de 2018 permite a Ferraz intervenir, no sólo en la designación de los presidentes de las diputaciones, sino también en la elección de los propios diputados. Y Pedro Sánchez ya ha demostrado en la configuración de las listas que está dispuesto a aplicar el reglamento. En aquella reunión donde se aprobaron las normas internas, Susana Díaz y otros líderes autonómicos y provinciales se ausentaron justo cuando llegó el momento de aplaudir. Pero, según los asistentes, sí permaneció dentro el secretario del PSOE de Granada.

Pepe Entrena se ha movido con habilidad en los últimos tiempos, sin tener que elegir entre las dos lealtades. Granada fue la provincia andaluza que menos tensiones generó para la configuración de las candidaturas al Congreso y al Senado. Y eso fue así porque la dirección provincial negoció con Madrid, atendió las peticiones de Ferraz y, de esta forma, Entrena también pudo colocar a cambio a algunas de sus personas de confianza. Entrena está a salvo de la guerra interna que se va a desatar por el control de las diputaciones. «Tiene que estar tranquilo», dicen desde Ferraz. Renovará como presidente de la Diputación y tampoco tendrá demasiadas injerencias en la configuración de su grupo.

Ciudadanos se ha quedado muy lejos de sus expectativas en la capital; es algo que no ocultó la noche electoral el propio Luis Salvador. En resumidas cuentas, sus cábalas pasaban por sacar un voto más que el PP para imponerse en la negociación posterior.

Lejos de eso, Cs apenas ha subido un punto sobre 2015 y se mantiene en cuatro concejales, que permitirían una mayoría cómoda con el PSOE pero que requieren de los tres ediles de Vox para sumar con el PP. Proporcionalmente, Ciudadanos fue quien peor resultado sacó pero vuelve a ser determinante. Luis tiene que 'salvar' a Paco Cuenca o a Sebastián Pérez.

Esta semana no se ha producido ningún movimiento. El viernes, Paco Cuenca no había recibido ni la llamada de cortesía por la victoria electoral. Tampoco el PSOE tiene prisas por constituir una mesa de negociación y ha aprendido de la experiencia de 2015.

Fue una semana después de aquellos comicios cuando Luis Salvador compareció en la plaza del Carmen para anunciar que sólo pactaría con el PP si sacrificaba a José Torres Hurtado, un alcalde en «declive». «No queremos que nadie diga que Ciudadanos pondrá el alcalde de Granada, el que lo va a poner se llama Torres Hurtado», enfatizó. Al final, acabó facilitando la toma de posesión de Torres Hurtado un día antes del pleno de constitución. Al igual que el PSOE, es posible que también Luis Salvador haya aprendido de aquella experiencia.

El PP se agarra al discurso de Ciudadanos en campaña y recuerda que fue el propio Luis Salvador –sin la complicidad de la dirección regional de Ciudadanos, habría que añadir– quien promovió la reprobación de Paco Cuenca como alcalde en octubre de 2017. El socialista sigue imputado por un juzgado de Sevilla en un procedimiento que arrastra de su etapa como delegado y al que Juan Marín –actual vicepresidente de la Junta con el PP– siempre ha restado relevancia penal.

Y queda la tercera pata del hipotético tripartito de derecha: Vox. Que no pretende pronunciarse hasta el día de san Onofre. El 12 de junio.

Estas elecciones tuvieron la peculiaridad de las 18 listas que se presentaron a la alcaldía de la capital, aunque algunas formaciones ni siquiera reunieron los votos de los 27 miembros de la candidatura y su familia directa. Hay sensación tanto en el PP como en el PSOE de que el fraccionamiento ha podido limitar su resultado y las opciones de pactos. Y cuando se publique el escrutinio definitivo se podrá comprobar que así ha sido.

El PSOE se ha quedado a 2.695 votos del concejal número once, que le habría bastado para gobernar con Podemos IU. 'Vamos, Granada' obtuvo el domingo 2.627. De no haber ido esas papeletas a Paco Cuenca y terminar en la lista de Antonio Cambril, casi habrían bastado también para el cuarto concejal de la confluencia.

Sebastián Pérez también podría haber conseguido ocho representantes y acudir en otra posición a la negociación de no haber sido por los 3.396 votos arañados por el exconcejal Juan García Montero. Con la mitad (1.792), el PP se habría llevado el tercer concejal de Vox y con 3.104 el último de Podemos IU.

Le llaman fuego amigo. Y se entiende por qué dicen lo de fuego.