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Albaicín, un barrio en el que los recursos «no han fluido»
En las callejuelas del histórico enclave siguen los grafitis, las viviendas en ruinas, rincones históricos abandonados o cables que ensucian las vistas. Requiere un plan urbanístico, pero también actuaciones sociales que frenen su despoblación
Santiago Rodríguez Gimeno es un apasionado del Albaicín. Se dejó el alma –así lo dijo él mismo– en la confección del Plan Especial de Protección ... y Reforma Interior (PEPRI) del Albaicín de 1990, el que sigue siendo efectivo a la espera de que culmine la redacción del nuevo. 25 años después de aquel documento que resultó determinante para la Unesco, considera que los recursos «no han fluido de manera proporcional a las demandas del barrio». Incide en que la cultura «la crean las personas» y, sin ellas, el Albaicín perderá su valor.
En los últimos suspiros de los 80, el arquitecto empezó a trabajar en un plan que hubo quien entendió como una obligación para el Albaicín que aspiraba a ser Patrimonio Mundial; para otros no era más que un trámite que había que cumplir. Recuerda que le temblaron las piernas cuando el encargo se hizo efectivo: «Y no he dejado esa emoción hasta hoy». Eran muchos los problemas de un barrio sumido en el abandono profundo, «amenazado ante una transformación radical por un planteamiento previo que no entendía bien el barrio«.
El plan salió adelante en tiempo récord: recuerda que había 6.000 páginas y 40 planos «intensamente trabajados». El documento que fijaba el futuro del barrio estaba sobre la mesa... Luego, las administraciones tendrían que aplicarlo y revisarlo periódicamente. Aquí llegan los incumplimientos. «Es una cuestión de recursos, y los recursos (programas europeos, etc.) no han fluido de una manera proporcional a las demandas que tiene un lugar como este», opina Rodríguez Gimeno.
Considera que es un «momento crucial» para la confección del nuevo plan, que podría concluir en este mismo mandato. Entre las ideas para el barrio, menciona la accesibilidad, la puesta en valor de la Muralla Zirí, el paseo hasta Puerta Monaita, la actuación en el Cerro de San Miguel o una «profunda actuación de rehabilitación». Son sólo algunas de las recogidas en los últimos simposios del Centro Unesco de Andalucía.
Sobre la turistificación y la gentrificación, sentencia que «la cultura la crean las personas, y si las personas que la tienen desaparecen o no la transmiten, se pierde». Y es esa esencia lo que la Unesco valoró hace 25 años para hacer del Albaicín un barrio Patrimonio Mundial.
Coordinación
En 2007, el arquitecto dirigió la revisión del plan que coordinó hace treinta años. Y entre otras cuestiones, trataron de contactar con la Alhambra para emprender la senda hacia una gestión conjunta, funcional y financiera, de ambas 'colinas', que «se miran a los ojos todos los días». La Unesco las reconoce como un recinto patrimonial único, por lo que en varias ocasiones ha reiterado la necesidad de que tengan un único ente gestor. Ahora que Consistorio y Junta comparten colores «es una oportunidad extraordinaria y estamos obligados a arrimar el hombro».
Ángel Bañuelos, presidente del Centro Unesco de Andalucía, más que por un órgano de gestión único, aboga por una «gestión coordinada entre el Patronato de la Alhambra y la Agencia Albaicín, bajo el criterio de un único sitio declarado Patrimonio Mundial». La nueva dirección del Patronato de la Alhambra y el Generalife, con Rocío Díaz al frente, ha manifestado en varias ocasiones su compromiso por trabajar codo con codo con el barrio. La rehabilitación del Maristán, de los baños árabes de Hernando de Zafra o el Paseo de Romayla son algunos de los últimos movimientos.
Hacia una declaración amplia
El Ayuntamiento ha barajado en varias ocasiones y bajo distintas siglas políticas aumentar el perímetro patrimonial. Hace un año se hablaba de ampliar la declaración al Centro de la ciudad y a espacios concretos como la Abadía del Sacromonte. El nuevo equipo de gobierno ha manifestado su intención de anexionar el Sacromonte a la declaración de Albaicín, Alhambra y Generalife. El arquitecto coincide en que «hay que ir a una declaración amplia que incluya espacios integrados en el área del Plan Centro».
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