Patrimonio de Granada
Isabel la Católica estrena casa en el AlbaicínLa Fundación Carlos Ballesta adquiere en Bruselas un cuadro de principios del siglo XVI inspirado en el de Juan de Flandes que muestra a una reina más joven y poderosa
La historia del impresionante cuadro de Isabel la Católica que ya cuelga de las paredes de la Fundación Carlos Ballesta, en el barrio del Albaicín, comenzó hace quinientos años. Margarita de Austria, nuera de los Reyes Católicos y tía de Carlos I, fue gobernadora de los Países Bajos entre 1517 y 1530 –también entre 1507 y 1515–. Durante este periodo, ella o la Corona mandó hacer una serie de retratos de la familia real para su palacio de Malinas, en Bélgica. Entre ellos, uno de Isabel I de Castilla que, después de pasar por varias manos a lo largo de cinco siglos, acabó siendo subastado el mes pasado en Bruselas y adquirido por el cirujano y coleccionista granadino Carlos Ballesta. ¿Su destino?La casa morisca donde tiene la sede la fundación que lleva su nombre, el Carmen de Aben Humeya.
Estamos, según Ballesta, ante una obra de «enorme belleza y gran interés» por su origen y porque está inspirado en el lienzo realizado entre 1500 y 1504 por Juan de Flandes, pintor de la Corte, que siempre se ha considerado la reproducción más fiel de la Católica. Se ve a una Isabel envejecida y cuyo rostro refleja el dolor por la pérdida de tres de sus herederos, Juan, Isabel y Miguel de la Paz, el desequilibrio de su hija Juana y los padecimientos por el cáncer de útero, la causa de su muerte en 1504. «No sabemos quién lo hizo porque no aparece ninguna firma, pero por la datación y el estilo estamos ante un autor perteneciente a la Escuela de Brujas, en la primera mitad del XVI», explica Ballesta.
El óleo, con unas dimensiones de 68 centímetros de alto y 56 de ancho, se encuentra en perfectas condiciones de conservación –no requiere ningún tipo de restauración–. Mantiene su marco, posiblemente también del siglo XVI. Se ha colocado en el zaguán, el espacio principal de la Fundación Carlos Ballesta, junto al grabado de Felipe III de Francisco de Goya, el del Cardenal Cisneros de Eugenio Cajés y el de Carlos V de Pantoja de la Cruz. Una auténtica gozada.
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Este nuevo fondo, que será cedido junto a otras piezas para la gran muestra sobre Carlos V que será comisariada por los profesores Rafael López Guzmán y Francisco Sánchez Montes en 2026, ha sido ya estudiado por la directora de la Fundación Carlos Ballesta,María EsperanzaPérez Jiménez. «Aún nos quedan muchas cosas por investigar –aclara– pero sí hemos podido realizar un primer análisis». «Para entenderlo bien es básico el referente de Juan de Flandes, que sirve como base para esta versión».
Según María Esperanza Pérez, la producción de Juan de Flandes presenta una evolución. Sus comienzos y su trayectoria están vinculados a la Escuela de Brujas, que destaca por su naturalidad, minuciosidad y el predominio de las tonalidades claras. Sin embargo, Isabel la Católica destaca sobre un fondo oscuro «y se aprecia, fruto de la madurez, cierta relajación en el perfeccionismo, con una pincelada más suelta».
Se desconoce el autor, aunque por su estilo y datación podría corresponderse a un pintor de la Escuela de Brujas
Este es el modelo sobre el que trabaja el artista desconocido, que le imprime un carácter más personal.Las diferencias son más que interesantes. La principal es que pasamos de una Isabel más naturalista a otra más idealizada. Mantiene la posición corporal con un leve escorzo ladeado y la composición triangular. El rictus también está rejuvenecido.
Vestido rojo
El cambio más evidente es el color del vestido. «El negro representa la solemnidad, la austeridad y la tristeza, en este caso por todos los avatares de los últimos años de su vida, mientras que el rojo se relaciona con el poder y con su profunda devoción cristiana», comenta MaríaEsperanza Pérez. «Esto no una copia, sino una reinterpretación ideológica», matiza.
Conserva el cuello de su vestimenta en forma de caja, pero frente al cierre del escote en el de Juan de Flandes, en este sí presenta una ligerísima apertura que contribuye a esa pretensión de quitarle unos cuantos años a Isabel de Castilla.
Aunque la gran novedad es otra mucho más evidente. En el de Juan de Flandes la monarca, cuyos restos reposan en la Capilla Real de Granada, presenta el Toisón de Oro, una condecoración otorgada como reconocimiento al servicio de la Corona –ella era la propia Corona–, mientras que en el de la Fundación Carlos Ballesta está tocada con la Cruz de Santiago, el emblema de la fe, el coraje y la protección –su origen se remonta a los Caballeros de Santiago–. «Este es uno de los asuntos en los que tenemos que profundizar», asegura María Esperanza Pérez.
Poco se sabe de la vida de Juan de Flandes antes de su designación como pintor oficial. A partir de ahí sí hay muchos datos de su biografía. Recibió muchos encargos de importancia como el famoso políptico isabelino, un altar portátil compuesto por cuarenta y siete tablas. Aunque realmente ha pasado a la posteridad por plasmar con su pincel magistral la que está considerada como la imagen más fidedigna de Isabel la Católica.
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