Tormenta del Sahara

Además, los criterios para establecer la calidad universitaria no son las tablas de Moisés. Y pueden premiar algunos aspectos, para que nadie se duerma en los laureles, pero garantizando una financiación mínima a todas para subsistir. De ahí que no valga tampoco el argumento de que la UJA va a recibir el mismo dinero que en los últimos años, porque, quiera o no, tendrá más gastos, como el incremento salarial por ley de su plantilla. Si le dan lo mismo en realidad estará recibiendo menos.

El PSOE y el resto de la oposición han hecho presa en esto, como es lógico, igual que con la sorpresiva reflexión del consejero de Salud sobre la 'voxista' violencia intrafamiliar. Negar que existe una violencia de género, machista, hacia las mujeres por el hecho de ser mujeres es como negar la ley de la gravedad. Claro que existen otras, entre otras cosas porque si no las hubiera, nos podíamos ahorrar el Código Penal. Pero si se niega su especificidad, será imposible atajar sus causas.

La reflexión de Aguirre pareció un desliz, pero el que Feijóo abundara en ella suena a estrategia 'recogetodo', del centro hasta la extrema derecha, que tan bien le ha ido en Galicia.

La provincia de Jaén, principal comunicación por carretera entre el sur y el centro y el norte peninsulares, tiene como es normal su protagonismo en el paro de los transportistas, que es uno de los sectores más afectados –no el único– por el subidón de los combustibles. Protesta lógica y comprensible, pero no tanto en las formas usadas, no solo por la violencia ejercida por algunos sino también por convocar, e imponer, un paro indefinido, cuando muchos sectores económicos están aún recuperándose de la pandemia y pesa sobre todos la incertidumbre en torno a las consecuencias de Ucrania.

Vox alienta ese malestar, que tiene, no obstante, una base objetiva, y aprovecha además la debilidad del interregno 'popular'. Ahí están sus llamadas a tomar la calle y su anuncio de una «primavera caliente». El PP lo sabe y, salvo algún alcalde que al principio escenificó su apoyo al paro, opta por apretar al Gobierno para que tome medidas cuanto antes y calme las aguas. La lentitud de Sánchez para abaratar el combustible y la electricidad no se entiende, y la presión aumenta conforme otros países así lo implantan.

Y para que la tormenta fuera perfecta esta semana, Marruecos hace público el apoyo del presidente a su plan de soberanía y autonomía para el Sahara. La polvareda no es solo con su socio de Gobierno ni con sus socios parlamentarios, sino también con sus bases. Es verdad que esta propuesta ya la defendió Zapatero, que son 47 años de conflicto irresuelto y de saharauis viviendo en campos de refugiados, a lo que hay que añadir que el pragmatismo obliga a llevarse bien con el vecino estratégico, aunque el desgarro interno que ocasiona no entiende de barcos.

Aunque pueda parecer lo contrario, la moción de censura linarense está solo suspendida. Unos y otros han llegado tan lejos que no hay vuelta atrás. El PSOE ya se ha personado en el procedimiento judicial y el secretario general del Ayuntamiento ya tiene la constatación por escrito de que la sanción impuesta a Dani Campos en 2021 está cumplida. Les queda por resolver la situación del otro concejal en «circunstancia especiales» y no se descarta que en pleno previo se le reconozca la compatibilidad.

El resultado es aún incierto. Frente a la mayoría aritmética de PSOE, IU y CILU, el tiempo juega a favor de Ciudadanos, PP y Raúl Caro-Accino, el actual alcalde. Pero el socialista Javier Perales, que lleva meses nadando contracorriente, no está dispuesto a morir en la orilla. Una moción con muchas emociones todavía.