Las últimas 24 horas del pacto no escrito entre PP y Ciudadanos en Granada

Salvador siempre jugó con el aval de que en Madrid las direcciones de ambos partidos habían acordado facilitarle la alcaldía a Ciudadanos y que tenía la complicidad de Vox. Y ha sido eso lo que ha pesado más que un hipotético veto de los de Santiago Abascal a Sebastián Pérez, que fue negado por la diputada por Granada, Macarena Olona. No quería que la enemistad personal entre Pérez y Onofre Miralles se impusiera sobre la posible alianza del bloque de derecha.

Fue Olona quien promovió el viernes por la tarde el decálogo de medidas de regeneración democrática para apoyar una alternativa de gobierno. Y ese documento aceleró las conversaciones. Desde ese instante, la postura de Vox ha sido la misma: eran PP y Ciudadanos quienes debían acordar el nombre del futuro regidor.

Ahí quedó la negociación en la madrugada del sábado. Antes se había producido un movimiento clave que no ha trascendido. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, habló con Onofre Miralles. Desde ese momento, la intervención de Génova ha ido encaminada a facilitar la investidura de Luis Salvador. En principio, con la intención de salvar Jaén, que al final tendrá alcalde socialista.

Esta misma mañana, a primera hora, el PP de Granada no conocía la decisión de García Egea de primera mano. Además, la negativa a apoyar la candidatura de Salvador era firme. Por contra, la opción de alternar la alcaldía por dos años empezaba a cobrar fuerza como mal menor. Siempre, según fuentes populares. Porque lo que a la dirección de Vox en Madrid le han trasladado desde Génova es otra cosa.

Sobre las diez de la mañana el equipo de Sebastián Pérez ha empezado a llegar al hotel Meliá, donde el viernes estuvo reunido en la sexta planta. Ya habían sido conminados por Teodoro García Egea para actuar como no querían.

Luis Salvador ha dejado la sede de Ciudadanos sobre las once y media y se ha detenido sólo unos minutos en el Hotel Meliá de la calle Ganivet. Cuando ha llegado a la plaza del Carmen ha deslizado entrelíneas el desenlace: habría gobierno de cambio si todos «votaban bien». Porque hasta que se han contado las papeletas ha estado viva la opción de que algún concejal popular rompiese la disciplina de partido. También el propio Onofre Miralles, que ha mostrado a Luis Salvador su voto para no dejar lugar a dudas.

En ningún discurso se ha hablado de compartir la alcaldía. Ese compromiso verbal no está escrito. Ni siquiera verbalizado de manera expresa. Sebastián Pérez, que ha dejado el pleno al concluir sin hacer declaraciones, confía en que Génova ate los detalles con la dirección de Ciudadanos.

Tampoco está resuelta la participación de Vox en el tripartito. Luis Salvador ha negado que alguno de sus tres concejales vaya a ostentar una concejalía de gobierno, aunque participe del mismo. En definitiva, poco más que estar presente en las reuniones de los viernes. Esa puede ser la fórmula más sencilla. Pero Vox, que el viernes tarde estaba satisfecho con la 'fórmula andaluza', no quiere ahora permanecer de mero espectador. La dirección de Vox en Madrid reclama una concejalía del organigrama que está aún por definir.

Estas son las dudas. Lo único confirmado es que Luis Salvador es alcalde y que, en los próximos cuatro años, sólo podría apartalo una moción de censura. Gracias a los votos del PP. Como ha resumido un concejal popular al terminar la sesión a un familiar -y lo ha hecho en voz alta-: «Donde manda patrón…».