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«Cuido ancianos que renuncian a la Dependencia para cultivar marihuana en sus casas»
Lorena vive en el distrito Norte y, aunque no vive directamente de la droga, sí le da trabajo
Es difícil hablar con Lorena por teléfono. Se queda sin electricidad con tanta frecuencia que es habitual que lleve el móvil sin batería. Tampoco tiene ... nevera, porque con los cortes de electricidad se le estropea la comida. Vive al día. Ella es vecina de Norte de toda la vida. No cultiva marihuana, tampoco la contratan para regar –los llamados 'jardineros', que se encargan de las plantaciones– ni para vigilar los pisos destinados a esta droga. Ella trabaja 'colateralmente' gracias a la marihuana, porque cuida a jubilados que renuncian a la Ley de Dependencia para que no vayan los trabajadores sociales y así poder cultivar en sus casas. Conoce más de un caso de familias enteras que viven con lo que cultiva el abuelo o la abuela. «Echo algunas horas en casas del barrio, pero salgo adelante porque tengo amistades y también trabajo fuera de aquí; pero la gente de Norte tenemos muy difícil salir del barrio».
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Ella cuida sola de su hijo adolescente, sin ayuda del padre. Admite que las cosas serían más fáciles, pero insiste en que hay mucha buena gente en ese barrio y critica que las administraciones no ejerzan más control. «La Policía viene poco, sólo cuando hay un tiroteo grave, y la Junta no está haciendo nada pese a saber que se cultiva en muchas de las viviendas públicas», critica la mujer. «Hay gente que está ganando muchos millones de euros, no sólo los traficantes. Abogados que los representan y médicos que les están poniendo tetas a todas las gitanas del barrio», apunta la mujer. A pesar de esto, también señala que este cultivo ha cumplido otra misión. «La marihuana está quitando mucha hambre». En su caso, ella vive con las persianas de su casa bajadas, porque en el distrito hay mucho miedo a que les acusen de chivatos.
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