Las mujeres son mayoría en muchas disciplinas, sobre todo si compiten en iguales condiciones

La distribución, eso sí, varía mucho dependiendo de las carreras. Las hay muy feminizadas, como ocurre con las que heredan la tradición de los cuidados. En Educación Infantil, por ejemplo, nueve de cada diez personas matriculadas son mujeres. Ocho de cada diez también en Enfermería o Terapia Ocupacional. Sin embargo, nueve de cada diez enrolados en Ingeniería Informática son hombres, y las cifras no son mucho más elevadas en otras disciplinas científicas.

La vicerrectora cree que esto tiene que ver con «un estigma de que las mujeres 'sirven' para ciertas cosas» que hay que erradicar. «La socialización y la identidad histórica de la mujer ha estado más vinculada a otras cuestiones», y pone como ejemplo que hasta hace alrededor de medio siglo una mujer no podía siquiera patentar un invento propio. Para luchar contra ello, en la UGR se han puesto en marcha «campus inclusivos» y otros proyectos con alumnos de institutos de Secundaria y Bachillerato para fomentar vocaciones científicas. «Ponemos también el foco en dar herramientas a los hombres para que se incorporen a carreras feminizadas, no sólo en empoderar a las mujeres científicas».

Los datos muestran también a las claras que, cuando a ellas se les permite «competir en igualdad», como explica Margarita Sánchez, «los resultados suelen ser mejores». Una opinión con la que coincide Ascensión Serrano, responsable de Igualdad en Granada del sindicato de funcionarios públicos CSIF, que considera que hace falta «mayor movimiento y voluntad política» para que la igualdad recogida en los textos legales sea un realidad. «Las cosas no se pueden hacer sólo por imperativo legal y parece que la gente no se termina de creer medidas como los planes de igualdad en las empresas».

Los buenos resultados se dejan notar también en algunas de las oposiciones más duras que hay en España, como ocurre en el caso de la judicatura. En Andalucía había en activo al cierre de 2019 un total de 497 juezas por 469 magistrados. Es decir, ellas son un 6% más. Otro rasgo interesante es, además, que son más jóvenes, lo que apunta a un proceso reciente de incorporación. La edad media de las magistradas fue de 46,5 años, mientras que entre sus compañeros se elevaba hasta los 51,4 años.