Salvador resiste al frente de un gobierno municipal de dos concejales

«Hace dos años se celebraron elecciones municipales en las que hubo 14 concejales del centro derecha y 13 de izquierda. Nuestro candidato no reunió los votos y se acordó que el alcalde fuera Salvador», inició. «En el último mes la circunstancias han cambiado por dos motivos: las declaraciones del portavoz municipal de Cs y la salida de Sebastián Pérez (expresidente provincial del PP y candidato a la Alcaldía en las elecciones municipales). Esto hace que cambie la hoja de ruta y que el PP aspire al gobierno. En ese día, pedimos al alcalde que diera un pase al lado y posibilitara que al frente de la alcaldía hubiera un alcalde del PP», continuó Rodríguez, quien enfatizó que el PP «ha sido paciente».

Enseguida, a las 9.45 horas, vino la primera explosión: «Hoy los concejales van a renunciar a sus competencias y van a abandonar el equipo de gobierno. Es una decisión muy dura, pero la ciudad no merece un alcalde que actúa a las espaldas. Está permitiendo una situación de agonía que no se puede permitir. Solo hay dos opciones, atrincherarse como está haciendo o convocar un pleno de investidura. Una ciudad no se puede gobernar con un alcalde y tres concejales». Para entonces, Rodríguez desconocía lo que iba a suceder más tarde en el seno del grupo municipal de Ciudadanos. O no quiso anticiparlo.

El dirigente popular dio gracias a los concejales de su partido, «que han hecho una labor magnífica de gestión y han echado el resto durante la pandemia. Son las personas más generosas de la ciudad. Han dado un paso al lado siempre pensando en lo mejor para los granadinos. La ciudad no se merece seguir así ni un día más. Este es el único camino para propiciar una alternancia. Estoy convencido de que estos concejales van a volver muy pronto, pero con un alcalde del PP. Salvador tiene que reflexionar».

Francisco Rodríguez esgrimió los números para reclamar el sillón de alcaldía para su formación y al mismo tiempo anticipó la segunda explosión de la jornada: «Tenemos el doble de concejales que él. Salvador es alcalde de Cs pero en su propio grupo está en tela de juicio. Ahora tendrá que entenderse para que haya un gobierno que actúe para la ciudad». Y dejó otra pista de hacía dónde se dirigía la mecha: «(Salvador) no puede dirigir la ciudad solo. No tiene el respaldo de nadie. No quiero ser drástico. ¿Algunos permanecerían en el puesto de esta manera?».

El presidente popular dejó entrever qué esperan desde su partido al señalar que «hasta que no se convoque el pleno de investidura, no se puede hablar de otros escenarios». Es decir, el PP esperaba que el alcalde diese su brazo a torcer y dimitiese. Y echó mano del pasado: «Salvador ya cometió un error gravísimo cuando puso a Cuenca y espero que no cometa el mismo error otra vez. No tendría ningún sentido», señaló en referencia al apoyo de Cs al grupo del PSOE tras la dimisión del popular José Torres Hurtado después de la Operación Nazarí.

Rodríguez aseguró que «la ciudad queda paralizada» y que hay «otra cuestión abierta», la postura de su antecesor en el cargo: «Sebastián Pérez dijo que si no se iba, lo expulsaría. Salvador no depende de sí mismo». Y terminó con una referencia indirecta al quid de esta cuestión, el famoso '2+2': «Tiene que ser consciente de que cuando uno gana con mayoría absoluta, puede gobernar cuatro años. Pero si no...».

En apenas 20 minutos de intervención, el gobierno local de Granada saltó por los aires. Pero aún tendrían que suceder más cosas.

Solo dos horas después compareció en la sala de prensa del Ayuntamiento de Granada el concejal Manuel Olivares. Nueva explosión. El portavoz municipal de Ciudadanos y edil de Empleo, Emprendimiento y Turismo anunció que tanto él como su compañera Lucía Garrido, responsables de Cultura, abandonaban también el equipo de gobierno. Y que en su caso dejaba la disciplina de Ciudadanos y presentaba su baja como militante del partido. Ambos pasan al grupo de concejales no adscritos, donde también se encuentra el expopular Sebastián Pérez.

Olivares cogió el argumento empleado por el alcalde Salvador hace unos días, cuando se calificó a sí mismo como «un espartano». «Esto no es Esparta, es Granada y, por tanto, a lo mejor legalmente se puede hacer, pero moralmente y éticamente no tiene ningún sentido seguir», indicó, para dejar claro que «es inviable llevar una ciudad con un alcalde y un concejal». «La mejor solución es que dé un paso al lado y podamos gobernar con un proyecto que está sobre la mesa. Tenemos un presupuesto, el PGOU, el plan de turismo, el plan Alhambra, la deuda bajando... Se está haciendo un esfuerzo enorme. Espero que no se pierda porque entre otro gobierno o se intente aferrar al gobierno. Todo se soluciona con un gesto de generosidad», explicó, dando casi a entender que su sintonía con el PP se mantendría si Luis Salvador dejaba la alcaldía.

No obstante, su marcha de Cs no hunde sus raíces en el asunto municipal, por lo que vino a decir al apuntar que se debe al giro «hacia un apoyo al sanchismo» que, considera, ha dado la dirección nacional naranja en los últimos tiempos. El 'salvadorismo' no parece ser el motivo de su renuncia a la militancia. «He compartido esto con el consejo general y no he sido escuchado», justificó.

Por su parte, su compañera Lucía Garrido defendió que lleva desde los 17 años «luchando por la Cultura» y que esa es su única motivación. «No voy a estar en el sillón por estar en un sillón. Yo no lo necesito», remarcó. A su juicio, en gobierno en minoría no deber seguir adelante. «No se puede», dijo.

A mediodía ya se habían caído del caballo de la Plaza del Carmen nueve concejales del equipo de gobierno de los once que quedaron tras la renuncia de Sebastián Pérez. Restaba por conocerse la postura del alcalde Luis Salvador y del concejal de Derechos Sociales, José Antonio Huertas, que tiene rango de teniente de alcalde. Tras una introducción inicial, con vídeos de mensajes de dirigentes andaluces como el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, o la presidenta nacional de su partido, Inés Arrimadas, el alcalde granadino dejó claro que no va a ceder a las presiones del PP y de sus dos ya excompañeros y que se mantendrá en su posición, seguir siendo regidor de la ciudad.

Anunció que esta misma tarde iba a convocar a coordinadores de áreas, directores y directivos municipales para abordar mañana la situación en que queda el Consistorio. Reconoció la situación de dificultad, pero recordó que «los alcaldes tienen muchas posibilidades para garantizar que las cosas funcionen bien». Hizo alusión incluso a un país europeo que estuvo sin gobierno un año y que no pasó nada. Se refería a Bélgica. «Que nadie diga que va a haber mil problemas. Aquí va a haber gobierno y trabajadores con responsabilidades», subrayó.

Dijo que va a abrir conversaciones con el resto de grupos municipales en los próximos días y que no quiere un «teatro», por lo que las reuniones serán «discretas». Eso sí, de estos encuentros ha excluido a los tres ediles que, en estos momentos, conforman el grupo de no adscritos: Sebastián Pérez, Manuel Olivares y Lucía Garrido. «Por motivos propios, hablaré con sus grupos», ironizó.

Salvador habló también de las conversaciones que ha mantenido con el PP estos días atrás. Le pidieron que diera un paso al lado con la justificación de que «Sebastián iba a poner una moción (de censura)». «Dije que no me preocupaba para nada porque está el pacto antitransfuguismo, que se aplica a escala nacional y tengo constancia de que el PSOE no se lo va a saltar. Cuando les dije que no habría problema, vi que no les gustaba y me dio a pensar que era una excusa», detalló.

Su postura es inamovible. A su juicio, la «inestabilidad» de gobierno la podría generar precisamente que «hiciera lo que me estaban pidiendo». «Si no hay garantías con Pérez ni con Vox, ¿qué garantías había de que saliera la operación? La opción que ellos planteaban está llena de interrogantes», entiende.

Salvador recordó que en el pleno de investidura le votaron «14 de los 27 concejales eligieron al alcalde con voto secreto en la urna de los Caballeros XIV, y eso no dura lo que quiera el que lo ha votado, sino el mandato». «No podemos legitimar la democracia según nos interese, en función de la intención de votos. Soy el alcalde de Granada, de una coalición de gobierno en la que uno de sus socios decide romper para chantajear y presionar. ¿Qué hace el PP yéndose en un momento en el que van a empezar comisiones, juntas de distrito y pleno?», cuestionó.

En ese punto hizo un repaso a la trayectoria de los dos últimos años de gobierno. «Hemos gobernado nueve meses normales, de los que seis fueron para poner el Ayuntamiento en orden y luego vino la pandemia en el mes de marzo. Las relaciones personales siempre han sido muy buenas, lo digo globalmente. Todo ha funcionado bien. Después llegó la pandemia. El cierre de la actividad ha fomentado la destrucción de empleos. Saben lo que ha afectado a la ciudad. En un momento de incremento de las desigualdades, con el paro en 27,85% en Granada, dicen que pare la maquinaria del Ayuntamiento. Podemos perder los fondos europeos. Nunca en la historia un partido había cometido tal irresponsabilidad como el PP», criticó con dureza, al tiempo que pedía respeto para Ciudadanos, «que garantiza la estabilidad en 200 municipios de toda España y dos comunidades autónomas».

Pese a todo considera que el PP «tiene tiempo para reflexionar». «Yo lo voy a hacer. Nunca he cometido excentricidades. Soy de sentido común, pero cuando creen que pueden volcar la voluntad de un partido y un ayuntamiento, tengo la experiencia para que eso no pase », advirtió.

Tuvo palabras duras para sus excompañeros Olivares y Garrido. Ahí corrió la trastienda de la cortina y sacó pecho por su condición de funcionario de carrera que, a su juicio, refuerza la condición de «vocación» de su trayectoria política, ya puede volver a su trabajo cuando lo desee. En otras palabras, vino a señalar que él no se aferra a un sillón como sí considera que lo hacen otros. El dardo iba claramente destinado a Manuel Olivares, a quien afeó su cercanía a Fran Hervías (ex dirigente de Ciudadanos que dirigió las negociaciones para el pacto entre populares y naranjas y que recientemente ha protagonizado un trasvase al PP, partido al que se ha afiliado). Según dijo, Olivares «lleva meses trabajando en la estrategia» para echarle de la Alcaldía.

Sobre la exedil de Cultura, desveló que le consta «que la han presionado». Admitió que ha tratado de contactar con ella a través de otra persona para recordarle que si el grupo perdía dos miembros, «mandaba a dos personas al desempleo», en referencia a los asesores con los que cuenta el grupo municipal. «La ha venido a visitar su ego. Solo digo una cosa. Las personas, o rectifican pronto o la mancha les va a acompañar toda la vida», concluyó.