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Un Granada amedrentado
Derrota de los rojiblancos en Getafe tras una mala primera parte que lastra la intentona posterior de remontada
Rafael Lamelas
GETAFE. Enviado especial
Viernes, 1 de noviembre 2019, 02:10
En la noche de los sustos, el Granada sufrió un desvelo en Getafe. Se amedrentó como nunca, desnaturalizado desde su alineación. Cuando quiso reaccionar, ... ya era tarde. Diego Martínez, planificando una semana con tres compromisos, confió en que algunos de los menos habituales dieran el callo en el foso madrileño y no le salió bien de inicio. El equipo llegó con el traje de líder mancillado en los días previos por el impulso de los clubes grandes y se marchó del Coliseum con un impostado disfraz de momia hecho jirones. Los rojiblancos trataron de armarse con un sistema de tres centrales con el que han cerrado algunos encuentros y que ha tenido sesiones de ensayo en los entrenamientos, pero que jamás había sido chequeado en el arranque de un duelo. El test de fuerza llegó ante un rival que no hace prisioneros. El Geta no rehuye la gresca, adora un cortocircuito y saca petróleo de cualquier error ajeno. Un conjunto iracundo y con caparazón que se puso 2-0 antes del descanso, dejando un panorama inquietante para los forasteros. Tras el reposo, el Granada recuperó las constantes vitales con un dibujo más natural y la presencia de Puertas y Quini, pero la respuesta ante el gol llegó algo tarde. Con la diferencia aminorada, llegó una falta directa de Timor para enterrar las esperanzas nazaríes.
Getafe
David Soria, Damián (Timor, m.68), Djené, Cabrera (Etxeita, m.46), Nyom; Jason (Portillo, m.77), Maksimovic, Arambarri, Cucurella, Ángel y Jaime Mata.
3
-
1
Granada CF
Rui Silva; Domingos Duarte (Quini, m.46), Germán Sánchez, Jose Antonio Martinez, Víctor Díaz, Koybasy (Puertas, m.46); Gonalons, Eteki (Azeez, m.68), Machís, Adrián Ramos; y Soldado.
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GOLES 1-0, m.35: Ángel; 2-0, m.41: Arambarri; 2-1, m.74: Puertas; 3-1, m.89: Timor.
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ÁRBITRO González González (colegio castellano-leonés). Amonestó a los locales Damián, Ángel, David Soria, Etxeita y Arambarri así como a los visitantes Duarte, Gonalons, Germán, Soldado y Azeez.
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INCIDENCIAS Partido de Liga disputado en el Coliseum Alfonso Pérez ante 10.227 espectadores (cifra oficial).
Suena a sacrilegio, pero habrá algunos que, por una vez, pongan en duda el plan del entrenador. Todo porque le salió mal, no porque no se hubiera probado, aunque con otros actores. El gallego había dado pistas de que retocaría su esquema y que daría un voto de confianza a futbolistas de poco o nulo vuelo hasta la fecha. Sumar jugadores a la causa se convierte en su cruzada personal porque sabe que el camino es largo y bacheado. Ampliar el repertorio táctico supone otra de sus fijaciones. Al 'chamán' le gusta que su conjunto mute durante los partidos, aunque siempre había sido más remiso a garabatear otras apuestas al principio. Ante los dos verticales puntas del Getafe arreció con una zaga de tres centrales que ni mucho menos fue lo que provocó la debacle. El problema concreto en los tantos locales estuvo en sendos errores de concentración que resultaron extraños en una escuadra siempre tan atenta como esta.
En lo que sí se deformó el equipo fue en su versión ofensiva. Revueltos Soldado, Adrián Ramos y Machís, apenas encontraron entendimiento, a veces superpuestos, y no atravesaron la cancela de David Soria con intenciones dañinas. Por fuera, Víctor Díaz tuvo faena combatiendo a Cucurella. Por el otro lado debutó Köybasi, voluntarioso pero impreciso, endeble en un choque para piernas duras, perdedor en casi todas las pugnas. El peor escenario para un debut.
Logra el Getafe aislar a sus enemigos propiciando un juego inconexo, de interrupción frecuente, con un maquiavélico reparto de las faltas, siempre al límite de la violencia. Para ciertos aficionados, los de enfrente casi siempre, representa el antifútbol, la cicatería. Para la hinchada local todo aparece como el paraíso terrenal, disfrutando no sólo de las permanencias en Primera, sino de un paseo por Europa en esta campaña. Imbuido el público de la tensión que trasladan los suyos, cada pugna les parece una fiesta, enamorado el gentío de un José Bordalás que ha refinado su imagen y conservado, hasta la perfección, su propuesta hostil. Intensidad en cada parcela, rapidez en las salidas, también algo de talento individual entre tantas patadas y dos puntas arrolladores, vigorosos y con gol. Cada desliz del adversario, una invitación al saqueo.
A los 20 minutos, el Getafe ya capitalizaba el protagonismo. Protestas, entradas duras (como una de Ángel a Víctor Díaz que bien puso ser roja y se quedó en amarilla) y algún remate esporádico con el que ir dejando su carta de presentación. Un cuadro radioactivo que fue intoxicando el ambiente, encantado en situaciones de crispación. El Granada seguía descodificando sus modificaciones hasta que recibió el primer mamporro. Köybasi sacó de banda hacia Soldado y este quiso conectar rápido con Eteki. Arambarri, un centrocampista de cuerpo entero, robó el balón e hizo sonar la corneta. Ángel tocó para Maksimovic y la rueda giró con vértigo cuando arrancó Cucurella, un Hermes con botas. Se deslizó hasta el área y dejó el final para un rematador en vena como Ángel. Burló a Rui Silva por debajo de las piernas, sin sotana que le protegiera.
No había dobleces en el Getafe, con su formación tipo y sin vulnerar su ideario. Que algo no carburaba en el Granada se vio de inmediato, en la defensa del primer córner de la cita. A pesar de conocer de sobra la fortaleza local a balón parado, los rojiblancos encontraron una Némesis. Tras un movimiento de aclarado en el área, Arambarri entró en carrera desde atrás para rematar sin estorbos. Una desatención impropia de los de Diego Martínez. Hubo una amago de levantarse antes del entreacto, con Yan Eteki buscando soluciones con un tiro lejano, pero la transformación llegó en la pausa.
Despojado de la indumentaria inusual, el Granada se rearmó con un 4-4-2, pero sobre todo invocó el optimismo de Puertas, siempre dispuesto a despejar la maleza. En un puñado de minutos el equipo ya dejó mejor sensación ofensiva que en todo el acto precedente. Con Machís en su adorada banda izquierda y el almeriense con el reto apasionante de desbordar a Nyom, el equipo se aproximó a la determinación que le caracteriza. Cada infracción permitió arañar tiempo a un Geta con altas dosis de teatralidad cuando el golpe lo recibía alguno de sus futbolistas. Hasta el propio Nyom se ha contagiado de la exageración en el lamento. Los rifirrafes se sucedían sin solución de continuidad y evitaban emboscadas. Soldado, febril, cayó en esa trampa y Diego Martínez buscó más vigor en la medular con Azeez por Eteki. Pronto el nigeriano hizo restallar el látigo, aunque fue Puertas el que indagó con más ahínco en busca de la diana. La encontró al final en un secuencia magnífica de los nazaríes. Gonalons usó la mira telescópica para cambiar la orientación en busca de Machís y este hizo un golpeo combado al sector crítico para que Ramos se lanzara en plancha. Soria reaccionó al remate pero no pudo cerrar el espacio para la culminación de Puertas.
Con 2-1 y más de un cuarto de hora por delante, asomó alguna duda en el Getafe. Estuvo cerca un empalme de Azeez en la salida de un córner. En medio de la incertidumbre, llegó una falta que desbarató el impulso rojiblanco. Timor, que había ingresado en el último turno, pidió lanzar y ajustó el disparo como si manejara un láser. Ya dio igual que el árbitro añadiera seis minutos. El Granada menos Granada de todo el curso, y de toda la etapa de Diego, no pudo rectificar su horroroso inicio. Le habrá compensado alguna rotación si el domingo, con la Real en casa, obtiene algo.
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