«No hay un tratamiento único para paliar los síntomas persistentes»
Este joven investigador ha publicado un estudio sobre los efectos a largo plazo del covid-19 basado en datos de hospitales andaluces
Sergio González Hueso
Granada
Domingo, 23 de enero 2022, 23:49
Mario Rivera es médico residente de último año de Medicina Preventiva y Salud Pública en elhospital Clínico San Cecilio. A pesar de su juventud, ha ... publicado 45 artículos científicos. Además, forma parte de dos grupos oficiales de investigación y colabora como docente en el departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Granada (UGR). Rivera, que fue galardonado como mejor MIR de Andalucíael año pasado, ha presentado recientemente una investigación que ha coordinado con profesionales de distintos centros andaluces. El tema del estudio: las secuelas que les quedan a los pacientes que se contagian de covid-19.
–¿Cuándo podemos hablar de secuelas covid y cuándo de covid persistente?
–No existe una clara diferencia entre covid persistente y secuelas, con definiciones concretas proporcionadas por organismos reconocidos, por lo que los estudios tienden a mezclar ambas definiciones. En general, se habla de covid persistente (Long-covid) cuando los síntomas que se iniciaron con la infección por SARS-CoV-2 confirmada se mantienen más allá de los 3 meses. El término «secuela» es mucho más difícil de valorar, puesto que requeriría de dos condiciones: 1) demostrar que el síntoma está causado por el covid-19 (muchas veces se debe a la hospitalización, a los tratamientos, o a condiciones de salud independientes de la covid-19), y 2) habitualmente hace referencia a una condición irreversible o que no permite al paciente volver a su estado previo de salud. Por tanto, en general, preferimos hablar de síntomas persistentes de covid-19 para ambos casos.
– ¿Cuál es el horizonte de recuperación para una persona a la que le han quedado secuelas?
–Esto es muy variable, pues depende del paciente (estado de salud previo, enfermedades concomitantes, edad, etc.), de la infección (variante que ha causado la infección, gravedad del cuadro, necesidad de hospitalización o cuidados intensivos,) y del síntoma, puesto que algunos se recuperan con mayor facilidad y rapidez que otros. Sin embargo, podemos enviar un mensaje optimista basado en los estudios a largo plazo más recientes: la mayoría de los síntomas persistentes asociados a la covid-19 se resuelven o disminuyen de forma sustancial a lo largo del tiempo. Concretamente, a partir de los 6 meses tras la infección, la mayoría de dichos síntomas vuelven a su estado previo a la infección. El problema es saber identificar aquellos que no se resuelven y encontrar estrategias de tratamiento adecuadas para ellos.
«La mayoría de los síntomas persistentes se resuelven o disminuyen de forma sustancial a lo largo del tiempo»
–¿Cuáles son los síntomas más frecuentes que suelen encontrarse en pacientes con secuelas covid?
–En nuestro estudio, realizado desde los servicios de Medicina Preventiva y Salud Pública de varios hospitales andaluces, observamos que los síntomas persistentes más frecuentes son la dificultad respiratoria (disnea), la tos persistente, el cansancio (fatiga) y el dolor musculoesquelético, entre una amplísima variedad de síntomas posibles. Sin embargo, estos síntomas son muy frecuentes en la población general tras otras infecciones o enfermedades. En un estudio más reciente, hemos visto que los síntomas más específicos de covid-19 son la ansiedad, el deterioro cognitivo en personas mayores, y la confusión o despistes no previamente existentes.
–¿Existe un perfil tipo?
–Para nada. Este es el principal problema de la covid persistente de cara a la prevención. Puede que una persona joven y que padezca la infección de forma leve tenga algún síntoma persistente durante varios meses, y que una persona mayor que requiera hospitalización esté completamente recuperada en cuestión de días. Los esfuerzos de los investigadores se centran en reconocer algunos perfiles muy específicos para síntomas concretos, con la idea de poder prevenirlos o tratarlos desde el inicio, pero la realidad es que dichos perfiles se desconocen.
–¿Desde cuándo se considera una enfermedad el covid persistente?
–No sabría contestar a esta pregunta. Lo cierto es que desde finales del año 2020, cuando ya habían pasado suficientes meses desde la primera onda epidémica, se empezaron a publicar los primeros estudios que abordaban este problema. Sin embargo, hasta diciembre de 2021 no se realizó una definición precisa de esta enfermedad y sus síntomas, respaldada por la Organización Mundial de la Salud. Está disponible en la revista Lancet Infectious Diseases.
– ¿Cómo se trata esta enfermedad?
–Si queremos considerar la covid persistente como una «enfermedad única», de lo que tengo mis dudas, lo cierto es que es tremendamente variable. Por tanto, no existe un tratamiento único efectivo para paliar los síntomas persistentes tras el covid-19. Su abordaje se debe individualizar de acuerdo con la sintomatología y con las características de cada individuo. Hay estudios que demuestran que muchos de estos síntomas (ansiedad, debilidad muscular, fatiga, dificultad respiratoria, etc.), se perpetúan por la falta de ejercicio físico derivado de la sensación de incapacidad para realizarlo. Sin embargo, pequeños esfuerzos crecientes para tratar de recuperar la actividad previa han demostrado mejorar sustancialmente esta sintomatología. Si los síntomas son incapacitantes o de elevada gravedad se debe consultar con el médico de Atención Primaria para tratar de encontrar una solución terapéutica adecuada.
– ¿Qué queda por saber de los efectos del covid en el organismo?
–Aún queda mucho por saber. La ciencia no avanza tan rápidamente como la pandemia, pero estamos dando pasos hacia un mejor conocimiento y abordaje de los síntomas persistentes. Descubrir cuáles se resuelven con el tiempo, cuáles con actividad física y tratamiento no farmacológico y cuáles requieren un tratamiento específico desde el inicio, sería muy relevante.
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