La sequía lastra la producción, deja sin alimento al ganado y augura subida de precios en Granada
La falta de lluvia y la especulación ante la previsión de cosechas cortas amenaza con elevar la cotización de productos quese han disparado un 30% en el último año
Llenar el carro del supermercado cuesta un 18,3% más en Granada, que se sitúa en el 'top ten' de las provincias de todo el ... país en las que más han subido los alimentos en el último año. Lo dice el dato del IPC del último mes de marzo y más allá de la estadística oficial lo constatan los granadinos que últimamente salen del supermercado con la sensación de haber comprado toda la fruta a precio de mango de avión. Si las familias con dos sueldos se asustan del precio de los productos frescos, la situación llega a ser dramática para las más vulnerables.
La grave sequía ha empeorado la diabólica espiral de incremento de costes de producción desatada por la crisis de la guerra de Ucrania, con los fertilizantes, los carburantes y el resto de insumos disparados y las perspectivas de descenso general de producción para las próximas cosechas por la falta de agua no pintan un escenario optimista para que se contengan los precios, sino al contrario.
Los cultivos de secano agonizan: un estudio de COAG ha advertido que, si no llueve, ya se pueden dar por perdidos el 80% de los cereales del país. La producción del olivar andaluz ha caído a la mitad y las reducciones de riego amenazan con mermar los frutales. A nivel nacional, todos los actores de la cadena agroalimentaria reconocen ya que esta situación incrementará aún más los precios de los alimentos y tensionará la cotización de los que precisamente más han subido en el último año, como el aceite (32%), la leche (31%) o las legumbres (28%), que el Gobierno incluyó en la rebaja del IVA.
Y la provincia de Granada va a contribuir, sin duda, a que los precios se mantengan al alza, porque los problemas de falta de agua van a impactar aún más en las principales producciones agroalimentarias desde el olivar, hasta los subtropicales, pasando por los frutales, la almendra, el espárrago o los cereales, que directamente se han quedado sin cosecha en este 2023.
El aceite
En olivar, la lluvia de este próximo mes va a ser determinante para favorecer o no el crecimiento de la trama y sentenciar la próxima campaña, pero el sector teme que volverá a ser mala y corta. Otra vez. «Como no caigan en mayo entre 50 y 100 litros de agua en Granada, apenas habrá cosecha», sentencia rotundo el representante de Aceite de oliva de Cooperativas Agroalimentarias de Granada, Rafael Almirón. En este escenario de malas previsiones los precios del aceite se mantienen en máximos históricos, hasta seis euros el litro del virgen extra –dos euros más que el año pasado– mientras que en lineal estas cantidades se superan y llegan hasta ocho euros y medio y nueve en la máxima categoría, en función de las marcas.
«Lo peor es que la merma de producción ha sido tanta que por más que el precio suba en origen el agricultor no ve rentabilidad mientras que el consumidor se lleva la peor parte porque el aceite no va a bajar a corto plazo», lamenta el responsable del sector del Aceite de oliva de Cooperativas Agroalimentarias de Granada.
Y a nadie se le escapa que, en este escenario, los grandes operadores del sector –tanto empresas comercializadoras de aceite como intermediarios– están acopiando y aguantando sin vender, conscientes de que si no llueve, el año que viene faltará aceite y costará aún más. «Todo el mundo está sentado, esperando, menos las cooperativas que vendemos mensualmente y no especulamos», constata Almirón.
Los subtropicales de la Costa Tropical no están mucho mejor que el aceite. De hecho tras una pasada mala cosecha con un descenso del 30% de la producción por la falta de agua y la calima, que mantuvo lo precios al alza, la situación tiene visos de agravarse en esta próxima campaña. La floración del aguacate es fabulosa a día de hoy, sin embargo los dos mil productores de subtropicales saben que si no llueve, en cuanto llegue el verano y los árboles empiecen a demandar el agua que no pueden darle, se irán al traste todas sus esperanzas.
Punto de inflexión
De hecho, han llegado a un punto de inflexión en el que se están talando fincas para salvar al menos los árboles, según cuenta Juan Camacho, vocal de subtropicales de COAG, que calcula se sacrificarán parte de los árboles en cinco mil hectáreas de la margen derecha del Guadalfeo, en Almuñécar, La Herradura, Otívar y Jete, como medida desesperada para que las plantas se mantengan vivas, con una necesidad hídrica mínima, de manera que dentro de dos o tres años puedan volver a dar frutos. «Si llegamos a este punto, la producción caerá en picado y los precios del aguacate nacional, que ya se situaron en tres euros de media en origen la pasada campaña se van a disparar. Estaremos en manos de la importación», esgrime desolado.
De norte a sur
Las hortalizas de los invernaderos de la Costa Tropical están a salvo, pero en la zona Norte, Zafarraya o La Alpujarra los productores de verano están plantando menos ante falta de agua y los campos de cereales de la zona norte son un desierto.
Sin cereales locales, los ganaderos dependen de la importación y ya tienen graves problemas para suministrar alimentos, no es que los compren caros, es que ni siquiera los encuentran si no son clientes habituales o tenían atados contratos. «Los operadores saben que no hay producción ni en Castilla La Mancha, ni en Extremadura, en Granada no se va a recoger absolutamente nada ya y los almacenes no están vendiendo. Es especulación pura, la situación para alimentar al ganado es imposible», esgrime Miguel Monferrer, secretario general de COAG Granada.
El problemón de la falta de agua, que tiene arrasados los pastos para alimentar a los animales, y la falta de cereales para la ganadería obliga a comprar pienso que encarece aún más los costes y está haciendo subir la carne, la leche o los quesos. Igualmente el impacto de la sequía se está viendo ahora mismo en el espárrago, donde la producción ha caído un 30% y «cuando haya que regar con agua limitada se adelantará el fin de la campaña».
«La distribución dependerá de las importaciones de terceros países y pronto nos encontraremos que el manojo de 1,95 euros en el lineal pasará a costar cuatro euros», analiza el secretario general de UPA Granada, Nicolás Chica.
«Que los precios suban en origen sirve siempre y cuando se estabilicen los costes de producción pero no está siendo así. El campo no ve la rentabilidad, es menor que la que tenía hace cinco años, mientras los consumidores están pagando», apunta. En su opinión, la falta de lluvia está favoreciendo que se realicen operaciones especulativas, lo que contribuye a mantener la espiral inflacionista. «La distribución establece precios basándose en la situación económica y las divergencias entre la oferta y la demanda y se aprovechan. No me cabe la menor duda de que vamos a ver más subidas en los alimentos», constata Chica, que insiste en que se están haciendo «grandes operaciones en previsión de lo que pueda venir» en aceite o cereales. «La entrada del año que viene va a ser raquítica y el que tenga el aceite, fija el precio», evidencia.
Desde las asociaciones de consumidores ratifican su preocupación por la tendencia al alza de los precios de los alimentos. «La situación de la subida de la luz, combustibles y la sequía da los argumentos para encarecer precios pero después la subida que se produce es superior y no proporcional. Nos piden a los consumidores comprensión y nos cuelan precios más elevados sin que encontremos controles de la administración para destapar las mentiras», concluye Rubén Sánchez, portavoz de Facua.
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