El profesor denunciado por presunto acoso en la UGR: «Es todo una sarta de injurias»
Admite que el proceso que está viviendo «es un regalo amargo que no esperaba después de 39 años en la función pública docente»
andrea g. parra
Granada
Sábado, 6 de abril 2019, 00:09
La entrevista tiene lugar en el despacho de su abogado. Comienza la grabación y lo primero que contesta, al ser preguntado sobre cómo está viviendo ... esta situación es: «Para un docente con 39 años de ejercicio en la función pública no es nada agradable el que se me esté sometiendo a un proceso basado fundamentalmente en la mentira y que lógicamente me afecta, no solo profesionalmente, sino emocionalmente. Es un regalo amargo que no esperaba después de 39 años en la función pública docente». Quien así se expresa es el profesor de la Universidad de Granada (UGR) que ha sido señalado por presunto acoso a estudiantes.
–Ha habido una primera denuncia, y después cinco. ¿Son seis denuncias, de momento?
–Yo no he tenido noticias absolutamente de nada. Precisamente, esta mañana –por el viernes– han llamado a la Universidad de una estancia oficial para que hable de mi versión. Pero hasta ahora no había tenido ningún tipo de noticia de si había demandas.
–¿No le han llamado a usted de Inspección de Servicios de la UGR en toda esta semana?
–No. Absolutamente. Hasta esta mañana –viernes–, nada. Y esto lleva, parece ser, desde el día 7 de marzo. Me ha llamado mucho la atención que hasta ahora nadie se hubiera comunicado oficialmente conmigo. De hecho, cuando apareció la noticia a mí me llamó el director de departamento por la mañana, mejor dicho me puso un whatsApp, diciéndome: ¿Has visto el periódico? Y le dije que sí. Él tampoco, como director de departamento, tenía ningún tipo de información oficial del asunto, lo cual es un poco sorprendente.
«Estoy de baja no voluntaria ante la situación que estaba y estoy padeciendo con una medicación fuerte»
–¿Y de la Unida de Igualdad y del Rectorado?
–Absolutamente nada.
–¿Le llamó el director de departamento?
–No me llamó, no me llamó –repite–. El lunes me mandó un whatsApp y me dijo que cuando tuviera un ratito, no corría prisa, hablamos de lo que ya sabes. Ni siquiera a él se lo habían comunicado, él supongo que se enteró igual que yo por la prensa, lo cual es sorpresivo.
–¿El domingo o el lunes le puso el whatsApp?
–El lunes me puso el whatsApp, yo vi la noticia el domingo. Es un poco sorpresivo y desagradable que la propia Universidad no te contacte cuando esto lleva ya dando vueltas en los medios creo que desde el viernes.
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–Pero, ¿por qué le envió el whatsApp el director del departamento si nunca se ha dicho su nombre en los medios?
–No sé. La gente sabemos las materia que damos, nos coordinamos, sabemos la idiosincrasia de las materias; es decir, el director de departamento conoce perfectamente las guías docentes, entonces, lógicamente, pudo pensar que entre los posibles interesados fuera yo. Pero no me consta que a él le hayan comunicado. Creo que lo hizo por intuición.
–¿De lo que ha relatado la estudiante que denunció primero, qué tiene que decir? ¿Hubo tutorías?
–Sí, hubo una tutoría larga, aproximadamente de más de una hora. Los primeros quince minutos estaba en el despacho un becario de la facultad que estaba terminando una tarea urgente. Después, este chico se fue. Yo continué la tutoría con ella. Fue una tutoría larga, no sé exactamente tiempo, pero calculo que de más de una hora. Además, coincidió que estábamos charlando tan amigablemente que llegó la hora de irnos a clase y se nos había pasado, que era precisamente con el grupo de esta alumna. Era la primera vez que iba porque había estado enferma y estaba preocupada porque había perdido prácticamente la mitad de las clases del curso. Venía a contarme una serie de problemas de tipo médico y de tipo psico-emocional que le habían impedido ir a clase.
–¿Y la segunda tutoría?
–La segunda tutoría no fue una tutoría, fue… Entra por la puerta, empieza a disparar preguntas como si fuese una ametralladora, me inquiere que le responda instantáneamente, no me deja ni respirar y se va. Eso último no fue tutoría, además no me la había pedido. Fue algo que a mí no me había pasado nunca. O sea, que te haga una batería de preguntas de forma inquisitorial, sorpresiva y violenta. Respóndame, respóndame, me decía. Fue una cosa de lo más desagradable que a mí me ha pasado en 39 años.
–¿Y la grabación?
–No sé si me grabó, a mí no me pidió permiso para grabarme. Me he enterado por la prensa, cosa que entiendo que es ilegal. No se le puede grabar a un profesor si no se le pide permiso.
–De las preguntas de sexo que dice que le hizo usted...
–En la tutoría ella cuenta durante un largo tiempo un cúmulo de problemas que ella tiene y que le justifican, o ella pretende justificar, que no haya ido a la mitad de las clases de la asignatura. Empieza a hablar de tres enfermedades, de las cuales la última no la tiene superada, tres enfermedades que dice que ha tenido que superar. A raíz de ahí cuenta también una serie de circunstancias psico-emocionales y dentro de esas circunstancias ella habló de comportamientos sexuales. A partir de ahí la escucho.
«Estaré encantado de que Fiscalía me cuente todo lo que hay, porque hasta ahora no me ha contado nadie nada»
–¿Usted tiene algo para demostrar lo que pasó, porque ahora es solo su palabra?
–Yo nunca grabo a nadie, igual que ella no puede grabarme a mí en la tutoría, yo tampoco si no hay mutuo acuerdo.
–¿Y de los otros casos?
–Desconozco que haya más casos, no sé nada. A mí no me han dado ningún tipo de información. Entonces, cuando reciba la información de la Universidad, sabré de qué casos o de qué se me acusa. Y de esto –denuncia de la primera estudiante– sé por lo que ha salido en la prensa y porque me pasaron información, porque parece que ella ha puesto algo en instagram. No he tenido información directa de nadie. Evidentemente, todo esto es una sarta de injurias y calumnias y no me voy a estar quieto. Mi abogado está alerta porque ni aquí ha habido absolutamente ninguna falta ni yo he preguntado nada indebidamente. Y a partir de ahí, cuando ella me cuenta todas estas casuísticas de tipo personal, sexual y familiar pues yo, perplejo, las escucho, pero también tengo la obligación de escucharlas porque de cara al rendimiento que esta alumna puede tener, si es que realmente quiere sacar la asignatura adelante, tengo que tener en cuenta todas estas dificultades.
–¿Y del acercamiento, qué ocurrió?
–Lo del acercamiento es muy sencillo, no tiene ningún problema. Mi despacho está estructurado de tal forma que junto a la mesa principal, al lado, hay una mesa secundaria que es donde estaba mi becario trabajando en el ordenador. Entre la mesa principal y secundaria no quedaba espacio para meter una silla y, entonces, yo le dije, «como el becario estaba terminando ese tema, te puedes poner aquí detrás –se refiere a su lado– si quieres». Estábamos como él y yo –señala al abogado que está al lado de su silla, paralela–, estábamos a unos cincuenta centímetros. ¿Qué tipo de acercamiento? ¿Es qué tiene que haber tres metros de distancia? En este caso es que no había espacio. Es lo habitual además. A mí se me sientan los alumnos allí con mucha frecuencia porque yo tengo una relación con mis alumnos muy normal y muy transparente. Por qué tiene que haber dos mesas por delante y en este caso es que no había espacio porque si esta mesa está encajada con esta otra y ahí no queda espacio para una mesa, le dije quieres que hablemos desde aquí y ella aceptó perfectamente.
«Me he enterado por la prensa de que me grabó, cosa que entiendo que es ilegal»
–¿El becario estaba allí? ¿Aunque no estuvo todo el momento?
–Estuvo aproximadamente diez o doce minutos, hasta que terminó el trabajo que teníamos que enviar. Pausa. Y además lo voy a decir de 'motu proprio'. Hubo un momento que cuando ella empieza a contar todas estas cuestiones de cortocircuito familiar se derrumba emocionalmente, yo en ese momento le hice así –se acerca a su abogado y le toca para escenificar ese acercamiento– tranquilízate, tranquilízate, intenta tranquilizarte, pero fue una cosa, una reacción normal porque estaba totalmente derrumbada en ese momento y yo quería que se relajara a ver si podíamos seguir la tutoría, pero vamos fue palmada, una simple palmada, no hubo… Ese fue el único contacto, que fue un contacto que, además, yo creo que a cualquier ser humano que se derrumba el que está al lado le consuela dándole una palmada.
–¿Por qué dicen entonces ahora que hace diez años que usted tiene ese comportamiento?
–Es que yo no sé nada de eso, yo no sé nada de hace diez años, no tengo ningún tipo de información. No me ha llegado ningún tipo de información. Y segundo yo las informaciones me las tienen que dar evidentemente fidedignas porque la gente puede empezar a inventar, una rueda de inventos, evidentemente porque me quieran hacer daño. Yo llevo, ya te digo, 39 años en la Universidad.
–¿Por qué le quieren hacer daño?
–No lo sé. Hombre, en la Universidad hay muchas envidias. Pero quiero decir que no tengo ningún tipo de información de nada. Si esto parece ser llega a la fiscalía, estaré encantado de que fiscalía me cuente todo lo que hay, porque hasta ahora no me ha contado nadie nada. Ojalá la fiscalía me cuente y yo me pueda defender, si es que me tengo que defender de algo, que creo que no me tengo que defender de nada de datos reales. Porque yo es que lo que cuentan los medios de comunicación, no sé las fuentes, no sé quién lo ha dicho, no sé a qué hecho obedece, entonces es que todo este tipo de preguntas ni me las formulo hasta que no tenga acusaciones específicas de alguien que lo diga.
–¿Qué pasos va a dar usted? ¿Se plantea denunciar?
–Me planteo las acciones jurídicas oportunas contra las injurias y las calumnias que están saliendo en los medios de comunicación.
–¿Contra quién sería?
–Contra quien haya injuriado y calumniado en redes sociales, en vivo, en directo, por la calle o por donde sea. Evidentemente, no sé a qué viene esto. Y no tengo a día de hoy ninguna información oficial, no se me ha mandado ningún informe.
–¿Se plantea emprender acciones contra la Universidad?
–No, yo contra la Universidad no. Lo que sí me hubiera gustado es que la Universidad me hubiera informado antes del expediente porque si soy parte y soy funcionario de la Universidad, y funcionario público desde hace 39 años. Lo normal, a mí me hubiera agradado que la Universidad me hubiera informado antes, a lo mejor no me ha informado antes porque no ha querido hacerme pasar un mal rato.
–¿Está de baja?
–Estoy de baja. Esto me ha supuesto un trastorno emocional fuerte, una subida de tensión, con un nivel de ansiedad muy fuerte y mi médico de cabecera me hizo una revisión profunda y me dijo que tenía que cuidar mi salud. De baja no voluntaria, de baja puesta por mi médico ante la situación que estaba y estoy padeciendo y con una medicación realmente fuerte.
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