«No me puedo jubilar. Voy a tener que trabajar hasta que me muera»
José Antonio Fernández tiene 62 años y aún no sabe qué hará con sus ovejas y sus cultivos de olivos, almendros, espárragos y alfalfa cuando le fallen las fuerzas para trabajar
I. Gallastegui
Granada
Domingo, 10 de agosto 2025, 00:05
«Supercomplicado». Así es como ve el panorama en el campo José Antonio Fernández, que vive en Chimeneas y se ha dedicado toda la vida ... a sus tierras y a sus ovejas. Tiene varias fincas de olivar, almendro, alfalfa y espárragos repartidas entre El Temple y la Vega de Granada, mitad heredadas y mitad compradas junto a su mujer, también agricultora.
Gastos disparados y «precios de hace 40 años para el agricultor», una PAC menguante, dificultad para encontrar temporeros y Hacienda apretando. «Mucho trabajo y mucha incertidumbre», resume. José Antonio cree que todo esto tiene que ver con una pérdida de valor de la actividad agrícola y ganadera en la sociedad actual. «Los niños creen que la verdura, la carne y la leche se crían en el Mercadona», ironiza. Y así se ha llegado al momento en que el agricultor cobra unos céntimos por un kilo de harina mientras cinco barras de pan cuestan 4 euros, o 20 céntimos por un kilo de naranjas que se vende tal cual a 2 euros en el supermercado.
Relevo difícil
José Antonio tiene 62 años y no sabe qué hará cuando cumpla 65. «No me puedo jubilar. Voy a tener que trabajar hasta que Dios me dé fuerzas o hasta que me muera», asegura. Se plantea varias opciones, como la jubilación activa –que le permitiría cobrar una parte de la pensión y seguir trabajando–, la venta o el arrendamiento de sus cultivos. Pero no lo ve fácil: «En cualquier actividad se gana más dinero que en el campo. Los jóvenes no quieren dedicarse a esto». El relevo dentro de la familia es complicado: su único hijo ya tiene trabajo fuera de Granada.
Es triste que no haya relevo generacional, admite. «Los padres queremos lo mejor para nuestros hijos. Cuando mi hijo se graduó, le di un abrazo y le dije: 'Menos mal que no te vas a dedicar al campo'. Tenemos todo en contra. Hasta a los políticos», afirma. Y es un trabajo de 24 horas al día y 365 días al año. «Para el agricultor todos los días son lunes», recuerda.
A su juicio, el recorte de las ayudas de la PACy la exclusión de los jubilados sería «la puntilla». Las subvenciones comunitarias, afirma, representan entre un 15% y un 20% de la renta agraria. «Tenemos pensiones irrisorias y la PAC sirve de complemento a la jubilación. Las ayudas para la incorporación de los jóvenes están muy bien, pero a los mayores también deberían darnos un complemento. Es un trabajo duro y los años no pasan en balde», concluye.
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