«No tenemos miedo a que nos roben, sino a que nos maten a puñaladas»

«Todos los que trabajamos en la zona, y más aún los que ya hemos sido atracados, tenemos mucho miedo. Ya no solo por el robo, sino por lo que puedan hacernos los atracadores», explica Yolanda, empleadas de uno de los supermercados que ha sufrido el ataque de esta banda hasta en dos ocasiones en los últimos cuatro meses. El primero de ellos se produjo el pasado mes de noviembre. Cuando la tarde empezaba a caer, dos jóvenes encapuchados y con la cara tapada entraron portando cuchillos de grandes dimensiones. Yolanda pudo esconderse, pero su compañero José no tuvo tanta suerte. Cuando entraron los atracadores, uno de ellos le propinó un fuerte golpe con la empuñadura del cuchillo mientras que el otro le empujaba y agredía hasta reducirlo .Y así se llevaron la recaudación. En ese momento, en la caja había más dinero del que les permiten tener porque aún no le había dado tiempo a guardarlo en la caja fuerte, así que la empresa le sancionó con dos días sin sueldo. Dos meses después, la escena volvió a repetirse y José fue de nuevo el que estaba presente. No le sucedió nada, pero tuvo que darse de baja por ansiedad. Y así continúa a día de hoy. «Tenemos miedo de que vuelva a pasar. No tememos que nos roben, sino que nos maten a puñaladas porque no sabemos cómo pueden venir de violentos y te pueden dar una mala puñalada que te deje en el sitio», explica Yolanda.

Cuando se pregunta en la zona por los robos, un mismo establecimiento sale a colación una y otra vez: una panadería situada a escasos metros de este supermercado. También han sido dos las ocasiones en las que han sufrido atracos, lo que ha hecho que sea difícil encontrar personal que quiera trabajar allí: «Al final tendrán que cerrar, no les puede salir rentable». Laura lleva 15 años trabajando en comercios de toda Granada, pero nunca le había sucedido ningún contratiempo. Hasta que llegó al Distrito Norte: «Cada vez que la puerta se abre te da un vuelco el corazón».

Esta banda también ha atracado farmacias y oficinas. Una de las empleadas de una de las farmacias que ha sido asaltada en estos últimos meses asegura que también han sufrido dos robos en estos últimos cuatro meses y que, a pesar de que el miedo se apodera de los empleados cuando scueden este tipo de acontecimientos, «hay que seguir trabajando«. »Tenemos cámaras y cerramos con llave por la tarde, pero sí es verdad que vienes con miedo porque no sabes si te puede volver a ocurrir pero por ello intentamos que nunca haya un solo empleado solo«, explica.

Son distintos establecimientos diseminados por rincones próximos del barrio en los que se repite un mismo pensamiento: hace falta mayor seguridad porque si no es cuestión de tiempo que les vuelva a pasar.