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Miguel Ávila es uno de los más de mil agricultores de la Vega que cuando arranquen los cultivos que tienen sembrados para recoger, tendrán que ... dejar sus tierras sin sembrar. Este año había contactado con empresas de Almería para plantar brócoli, precisamente porque necesita menos agua que el maíz para forraje que ha plantado toda la vida. Su idea era combinar ambos, pero finalmente no podrá. Tiene alrededor de 40 hectáreas de siembra que en breve se quedarán vacías. Lamenta las pérdidas. «Con lo que sacamos del segundo cultivo podemos pagar rentas y gastos. Las patatas no sabemos cómo saldrán este año», lamenta.
Se ve de nuevo en la misma situación que hace dos años y afirma que están cansados.
Francisco Taboada
Agricultor afectado
Francisco Taboada también tiene tierras en la Vega granadina, una de las zonas más fértiles de la provincia, y que a pesar de ello no se libra de los problemas de la escasez de agua. «Esto es como si cuando tú vayas a cobrar este mes te dan la mitad del sueldo. Así nos sentimos», asegura el agricultor, que cuenta con unas 20 hectáreas sembradas, la mayoría rentadas.
«Aquí casi todos los agricultores tenemos las tierras a renta y con lo que sacamos del segundo cultivo pagamos eso o las peonadas», precisa.
Miguel Ávila
Agricultor afectado
Taboada pretendía sembrar ahora maíz para forrajes y patatas tardías, pero no será posible. Al igual que tantos otros, cuando recoja la cosecha de patata y ajo que ya está creciendo en la tierra, no podrá utilizarla de nuevo.
Este agricultor apunta, como muchos otros, que el problema es que ni se está invirtiendo en la construcción de sistemas de depuración de las aguas residuales ni se les está dando autorización para utilizar las aguas regeneradas que podrían conseguir mediante los sistemas de cloración que ellos mismos pagaron. «Gastamos más de 300.000 euros para nada. Ahora nos volvemos a ver en la misma situación». Explica que en Granada no ha llovido lo suficiente, pero si tuviesen acceso a estas otras aguas, podrían tirar para delante. «Tenemos la sensación de que lo que quieren es que deje de cultivarse en la Vega», lamenta. Además, Taboada asegura que aunque el embalse de Quéntar «se hizo para los agricultores», lo que está ocurriendo ahora mismo, según su versión, «es que cada vez se destina más parte de ese agua para abastecimiento». «Yo entiendo que el uso por parte de los ciudadanos es lo más importante, pero nosotros también necesitamos agua», apostilla.
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