La comunidad educativa reclama que se simplifiquen los protocolos contra el acoso
El suicidio de la niña de Sevilla pone en alerta a docentes y familias de la provincia de Granada, que piden más recursos para frenar el 'bullying'
El acoso escolar está a la orden del día y, si no se actúa a tiempo, las consecuencias pueden ser terribles. Desgraciadamente, esta misma semana ... se ha podido ver en Sevilla, donde una menor de 14 años se habría suicidado tras dos años sufriendo 'bullying' por parte de unas compañeras del colegio. Su familia ya lo había denunciado al centro, pero este no activó los protocolos establecidos por la Junta de Andalucía, según ha confirmado Inspección de Educación.
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Una tragedia que ha vuelto a poner el foco en el sistema de denuncia y atención de posibles casos. También en Granada, donde la comunidad educativa tacha de «excesivamente burocráticos» los protocolos y reclama su simplificación. Desde que se activan hasta que se determina si hay o no acoso, hay que dar 12 pasos que van desde observar conductas reiteradas de intimidación o exclusión hasta investigar y proteger al alumnado afectado. El proceso puede durar más de un mes.
«No miramos para otro lado, nunca vamos a dejar sin atender un presunto caso de acoso, pero los protocolos requieren mucha documentación. Hay que actuar más»
José Madero
Presidente de Asadián
«Cuando cualquier persona expone un caso de acoso escolar ante la dirección, lo primero es crear una comisión específica. Hay que hacer acta de la reunión, citar a la familia de los presuntos acosadores, a los alumnos testigos con sus familias… No miramos para otro lado, nunca vamos a dejar sin atender un presunto caso de acoso, pero los protocolos requieren mucha documentación. Hay que actuar más», subraya el presidente de la Asociación Sindical Docente (Asadián), José Madero.
Actualmente, en Granada, «casi todos los centros tienen varios protocolos abiertos ahora mismo», según él, y están «desbordados de trabajo». Preguntada por IDEAL, la delegación de Educación no se había pronunciado al respecto al cierre de esta edición. No obstante, Madero pide «que no se criminalice a las direcciones» y se atienda también la salud mental en el entorno familiar.
Barreras múltiples
Aunque hay «muchísimas familias muy colaboradoras», la realidad es que otras presentan «dejación de funciones» y algunas incluso autorizan «ciertas conductas» en sus hijos, admite el presidente de la Asociación Andaluza de Directores de Centros Públicos de Educación (Asadipre), Luis Pinto. En cuanto a los protocolos, considera que son «interesantes en cuanto a garantistas, pero también poco efectivos» y asegura estar «peleando» para que se aligeren.
«En los colegios se toman medidas inmediatas, como intensificar la supervisión del alumnado involucrado, pero necesitamos que nos dejen actuar lo más rápido posible«
Luis Pinto
Presidente de Asadipre
«En los colegios se toman medidas inmediatas, como intensificar la supervisión del alumnado involucrado, pero que los protocolos sean operativos es clave. Necesitamos que se simplifiquen y nos dejen actuar lo más rápido posible sin tener que convocar a varios entes», reivindica, consciente de que, a pesar de ello, no existe el riesgo cero, menos ahora que es posible el ciberacoso. El acceso a edades tempranas a redes sociales como Tiktok o WhatsApp preocupa especialmente a los docentes.
Recursos
De vigilar en el patio a ofrecer psicólogos
Pero faltan recursos, en los colegios e institutos públicos y en los concertados —todos siguen los mismos protocolos de la Junta—, para afrontar las diversas situaciones. En los recreos, por ejemplo, los claustros siguen pautas de vigilancia. Los profesores se distribuyen estratégicamente por el patio, cerca de accesos a baños o escaleras, «pero cuando los espacios son muy amplios es difícil cubrir todos los puntos ciegos».
Además, «debe exigirse la presencia de psicólogos y mediadores que aunque no siempre garanticen el éxito, sí cuentan con la experiencia necesaria», apunta el presidente de Concapa Granada, Pablo Luque. Aunque aconseja «siempre» la mediación, recuerda que las sospechas se pueden comunicar directamente a la delegación de Educación, que «desarrolla de inmediato los mecanismos previstos en sus planes de convivencia independientemente de que el centro actúe».
Agente tutor, clave
En Granada capital, la Policía Local colabora con los centros educativos a demanda. «Los agentes suelen están a las puertas. Si se detecta un punto proclive al acoso se avisa a la dirección y cuando se sospecha de un caso, casualmente, se da una una charla en la clase del alumno afectado», explica el portavoz, Paco Rodríguez. Tras la visita, los dos efectivos que hay con titulación de 'agente tutor' —especializados en protección de menores— y sus compañeros de apoyo tienen ubicado el problema exacto y luego hacen seguimiento.
A pesar de las distintas herramientas que existen para intentar prevenir y frenar el acoso escolar, las familias se sienten «desatendidas» y «ninguneadas». «A menudo les dicen que son alarmistas, que no es acoso. Da igual, si hay sospecha hay que abrir un protocolo y una investigación, que es la que determina si lo es o no. El proceso es muy largo, sí, pero hay que estudiarlo o puede ser peor y tarde», advierte la presidenta de Fampa Alhambra, Rosa Funes.
¿Acoso o aislamiento?
La necesidad de «saber integrar»
Consciente de que no siempre se concluye que hay acoso, que en ocasiones puede tratarse más bien de aislamiento, Funes resalta la necesidad de «saber integrar». «Por eso, pedimos que en trabajos en grupo los grupos los hagan los docentes. En esas edades los amigos son lo más importante y si alguien se queda solo deben integrarlo. Sabemos que están muy saturados, pero tienen que tener una mirada activa en los recreos y en las aulas», señala.
«La convivencia escolar se ve cada vez más deteriorada por insultos, amenazas y faltas de respeto», incide la responsable de Educación de CSIF Granada, Emilia Santos, que en abril ya denunció la situación «límite» en los centros de la provincia. Según este sindicato, las formas de acoso más comunes detectadas son la exclusión social o aislamiento (75,6%), el acoso físico o verbal (68,5%), el ciberacoso (37,7%) y el acoso por orientación o identidad sexual (22%).
Este es el panorama en la comunidad educativa granadina, que, en su conjunto, anima a denunciar ante la más mínima sospecha de que un alumno está sufriendo acoso escolar. «La situación es muy grave. Hay mucho acoso por mil factores y que ha existido siempre no es la respuesta. Son niños sufriendo que quedan marcados de por vida».
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