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Las pintadas en el aljibe del Zenete. J. M.

El aljibe del Zenete amanece lleno de pintadas un día después de su limpieza

Varias firmas ensucian la bóveda de este depósito del siglo XVI ubicado en el bajo Albaicín desde antes de la instalación de la cámara de videovigilancia

Javier Morales

Granada

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Viernes, 9 de febrero 2018, 00:41

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El aljibe del Zenete, una construcción del siglo XVI situada en el bajo Albaicín, ha vuelto a ser objeto del vandalismo. Como relatan los vecinos, la limpieza del aljibe finalizó el pasado 23 de enero y un día después, el 24, estaba ya repleto de garabatos trazados con spray en color negro y rosa. Aún no estaba instalada completamente la cámara de videovigilancia que ya corona este entorno, uno de los más maltratados por el vandalismo en el Albaicín.

Tanto los vecinos como los encargados de la limpieza ordinaria se percataron, un día después de que concluyeran los trabajos, de que las firmas habían vuelto a los ladrillos de la ‘bóveda’ del aljibe. «Recibimos con muchas dudas la instalación de algunas cámaras de vigilancia en el Albayzín, sobre todo porque sin una policía de barrio con presencia continua por las calles, sería imposible evitar que monumentos y paredes se vuelvan a convertir en marañas pintorreadas», señalan desde la asociación de vecinos Bajo Albayzín.

En contexto

El aljibe del Zenete ha sido objeto de múltiples limpiezas. En 2012, por ejemplo, se ejecutó en la capital la primera sentencia de un delito contra el patrimonio histórico que condenaba a un menor por realizar grafitis sobre un inmueble protegido. El menor limpió la zona superior del aljibe. En 2016, el histórico depósito estaba lleno de pintadas, tal y como publicó IDEAL ante las quejas de los vecinos de la zona. El Ayuntamiento anunció en julio un plan en colaboración con la Fundación AguaGranada y la Agencia Albaicín para actuar sobre 22 aljibes.

En enero de 2017, el equipo de gobierno anunció la conclusión de la primera fase de estos trabajos, que consistió en la restauración y limpieza de 13 aljibes, entre ellos el del Zenete. La segunda de estas fases concluyó a finales de enero de este año. En total, una inversión media de 8.000 euros por cada uno de los aljibes.

Su presidenta, Lola Boloix, insiste en la necesidad de complementar las cámaras de vídeo con otras iniciativas para prevenir el vandalismo. Cabe recordar que también el Arco de las Pesas ejerció como ‘lienzo’ de grafiti nada más culminar su restauración.

En el Zenete, además, se acumulan excrementos, restos de botellón y decenas de pintadas –la mayoría firmas con spray– en el resto de los muros del entorno. Afirman los vecinos que sigue el problema del botellón en el conocido como Ojo de Granada, un mirador ubicado justo encima del aljibe, desde el cual lanzan las botellas que se encaraman a las chumberas.

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