En el rincón de pensar

Pese a todo, los portugueses celebraron su 25 de abril y su democracia, pese a sus imperfecciones y amenazas, pese a bulos, populismos y corrupciones, reales o inventadas. Y todo el arco parlamentario, en su pluralidad, salvo los de siempre, cantando en la Asamblea, de pie y clavel en mano, 'Grândola, vila morena'.

A este lado peninsular también se habla estos días de democracia, con menos celebración y algo de reflexión, dirigida más bien a quienes no militan en ninguna de las trincheras. Sánchez, piensa luego existe, no sabemos cuánto como presidente, frena en seco. Aunque sea pronto para saberlo, su recogimiento suena sincero, por las formas (mandíbula apretada, cabreo evidente, vaso lleno tras seis años sin tregua) y por el fondo: su retiro espiritual tiene más riesgos que beneficios, pues si sigue tendrá que defender que no fue una argucia y además habrá exhibido su talón de Aquiles, haciéndose vulnerable y tirando su imagen de supervivencia pétrea, y si no sigue habrá defraudado a sus fieles, que ayer le apoyaron y suplicaron, validando además la estrategia de sus adversarios para echarle.

Como gesto humano se entendería, como decisión política es muy cuestionable. Aparte de que las renuncias no se anuncian, salvo que, como parece, los cinco días fueran una concesión a su núcleo duro para frenar su portazo.

Y la reacción de sus adversarios, interpelados en la famosa carta y olfateando la sangre, es la lógica tras el desconcierto inicial. Además, si dejan de pedalear, se caen. De ahí la incomodidad de Feijóo, obligado a sobreactuar y a descalificar, abandonando el papel que le gusta interpretar de moderado. Saben que Sánchez puede dimitir pero no lo pueden decir, repiten que es una treta para ponérselo difícil si decide seguir y dejan caer que esto no es nada para lo que le espera.

Los socialistas jienenses saben que esto trasciende a su líder, que hay más cosas en juego. Por eso ahora son todos sanchistas. Nada que ver cuando un desconocido diputado madrileño recaló en junio de 2014 en Ifeja, en las primarias. El PSOE de Jaén eran entonces susanista, aunque tampoco lo fue de Susana al principio, más bien todo lo contrario. Fuera de la dirección estaban los sanchistas, una minoría. Así, en el agitado comité de 2016, Reyes recogía firmas para echarle de la secretaría general y, ayer, en el mismo sitio, acudió a pedir que no se fuera. Cosas de la política, que es la vida a cámara rápida. Por eso cuando Sánchez llegó a la Moncloa el PSOE jaenero tuvo su travesía del desierto. Luego vino una descongelación, también porque Jaén sigue siendo un granero socialista. Empezaron a abrirse las puertas de los ministerios, la A-32 siguió su marcha y llegó el Cetedex con su abrazo de Vergara, y con el diputado Juanfran Serrano en la mesa camilla del partido en Madrid.

¿Y si dimite, qué? Pues que ahora que sabían las respuestas van y les cambian las preguntas. Reyes y la vice Montero tienen hilo directo, pero más allá son todo incógnitas. ¡Virgencita, virgencita, que me quede como estoy! ¡Ahora que empezaban a vislumbrar, por fin, inversión para el ferrocarril.

Hablando de trenes, el Ayuntamiento de Jaén aprobó el viernes pedir a Gobierno y Junta la Estación Intermodal. Jaén Pide Más. Está bien reivindicar pero cuando se gobierna hay que hacer algo más. El alcalde Javier Márquez (2015-2019) se fue a Madrid (el funcionario ministerial le atendió regular) y en el PGOU la ubicó en Vaciacostales. Hace bien JM+ en rescatar el proyecto – ahora además con consenso municipal para ponerla en Renfe – sacar los autobuses del centro y que el alcalde pueda hacer el centro de ocio que prometió. Pero el Gobierno está en shock y la Junta quiere la estación en Vaciacostales para rentabilizar el tranvía. Y así llevamos un cuarto de siglo. No obstante, suerte con la iniciativa.

Cuenta Luis Carandell que a principios del siglo XX había un alcalde que, harto de las aglomeraciones que provocaba un santón en su pueblo, mandó poner este cartel: 'Se prohíbe hacer milagros en este sitio'.