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Reacción de orgullo en el Bernabéu
El Granada cae ante el Madrid tras una primera parte llena de accidentes y una segunda en la que llegó a creer en la remontada, frustrada al final
Rafael Lamelas
MADRID. Enviado especial
Domingo, 6 de octubre 2019, 02:19
Lo que parecía una tranquila tarde en la oficina para el Real Madrid en el Santiago Bernabéu se le complicó porque este Granada nunca se ... rinde. Ni siquiera cuando besa la lona con reiteración se decide a tirar la toalla. Tras una primera parte errática, de arranque horroroso, encajando un gol pronto y sufriendo la temprana lesión de su creador Montoro, los rojiblancos parecieron quedarse sonados tras un trallazo de Modric por la escuadra que establecía el 3-0. Pero a Diego Martínez no se le nubló la vista y transmitió fe a los suyos. Introdujo a Carlos Fernández, clave en forzar un penalti de Areola, y se encomendó al balón parado, que tan bien ejecutan los suyos para colocar un inquietante 3-2. El líder blanco, comprometido, oyó el murmullo en su parroquia, pero a los visitantes no les alcanzó la pericia ni la fuerza para forzar el empate. James Rodríguez finiquitó el asunto en la prolongación pero el Granada, tras su inicio depresivo, se marchó con una derrota honorable.
Real Madrid
Areola; Carvajal, Sergio Ramos, Varane, Odriozola; Casemiro, Valverde, Kroos (Modric, m.34); Hazard (Isco, m.69), Bale (James Rodríguez, m.82) y Benzema.
4
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2
Granada CF
Rui Silva; Víctor Díaz, Germán, Domingos Duarte, Carlos Neva; Yangel Herrera, Montoro (Gonalons, m.5), Ramón Azeez (Vadillo, m.51); Antonio Puertas, Darwin Machís y Roberto Soldado (Carlos Fernández, m.64).
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goles 1-0, m.2: Benzema; 2-0, m.45: Hazard; 3-0, m.60: Modric; 3-1, m.68: Machís (de penalti); 3-2, m.77: Domingos Duarte; 4-2, m.92: James.
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árbitro Jaime Latre (colegio aragonés). Amonestó a los locales Casemiro, Areola, James y Carvajal así como a los visitantes Soldado, Germán, Domingos Duarte, Yangel Herrera y Puertas.
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incidencias Partido de liga disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 70.315 espectadores (cifra oficial).
Con los mismos que se impusieron al Barça y al Leganés, los nazaríes se toparon con un Madrid armónico, nada tribunero en su alineación. Zidane encontró en Valverde a una versión juvenil de su anhelado Pogba y el uruguayo se apoderó con su despliegue del centro del campo. Junto a Casemiro, estableció la ley marcial, sirviendo de auxilio para un Carvajal forzado a encajar en el lateral izquierdo. El técnico francés recuperó a Bale tras darle descanso en la Champions League y el galés pronto sacó el guante para agrietar a la habitualmente solvente zaga rojiblanca. Machís acompañó la subida del expreso de Cardiff y se quedó enganchado unos pasos por detrás de la línea defensiva, posición ingenua para romper el fuera de juego. Benzema, vivo a la espalda de Domingos Duarte, recogió el servicio para ametrallar a Rui Silva, que llegó a tocar el esférico. Dos minutos y un sopapo en la sien.
Sin tiempo a restablecerse, el Granada perdió a su cerebro. Montoro, corriendo hacia atrás, sintió una punzada de dolor en la pierna y pidió el cambio de inmediato. Con el calentamiento justo le sustituyó Gonalons, como si le invitaran a entrar en la jaula de los leones. Al galo le costó aclimatarse a semejante coyuntura, flojo en cuanto a ritmo, lento en las ejecuciones, sobrepasado por los acontecimientos.
Temblor visitante
A la deriva, los rojiblancos comenzaron a temblar como hacia tiempo que no se recordaba, sin más recursos que algún envío aislado. Rui Silva sí mantuvo la compostura, estirando los tentáculos en un duelo con Carvajal, que se soltó por la zurda como si fuera Marcelo. Al portugués le rodeó un bombardeo aunque los artefactos no terminaron de explotar en su cara. El monólogo blanco no se interrumpía. Apenas Puertas intentó un cabeceo aislado tras servicio de Machís.
Los visitantes intentaron reajustarse en medio de la superioridad del Madrid, con Valverde en todas partes. El Granada no asimilaba lo que sucedía. Cada control errado, cada pase interrumpido, era una oportunidad para que los blancos convirtieran una rendija en la Puerta de Alcalá. Hasta Sergio Ramos se sumó a la fiesta con un intento de falta que la barrera desvió a córner.
Carvajal evolucionó a Roberto Carlos y tuvo más esgrima con Rui Silva, que sacó un pie salvador cuando parecía rendido ante el florete del adversario. El Madrid andaba eléctrico pero Rui mantenía su magnetismo con la pelota.
Con Gonalons arrastrando los pies y la defensa hecha un mar de dudas, los locales aflojaron cuando Kroos solicitó también la sustitución por unas molestias en el aductor. Salió Modric, nada menos, para mantener el sometimiento del Granada. Con Puertas buscando a Soldado en una falta, el equipo intentó revertir el curso de los acontecimientos. Cuando la mejor noticia ante la inminente pausa era el 1-0, llegó el segundo del Madrid. Domingos Duarte trató de alejar un balón con la testa que le dio en el cuerpo al pegajoso Valverde. Hazard encendió la mecha y se pudo desquitar de la presión que carga el fichaje estrella con un tanto que redondeó el acto de los de Zidane.
El Granada había dejado un terrible rastro de debilidad y no estaba claro qué versión retornaría al césped. Vadillo compareció pronto para modificar el reparto del ataque, con Machís inyectándose por dentro y el extremo gaditano encarando por un costado, en alternancia con Puertas por el otro. Los rojiblancos elevaron el listón en las disputas, con pierna dura. Soldado tuvo una trifulca con Casemiro. El delantero le dio en la espalda al brasileño y este, desde el suelo, se revolvió y derribó al valenciano. El árbitro iba a resolver los hechos con reparto de amarillas pero se guardó la del pivote al final. Estaba amonestado y hubiera supuesto la expulsión. Jaime Latre no quiso líos, al haberse ahorrado hasta ese momento triviales consultas al VAR. El videoarbitraje no corrige situaciones así en el centro del campo salvo que fuera una roja directa.
El Granada trataba de no despegarse del asunto pero Modric sacó de la chistera un cañón con el que atravesar la escuadra de Rui. Diego Martínez, irritado, agotó cambios. Recogió a Soldado, muy pitado en su marcha pese a su reconocido madridismo, y alistó a Carlos Fernández, protagonista de la esperanza a la que se agarraron los nazaríes. Apretó a Areola, que controló mal un balón con los pies, y el francés acabó golpeando al hispalense con torpeza, obligando al árbitro a señalar penalti. Machís ajustó el tiro y la afición rojiblanca, en el cuarto anfiteatro, vibró de nuevo con los suyos.
Laboratorio de estrategia
Del laboratorio granadino salieron varias fórmulas que poner en práctica con la estrategia. Tras la enésima parada de Rui, fue Vadillo quien empezó a ejecutar servicios medidos al sector crítico. Germán peinó uno que sacó Varane sobre la línea. En el córner posterior, el de Puerto Real encontró un aclarado en el segundo palo por donde aparecieron, al tiempo, Carlos Fernández y Domingos Duarte, remachando este.
Quedaban trece minutos y el descuento para un ejercicio de fe. El Granada se lo creyó y Zidane llamó a James, cuya hoja de servicios refleja que el rival que mejor se le da es el rojiblanco. Le hizo cuatro tantos en el pasado y ayer logró su particular 'manita' para anestesiar la prolongación. Se quitó la camiseta y desprendió la ansiedad en el coliseo blanco, que se soliviantó ante el carácter contestatario de un huésped incómodo. No fue el mejor Granada posible, que pareció griparse sin Montoro, pero sí fue un oponente que no vendió barata su piel al final. Parecía que saldría por la enfermería y lo hizo de pie y orgulloso, como Rocky en aquel primer combate ante Apollo Creed.
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