«A Weissman hay que darle cariño»

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«Tenía unos números interesantes, y luego hay algo que, cuando lo ves, te llama la atención», suscribe Gómez. «Es la efectividad que tiene dentro del área. Es un jugador que, una vez que tiene el balón controlado y la portería de frente, resulta letal. Los contrarios se obsesionan por sacarlo de esa zona porque, cuando está dentro, no falla», alaba.

«Es un chico muy competitivo, pero a Shon hay que darle cariño. No funciona con los palos, con ponerlo al límite o provocarlo. Lo hace mediante el diálogo. Que vea que puede ser valioso para el proyecto. Cuando es así, está implicado. Un jugador que ayuda en defensa y que no va de estrellita, sino que se involucra. En lo futbolístico», abunda.

El dirigente entiende que el hebreo ha elegido buen destino: «El Granada es un club grande. Dentro del panorama nacional, es un equipo de Primera. El jugador necesitaba ser feliz», opina desde lejos.

Gómez recuerda su etapa con él como blanquivioleta. «En el día a día se le veía que era un delantero que tenía cosas diferentes. Fue un año complicado porque estábamos haciendo la goma sobre el descenso hasta caer en las últimas jornadas. Para él fue duro porque supuso un cambio de cultura, pero siempre mostró la necesidad de aprender», alarga. «Le gusta hablar de fútbol y del por qué de las cosas. Evidentemente, con más tiempo aquí y adaptado, ha ido a más. En una categoría como la Segunda, con un modelo como el de Pacheta, le fue bien. Es un estilo valiente, parecido al de Paco López, de mucha presencia en el área. Así, Weissman hizo lo que siempre: meter muchos goles», agrega.

Es ansioso cuando no anota. «Se le decía que estuviera tranquilo. Su mensaje fue claro: 'The ball is similar in all places' –el balón es similar en todos los lugares–. Pretendíamos calmarlo, pero él estaba pleno de confianza. Esto habla de su carácter», concluye.