«Necesito que se me dé confianza para encontrar la llave del éxito»

Shon Weissman cumplió 27 años el pasado martes y lo celebró pleno de felicidad. Tras vivir desde que llegó en un hotel, ya está instalado en un piso con su familia, a la que siempre necesita cerca. En el poco tiempo que lleva en la ciudad ya se ha impregnado del cariño de la gente. Él se lo quiere devolver con goles. Empezó en Villarreal pero no piensa parar. Ni los sábados, día especial en su religión.

–¿Qué tal le va por Granada?

–Muy bien. Me gusta mucho. También su clima y cómo me ha tratado la gente desde el primer día.

–Se ha reunido con su familia.

–Sí, estamos en un piso en el centro. Mi mujer y mi hija llegaron el lunes desde Valladolid. Necesito su fuerza y ahora todo es más fácil porque los siento cerca. Para mí son lo más importante y gracias a Dios tengo una familia preciosa.

–Tiene la particularidad de comer de acuerdo a las costumbres de su religión.

–Sí. Se llama 'kosher' y está relacionado con cómo se mata al animal, sin sufrimiento,. En España ya no es tan complicado encontrar carne así. Por ejemplo, en Málaga la hay. Nuestra religión es interesante, pero no es sencilla de seguir.

–¿Reza a diario?

–Sí, tres veces. Además, los sábados, entre otras cosas, no puedo conducir o coger el móvil. No es fácil, pero soy feliz así. Aprovecho ese día para estar con la familia sin aparatos electrónicos. Desconecto de las redes sociales.

–Imagino que en el comedor de la Ciudad Deportiva le preparan un menú especial.

–Claro. El chef hace esto a mi manera y está todo muy rico.

–¿Ha tenido tiempo de pasear por la ciudad?

–Desde los primeros días lo he hecho y me ha parecido un lugar precioso, con Sierra Nevada al fondo. La gente es muy hospitalaria. Hay quienes se paran y me dan abrazos y besos. Tardé tres minutos en empezar a agradecerles el cariño con un gol y ahora tengo una veintena de partidos para confirmarlo.

–Se habrá percatado de que la pronunciación del español es muy diferente a la de Valladolid.

–Sí, pero no tan complicado como me decían. Se comen algunas palabras, pero me defiendo.

–Joaquín Sabina le ha 'ayudado' a mejorar.

–Sí, sí, mi mujer y yo lo escuchamos mucho y nos encanta.

–Usted celebraba los goles con la expresión «¡qué pasa!», en nuestro idioma, mirando a la grada. Un granadino le añadiría algo...

–¿Ah, sí? –se le explica– ¿Qué p... pasa? ¿Así? –risas–.

–Vamos mejor con lo futbolístico. Primer partido, en Villarreal, y gol en su primera llegada. ¿Qué se le pasó por la cabeza?

–Fue algo fantástico. Es para lo que he venido. Ayudar al equipo a marcar goles y que los aficionados disfruten. Si lo haces en tres minutos, es un día perfecto en la 'oficina'.

–¿Vuelve a ver su actuación al llegar a casa?

–Lo veo por lo menos cinco veces. En español, en inglés... Me gusta escuchar los comentarios. Verme y prestar atención. Saber qué tengo que hacer mejor. Si marco, es más inusual que vea el partido tantas veces, pero si no, sí me gusta verlo para ver qué ha fallado.

–¿Es de los que ve muchos partidos o trata de desconectar?

–Depende de mi niña –risas–. Si quiere jugar, no puedo. Si no, me 'aburro' y los veo.

–Usted parece muy simpático, pero en el campo se transforma en un animal competitivo.

–Para ser mejor que los demás en el campo hay que ir a 'matar', en el buen sentido. Muestro mis emociones en el partido. Mi mujer me lo dice en casa: '¿Dónde está esa persona que no para? Aquí eres tranquilo y allí no'. Pero es mi trabajo. Este es mi sustento, la manera de ganarme la vida para la familia. Así puedo darles todo.

–¿Cómo puede mejorar un delantero? ¿Cómo se mueve cuando tiene el balón y cuando no?

–Llevado a términos económicos, en esto hay que pensar dónde está el dinero, y para mí está en el área contraria. Solo pienso en cómo conseguir que el balón me llegue de la mejor manera y, para ello, tengo que saber quiénes son mis compañeros. Por ejemplo, si tengo detrás a José (Callejón), tengo que saber que él será capaz de darme un pase profundo y yo he de ofrecerle un desmarque adecuado. Todo es más fácil cuando juegas con futbolistas de calidad como en el Granada.

–Usted está cómodo si el equipo carga sobre el área.

–Eso es. Necesito que me llegue el balón. Yo también puedo jugar fuera del área, hacer otras cosas, pero sé dónde soy más útil. ¿De qué sirve que toque la pelota cien veces y que quedemos 0-0? Prefiero intervenir diez y ganar 1-0. A mí dámela allí –señala un área de un campo de la Ciudad Deportiva– y lo demás...

–¿Cree que se adapta mejor a Segunda o a Primera?

–Al llegar a Valladolid, en Primera, marqué seis goles sin jugar mucho. Siempre pensé que podía jugar en la máxima categoría, pero necesito que se me dé confianza para encontrar la llave del éxito. Pienso que estoy reencontrando esto y lo daré todo para conseguir el objetivo. Será la forma de mostrar mis capacidades en Primera de nuevo.

–Si el equipo sube, usted se queda por contrato en Granada.

–Me encanta todo lo que he encontrado y quiero seguir al menos tres años más.

• Temas
• Liga de Fútbol Profesional
• Granada CF
• Valladolid (Ciudad)
• Shon Weissman
• Segunda División