Lucas Boyé | Delantero del Granada
«El capitán es Carlos Neva, pero es un honor llevar el brazalete»«Dejamos pasar varios trenes ya y creemos que el de Córdoba es el idóneo para situarnos donde queremos», refleja
Recibir aplausos o insultos no desvía a Lucas Boyé (San Gregorio, Argentina, 1996) del pragmatismo con el que desempeña su oficio. Él es futbolista profesional, ... y ama lo que hace, pero cuida su salud mental tanto como su cuerpo y procura aislarse de lo que le rodea fuera del terreno de juego. Una impermeabilización que no le disuade del objetivo marcado a fuego de devolver al Granada a Primera división a final de temporada. En Córdoba espera celebrar que ayer cumplió 29 años.
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«Me saca bastante energía que no me piten faltas»
–¿Cómo se convence a la afición de que el equipo está bien?
–Empatamos los tres últimos partidos, pero tuvimos buenas sensaciones y contra Huesca y Zaragoza merecimos ganar incluso con diez desde la primera parte. Competir con un futbolista menos es muy difícil, porque el fútbol es muy físico y la gente hace muchos kilómetros; desde fuera parece que no se nota, pero desde dentro es una locura porque siempre se llega tarde. Si logramos ahora un par de victorias, se verá de otra forma.
–¿Qué le está faltando al equipo?
–No lo tengo muy claro, sinceramente, pero es evidente que no estamos en la zona en la que nos gustaría y en la que debemos estar pero estamos trabajando para minimizar los errores y para crear más peligro en el área del rival y que nos creen menos en la nuestra para ir sumando de tres de seguido para acercarnos ahí.
–¿Por qué se están escapando tantos puntos de Los Cármenes?
–A mí me encanta jugar en nuestro estadio, y creo que a todos, pero nos está faltando hacernos más fuertes ahí. Aun así, todavía estamos a tiempo de dar un paso adelante en ese sentido porque queda el tercio más importante del campeonato. Si mejoramos en casa y fuera seguimos como estamos, pelearemos por el objetivo.
–Vaya ovación se llevó el otro día...
–Es lindo cuando tanta gente te reconoce el esfuerzo, pero intento abstraerme bastante tanto de lo malo como de lo bueno. Y no es porque me dé igual, pero el fútbol tiene una dinámica que no entiende mucho de esfuerzos. Otras veces que también me esforcé al máximo, no me lo reconocieron; y no lo digo por mi experiencia aquí, sino en otros clubes antes. Evidentemente se agradece, y puedo asegurar que se juega muchísimo más fácil cuando la gente te apoya porque todo nos sale más natural; sin confianza, todo cuesta el doble. La gente tiene que darse cuenta de eso porque, con la plantilla que tenemos, terminaremos consiguiendo el objetivo si empujamos entre todos.
–Se le ve especialmente responsabilizado desde la marcha de Myrto Uzuni.
–No, no lo siento así, aunque me lo dicen y lo leo. Lo único que pasa es que en la primera vuelta me costó mucho tener continuidad por las lesiones, entre la costilla y las musculares, y no estuve a mi nivel, aunque no sea excusa. Hoy día sí creo que estoy más cerca, porque estoy sintiéndome mucho mejor, pero mi actitud no cambió en ningún momento. Es una cuestión de ritmo de juego.
–¿Cómo procesó el vestuario la rebeldía de Uzuni?
–Son cosas que suceden en el fútbol, y no hizo tanto ruido en el vestuario como fuera. Yo ya viví varias situaciones similares y no le di más importancia. La dinámica del fútbol te pone un partido importantísimo por delante enseguida y deja los problemas externos en segundo plano porque hay que ir a por los tres puntos; eso ayuda a que no afecten tanto.
–¿Y la destitución del director deportivo Matteo Tognozzi?
–A los jugadores se nos subestima, pero quienes llevan ya tiempo en el fútbol saben que es algo totalmente cotidiano. Ocurre siempre cuando las dinámicas de los clubes no son positivas.
–¿En qué le cambia jugar ahora con Stoichkov al lado?
–Tiene características muy distintas, aunque los dos tengan el gol en la cabeza y hayan hecho muchos en su carrera. Myrto era mucho más de ir al espacio, y yo sabía que tenía que bajar más, pero a Juan le gusta más recibir también y soy yo el que tiene que tirar para arriba un poco más. Es cuestión de adaptación al compañero de turno al lado. Tanto él como Abde (Rebbach) están mostrando un buen nivel.
–¿Qué le pareció la sanción de dos partidos a Stoichkov?
–Ya después del partido dije que me pareció totalmente injusta la expulsión, y fui a decírselo al árbitro porque puedo asegurar que nadie dijo ninguna barbaridad aunque protestáramos exaltados varios jugadores, y no me lo podía creer cuando vi que le caían dos partidos. Es excesivo.
–El equipo viene teniendo un problema con las expulsiones...
–Nuestros jugadores saben cuándo cometen errores, y ya lo hablamos dentro y tanto Gonzalo (Villar) como Ricard (Sánchez)pidieron disculpas tanto en privado como en público, y ya está. El paso a dar es no volver a cometerlos, y eso es suficiente al menos para mí. Son errores que se dan en el fútbol, y nos pasó en dos partidos seguidos y en sus primeras partes mientras nos estábamos sintiendo bien, de ahí que hubiera más ruido de lo normal, pero no queda otra que aprender y estoy seguro de que lo harán porque están abiertos a escuchar.
–¿Qué le supone ejercer la capitanía del Granada?
–Últimamente se me habla mucho como capitán, pero yo siento que el capitán es Carlos (Neva) aunque evidentemente me esté tocando llevar el brazalete en muchos partidos por su lesión. Si hay algún problema, el primero en tratarlo va a ser él aunque los demás estemos ahí también. Es un honor, no lo voy a negar, porque es lindo, pero también supone una responsabilidad para la que hay que prepararse e ir aprendiendo para estar encima de todo en el día a día.
–Quiso dedicarle su gol de penalti al Sporting...
–Lleva unos meses muy movidos (ríe). Tengo una relación muy linda con él desde que llegué, porque además tenemos la misma edad, y le prometí durante la semana que le dedicaría un gol si marcaba por su vuelta a la convocatoria después de pasarlo mal. Se arrepintió instantámente del gesto que hizo a la afición contra el Málaga, pero no pudo reivindicarse por una lesión jodida que le tuvo cuatro meses tragándoselo pese a pedir disculpas. Creo que todos saben, en el fondo, todo lo que le ha dado al club y puedo poner la mano en el fuego por que siempre quiere el bien del Granada. Suma mucho en el vestuario y en el campo, también. Es el mejor capitán posible para este equipo, sin duda y de lejos, porque siempre tiene la palabra justa después de vivir momentos malos, pero también la etapa dorada en la Europa League. Tiene un equilibrio muy distinto al del resto a la hora de tomar decisiones.
–¿Qué hay tras su preferencia por el brazalete con la bandera de España?
–Pura comodidad (ríe). No tiene nada que ver con superstición ni con que esté españolizado. El de Granada se me cae todo el tiempo y con ese me olvido; quizás tenga que hacer un poco más de bíceps.
–¿Qué capitanes le gustan?
–Los que ejercen con el ejemplo. Yo no soy de los que hablan todo el tiempo, pero creo que hago las cosas con profesionalidad y creo en ello más que en las palabras.
–¿Qué cambió con Fran Escribá?
–La dinámica, porque antes jugábamos bien, éramos protagonistas y teníamos ocasiones, pero la pelota no entraba. No creo que fallara otra cosa más allá de los resultados. Es lo que tiene el fútbol, pero que funcionara como funciona en muchos otros casos no quiere decir que las cosas se estuvieran haciendo muy mal antes.
–Quienes mejor conocen la Segunda división dicen que todo se decide en las diez últimas jornadas. ¿Lo comparten pese a llevar trece, desde noviembre, fuera incluso del 'play off'?
–Sí, evidentemente. Si terminamos ahí arriba, importará poco lo que pasara antes. Sabemos que lo que importa es lo que queda de aquí al final, y que estamos cerca, con un montonazo de puntos por jugar, y que tenemos un gran equipo. Es un buen momento para apretar un poco más aunque siempre lo intentemos. Hay que estar unidos porque es la única manera de sacar algo lindo y está al alcance de la mano. Solamente falta un poco de finura, pero la clave está en la unidad porque además nos compete a todos aunque algunos tengamos más responsabilidad que otros.
–¿Esperan que el derbi en Córdoba sea un punto de inflexión?
–Ojalá, ojalá que así sea. Será un partido duro, y los partidos de las dos de la tarde son raros, con algo especial que no sabría explicar, pero queremos la victoria. Dejamos pasar varios trenes ya y creemos que este es el idóneo al que subirnos para situarnos donde queremos estar.
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