Fran Sánchez | Exdirector deportivo del Granada
«Pacheta es un técnico que vela por que haya felicidad a su alrededor»El actual dirigente del Juárez mexicano ya quiso al burgalés en el club rojiblanco y ascendió con él en el Real Valladolid
Fran Sánchez está encantado con la experiencia que vive en México, como director deportivo del FC Juárez. Casi un año ya bajo la presidencia de ... Alejandra de la Vega, propietaria llegó a sonar como adquirente del Granada hace dos veranos, que sigue sin desembarcar en España. Sánchez, director deportivo de aquel club rojiblanco que jugó en Europa, mantiene lazos con esta tierra y elogia a Pacheta, al que quiso por Diego Martínez y con el que subió a Primera en el Valladolid.
–Lo de Pacheta es así, ¿no?
–Cuando Diego Martínez nos comunicó que no quería seguir, yo tenía que continuar haciendo mi trabajo. Los dos principales candidatos para sustituirlo fueron Francisco y Pacheta. Valorábamos cuál sería la mejor opción e incluso me entrevisté con Pacheta para el Granada. Cuando me tocó salir al Valladolid, me reuní con su propiedad y valoramos el objetivo estratégico, que era volver a Primera. Ahí decidimos incorporarlo. Con él, subimos.
–¿Cómo es Pacheta en lo futbolístico y en lo personal?
–Pacheta es un gran entrenador que vela porque haya felicidad a su alrededor, que no es poca cosa. Principalmente, con los jugadores, cuerpo técnico y aficionados. Trabaja mucho, con una gran responsabilidad, para que exista unión y se aúnen fuerzas entre todos para conseguir éxitos. En cuanto al modelo de juego, es un entrenador valiente. Recuerdo que nuestro Valladolid en Segunda jugó espectacular. Le gusta tener el balón, pero no para tener posesiones largas, sino con el afán de ser vertical. Entiendo que se tendrá que adaptar a la plantilla que tenga. Estoy contento de que esté en el Granada, me parece un gran técnico, con experiencia. En lo demás, todo va junto. Es una buena persona, un tipo fantástico, con fundamentos difíciles de encontrar. En esto no soy objetivo porque le tengo aprecio.
–¿Qué pasó al llegar a Primera?
–Subimos de forma directa, pero luego tuvimos alguna mala racha. Es curioso porque cuando decidimos cesarlo estábamos fuera del descenso y acabamos bajando con 40 puntos. Al final, hay que tomar decisiones como club. Analizamos el momento. Fue tras una derrota dura en el Bernabéu. Se cambió pensando que le haría bien al equipo, pero no se logró la permanencia.
–¿Han hablado desde su llegada al Granada?
–Sí. Espero que no le importe que lo diga, pero estuvimos comiendo en Granada antes de que me volviera a México. Tenemos una gran relación. Me deja tranquilo que Pacheta esté en el Granada y ojalá consiga buenos resultados. Si no es así, porque no siempre se puede ganar, sí afirmo que representará siempre bien al club, sin engañar a nadie, intentando unir a todo el entorno. Sus dos últimas experiencias en Segunda, con Valladolid y Elche, acabaron con ascensos. Ahora viene de estos tres últimos partidos, pero estaremos de acuerdo en que si el equipo no entró en 'play off' no fue por su culpa. Poco más podía hacer, salvo cambiar alguna cosa. Esperemos que haga una buena plantilla. La categoría es complicada y veo que se hará una gran reestructuración. Necesita su proceso.
–¿Qué consejo le dio?
–Todo lo que le hablé del club fue positivo. La Ciudad Deportiva, los empleados del día a día... Hay gente con un sentimiento fuerte y un nivel de profesionalismo altísimo. Le dije que iba a disfrutar. El consejo que le di fue que fuera él mismo. Pacheta se tiene que adaptar, pero si se comporta como es, no tendrá problemas porque es un tipo sincero que no vende humo, no llegará diciendo que nos vamos a meter en Europa. La afición quiere a alguien que luche por ella para ganar y que no la engañe.
–¿Echa de menos España?
–Acabo de estar allí varias semanas, la mayor parte del tiempo en Granada porque asenté mi base allí. De hecho, mi familia se quedará hasta agosto. Siempre se añora porque además en el extranjero afloran los sentimientos. Amo mi país y sus costumbres. Pero también he decir que mi momento está en Juárez.
–En México no tiene el Cascamorras seguro...
–Pero el seis de septiembre hay parón FIFA (risas). Estuve con mis padres, que se encuentran en Baza, y me preguntaron si este año sería capaz de ir porque nunca he faltado. Lo pensaré hasta última hora.
–¿Qué le une a Granada?
–Una de las cosas más bonitas de mi vida fue poder unir mi pasión por el fútbol con Granada, de la que mis padres me inculcaron sus tradiciones. El destino quiso que se juntara todo. Sigue siendo mi casa: mis hijos nacieron allí, mi mujer es de cerca, de Úbeda... Siempre está en mi corazón.
–¿Cómo llegó al club?
–Estaba en el Elche, cerrando los documentos de Fabián Ruiz, el actual jugador del PSG. El día 28 de diciembre, el de los inocentes, me llama Piru, que se presentó como Javier Torralbo –director deportivo del Granada en el primer proyecto chino–. Me llamaba para ir como gerente deportivo. Lucas Alcaraz era el entrenador y él había pedido referencias a Ramón Planes, que pasó por el Elche y que es como un hermano para mí. Le recomendó mi nombre y así me incorporé, buscando la estabilidad porque en el Elche no la había. Al mes de llegar, despidieron a Piru. Después, a Alcaraz y Sergi Vieta, que era el director general. Traté de poner pasión en el trabajo.
–Para la temporada siguiente aparece Manolo Salvador, que hace el equipo con usted. Luego, Antonio Cordón.
–Me tocaron primero muchos cambios con Salvador. Al final de aquel curso, él salió. Antes ya había entrado Cordón, que gestionaba para la propiedad china cuatro clubes: Tondela, Parma, Chongqin Lifan y Granada. Decidió, junto al director general Antonio Fernández Monterrubio, confiar en mí la parte de Granada. Cordón estuvo un año más, pero tuvo problemas con el grupo Hope, al que se vinculaba. Después, continúe solo hasta completar la campaña europea.
–Eligieron a Diego Martínez.
–Fue la clave. A aquel Granada se le reconoce por su nombre y es una buena definición. Tuve una gran incidencia en todo. También hubo un trabajo de los jugadores, que son los protagonistas, y de los dirigentes, pero él fue la figura más importante. Desde lo mejor de cada uno, conseguimos una gran alineación para que todo funcionara. Unido a la conexión con los aficionados, hubo una gran simbiosis. Sobre algunas piezas de la plantilla que no logró el ascenso fuimos juntos para mejorar dentro de los límites económicos.
–Pero Diego no fue la primera opción.
–Se valoraron varias. Hablamos con Francisco y luego con Diego cuando se desvinculó de Osasuna. Nos parecía un perfil idóneo.
–Nadie podía imaginar lo que vendría.
–Sin ninguna duda. Nos centramos en el partido a partido, en la realidad, en competir para ganar. De esta manera, miramos a los ojos a cualquier rival. Desde el Alcorcón en Segunda al Barça, al que le ganamos en casa y fuera, arrebatándole una liga, o contra el Nápoles en Europa. El equipo tenía humildad y ambición.
–¿De qué está más orgulloso de aquella época?
–En lo profesional, de compartirlo con aquellas personas, con unos valores que fueron innegociables. Lo más bonito lo percibí después, cuando decidí marcharme al Real Valladolid y recibí mensajes de tanta gente en los que se me decían que era 'uno di noi' –uno de los nuestros–. Siento que mi sangre es granadina y vivir aquellos momentos en el club... Aún hoy me pone la piel de gallina. Que el aficionado me sintiera como parte de ellos fue bonito.
–Hubo un acierto alto en los fichajes.
–Hubo fichajes buenos, pero es complicado quedarse con uno porque el colectivo que teníamos era tremendo. No me quiero dejar a nadie. También aportaron refuerzos con gente que no tenía o tenía menos experiencia en Primera. Se juntó un grupo excepcional en el que se sumaron buenos jugadores, pero en el que la clave era una identidad clara. Todos se metieron en la línea adecuada. Al principio fue complicado, pero cuando todo se enderezó, resultó más fácil. Lo más importante es que el equipo se identificaba con unos valores y encontró la complicidad con la afición. Tenemos el sabor agridulce de vivir el año europeo sin nuestra gente. Reconozco que lloré como un niño con aquel gol de Germán en la semifinal de Copa por todas las emociones de la semana, con los colegios llenos de niños con la camiseta del Granada, aun estando en el palco en el que tienes que guardar la compostura. Fue emotivo.
–No sé si me lo reconocerá, pero creo que está especialmente orgulloso de la llegada de Yangel.
–Regresó un segundo año y lo querían el Valencia y el Betis. Sus agentes son valencianos y era difícil retenerlo. Le decía que a mi hijo le iba a poner 'mini Yangel'. Al final conseguimos retenerlo en un hotel en Granada, en el que estuvo como diez días, con temas que había que negociar con el Manchester City. Es un jugadorazo que nos dio mucho, aunque es difícil quedarse con uno. Tengo la frustración con Kenedy, al que fiché un año después para el Valladolid sin que me funcionara después de ser uno de los mejores talentos en el Granada. Es lo difícil de este trabajo. Piensas que no fallas con un refuerzo, conociendo al futbolista, y luego no va.
Noticia relacionada
«Mi presidenta tuvo opción de entrar en el Granada, pero no se dio»
–¿Por qué no siguió Diego?
–Hay un cambio de dirección, con el que entra en el día a día Patricia Rodríguez. Despidieron a Monterrubio y unos meses después, Diego decidió no continuar. Luego, opté por marcharme. Los últimos meses fueron extraños porque vivíamos instantes especiales, en el mejor momento de la historia del Granada, pero con la sensación de que se estaba acabando y no porque el equipo no pudiera seguir rindiendo. De hecho, quedó noveno en Liga, pero parecía que el ciclo concluía por cuestiones personales. En mi caso, apareció lo del Valladolid y decidí cambiar. ¿Por qué lo hizo Diego? Es una pregunta para él. Quizás sintió lo mismo, que todo se acababa y que era mejor que siguieran otros, no lo sé. Había otras personas entrando en el club que quizás querían poner gente de su confianza. Yo lo acepté. De hecho, mi relación con la actual dirección es buena. Ya dije que no hablaría mal de nadie y solo pedí que fueran honestos conmigo si no contaba porque era joven y siempre defendí los intereses del club. Todo el mundo me trató así menos una persona. Ahora sigo al Granada desde la distancia y deseo que le vaya bien. Vi los dos últimos partidos en Los Cármenes, en mi asiento en la grada.
–¿Esa persona fue Patricia Rodríguez?
–Sí. No tengo nada en contra de nadie, pero en aquel momento fue duro. Me merecía acabar de buena forma y si alguien no cuenta con otro por cualquier cuestión, lo normal es decirlo. Se generaron momentos incómodos que se podrían haber evitado. Estoy orgulloso de haber trabajado con el Granada. No tuve problemas con Sophia (Yang) ni (Javier) Aranguren, ni con Alfredo García Amado después cuando me ha tocado hablar con él. Fueron educados y ojalá les vaya bien. Sería buena señal.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.