Nadie entendió a Arezo
El delantero uruguayo protagoniza una actuación tan nula como las anteriores a su cesión al Peñarol en su primera gran oportunidad como titular tras su vuelta, invisible para sus compañeros y torpe en los pocos balones que pudo controlar
Matías Arezo tuvo en Getafe su primera gran oportunidad como titular desde su vuelta de Uruguay, pero su aportación fue tan nula como en las ... que tuvo antes de su cesión al Peñarol. Si el delantero se desmarcaba hacia un lado, el balón iba para el otro; y si conseguía parar alguno, siempre terminaba cruzándose la desgracia en su camino. Una actuación que agigantó la ausencia del sancionado Lucas Boyé, sin haber hecho tampoco el argentino nada extraordinario en los últimos encuentros, inmerso en una racha de diez jornadas sin marcar.
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Matías Arezo fue la referencia en ataque de un equipo que salió bajo un 4-3-3 hasta que dos goles del Getafe le obligaron a cambiar algo. Alexander Medina confió en su compatriota con Uzuni y Bryan por las bandas pero ni olió un primer envío al área del albanés a los pocos segundos del pitido inicial ni tampoco mucho más de lo poco que rondaron por arriba los suyos. En su defensa cabe matizar que casi nunca tuvo ventajas.
Arezo entendió pronto que no iba a ganar una sola pugna entre Djené y Alderete, rebosantes de toda la agresividad que a él le falta. Ninguno de sus compañeros le encontró en los primeros balones que le mandaron allí por donde le esperaban, entre unas razones y otras, más allá de una pelota de Bruno Méndez que bajó en fuera de juego al tirar con demasiada inocencia su desmarque. Pudo correr al espacio en una ocasión habilitado por Sergio Ruiz, pero Alderete segó la jugada como advertencia. Inane también en la presión, incluso resbaló ante una ocasión para robarle una bola comprometida a Djené.
Ni cambiándose de botas tuvo más acierto Arezo, más acompañado por Uzuni tras el segundo del Getafe. Al menos pudo ensayar puntería en la reanudación tras otra carrera al espacio que todos sabían que no valdría para nada aunque García Verdura la dejase concluir con una mala definición del uruguayo. Un cabezazo precisamente con él dejó conmocionado a Djené en un balón aéreo, pero el central siguió ganándole duelos. Requerido por Alexander Medina mientras desde el VAR decidían si había penalti o no por mano de Jordi Martín, fue testigo del fallo de Uzuni y poco a poco fue desesperándose, como el resto de sus compañeros, llegando a pedir que le pasasen con los dos brazos en alto.
Tampoco la entrada de Óscar Melendo ayudó demasiado a Matías Arezo, que para colmo de males se llevó un rodillazo en el estómago de David Soria al ir a presionarle ante una pelota llovida que caía con nieve. Lo más cerca que estuvo el uruguayo de armar un disparo fue en una doble oportunidad a falta de veinte minutos, pero en la primera prefirió ceder para Ricard en la frontal al quedarse sin tiempo y en la segunda entró muy tarde a una pugna con Diego Rico.
La falta de un criterio unificado en la retransmisión para pronunciar el apellido de Arezo, entre las dos zetas y la 'ese', un fenómeno extraño que se repite desde su fichaje hace dos años pese a que el suyo no entrañe las dificultades de los de Piatkowski o Maouassa, entrando solamente el francés y ya al final para fortuna de la narradora y los comentaristas, invitaba a reflexionar si tampoco sus compañeros se pondrían de acuerdo para llamarle y por eso les costaba tanto coordinarse con él.
Fue Melendo quien tuvo la oportunidad que Arezo anhelaba. Frenado también por Gastón nada más salir, el charrúa pagó su frustración con un pelotazo a la grada que no fue a más porque casualmente era la salpicada por granadinistas, con los que se disculpó. Hasta Ignasi Miquel pescó un centro antes que él ya en el descuento. Aún volvió a resbalarse ante Gastón en una última pugna dentro del área.
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