Pedro González Segura | Asesor de la Real Federación Andaluza de Fútbol
«Tengo la certeza de que pronto se demostrará tanto mi inocencia como la de Luis Rubiales»El abogado granadino aborda la situación que le sacó de la RFEF y recuerda sus inicios en el Granada antes de convertirse en SAD
Pedro González Segura rompe su silencio mediático en IDEAL. El abogado granadino, ligado al fútbol desde la adolescencia, de árbitro a delegado para luego ser ... dirigente en clubes como el Granada, alcanzó la dirección de los servicios jurídicos de la RFEF bajo la presidencia de Luis Rubiales. Allí se vio salpicado por la operación Brodie, que judicializó parte de la gestión del motrileño y supuso la salida, entre otros, del propio letrado, quien mantiene su fe en la justicia.
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–Tuvo un problema de salud. ¿Cómo se encuentra?
–Sufrí un infarto a finales del mes de diciembre. Estoy en pleno proceso de recuperación cardiaca, aunque mucho mejor. La lesión fue importante. Espero que con medicación, deporte y vida sana pueda tener una vida normal.
–No parece parar aun así...
–Los que llevamos trabajando toda la vida no tenemos otra forma de entenderla. Me gusta mi trabajo y es una forma de recuperar también la fuerza y la salud.
–¿A qué se dedica?
–Sigo trabajando de abogado, y asesoro a la Real Federación Andaluza de Fútbol en un proyecto bonito que desarrolla el presidente Pedro Curtido.
–¿Cómo se dio esto con Curtido?
–Coincidimos cuando yo fui delegado en el Granada Atlético, pero lo conocía de sus tiempos en el Granada. Somos gente que llevamos toda la vida en el fútbol. Trabajé con él cuando era técnico territorial de la RFEF. Hemos tenido la oportunidad de volver a trabajar juntos. Lidera como presidente un gran proyecto para el fútbol andaluz.
–Imagino que es consciente del revuelo de estar en la Andaluza tras su salida de la RFEF.
–He estado en muchos clubes y me siento querido en el fútbol andaluz, entonces no sé si con el revuelo se refiere a alguien que, de forma concreta, genera ruido, pero mi percepción es que tanto el presidente y su equipo directivo como los distintos estamentos del fútbol regional me conocen, saben mi trayectoria y me siento respaldado por la gran mayoría.
–Usted fue uno de los detenidos en la operación Brodie. ¿En qué situación procesal se encuentra?
–Hay una instrucción en la que tanto al presidente Luis Rubiales como a parte de sus colaboradores se les dio condición de investigados. Yo soy uno de ellos. Se está desarrollando y esperamos que avance, por que va lenta, para que se decrete mi sobreseimiento. Después de leer el procedimiento, tengo la certeza de que no hay absolutamente nada y que pronto se demostrará tanto mi inocencia como la de Luis y el resto de personas. Estoy convencido de que todo se aclarará con el tiempo.
«Deriva un éxito deportivo de lo que se construyó, pero a nivel económico es más espectacular»
–Siempre ha defendido la gestión de Luis Rubiales.
–No tengo duda de su inocencia. Luis es una persona honesta. Todos los abogados personados en la causa y más profesionales del Derecho que han leído el procedimiento se sorprenden. Cualquiera con conocimientos jurídicos no entiende ni la instrucción ni el procedimiento.
–¿Considera que ha habido una cacería contra ustedes?
–Luis Rubiales ya sufrió, desde antes de llegar a la presidencia de la RFEF, muchas trabas para llegar al cargo. Durante sus años de presidente, se vio sometido a un hostigamiento de diferentes grupos de poder. Querellas, demandas penales y otros procedimientos, sin la difusión mediática porque no interesaba, pero todas fueron archivadas. En el caso actual, por las circunstancias que concurrían, parece que había interés en que sufriera algo que me parece injusto.
–Interpreto que uno de esos frentes fue con Javier Tebas. ¿Sabe si Rubiales continuará con ese pulso o quiere pasar página?
–Luis lo que quiere es demostrar su inocencia y que es una buena persona, inocente. Las cuestiones por las que le han denunciado... Ha quedado acreditado en el procedimiento que había gente trabajando mucho tiempo antes para que esto le pasara, con intereses de todo tipo. Imagino que la prioridad de Luis es que se limpie su imagen.
–Él parece apartado del fútbol, pero usted sí ha regresado.
–Insisto en que estoy convencido de que todos somos inocentes y el principio de presunción de inocencia hay que respetarlo. Llevo toda la vida en el fútbol y por qué no voy a seguir trabajando en algo que me apasiona. Luis ahora no puede porque tiene una sanción de FIFA.
–¿Cómo se encuentra él?
–Él está bien.
«Esperamos que avance para que se decrete mi sobreseimiento»
–Para usted, ¿cómo han sido los años en la Federación?
–Intensos, sin parar. Muchísimo trabajo, pero enriquecedor. El proyecto de Luis Rubiales ahí queda. A su alrededor, todo el éxito deportivo que deriva de aquello, de lo que se construyó, pero a nivel económico es más espectacular todavía. Entra con un presupuesto de 160 millones de euros y en cinco años los ingresos son más de 400 millones.
–¿Cree que algún día se reparará la imagen de Rubiales y de las personas que estuvieron con él?
–Estoy seguro de que el tiempo pone a cada uno en su sitio y que la verdad sale. Con perspectiva se verá y se recordará a Luis Rubiales como un gran presidente y una gestión histórica. Muchos clubes y estamentos del fútbol reconocen lo que se hizo. Él generó recursos para que al fútbol modesto, por ejemplo, le llegaran recursos y esto hizo que muchos clubes sobrevivieran a la pandemia, gracias a lo que se generó y el apoyo que tuvieron desde la RFEF.
–Cambiemos de tercio. Su unión con este deporte empieza desde la juventud. Era árbitro.
–Empecé con 14 o 15 años. Fue una lección de vida: me hizo madurar antes, un aprendizaje brutal dentro y fuera de los campos. Te relacionas con gente mayor. Yo iba de asistente con árbitros de 40 en Regional Preferente. Era un niño tímido, y se te quita cuando sales vestido de negro a un lugar donde te miran tantas personas.
–Su primer club, el Arenas de Armilla, como delegado. El segundo, el Granada Atlético, aquel proyecto creado a raíz del antiguo Guadix por empresarios para intentar buscar el fútbol profesional sin el Granada histórico.
–Fue un proyecto nuevo que arrancó en Tercera división y parecía ambicioso. Al final, todos los factores sumaron y el Granada CF seguía con una masa social importante. Tuvo éxito deportivo y a la postre fue la entidad que salió adelante, aunque la situación institucional y económica fuera complicada.
–Tiempos duros aquellos...
–Bueno, que el Granada sobreviviera a aquella época fue un auténtico milagro que se dio gracias al esfuerzo de mucha gente. Aficionados que creían en ello y dirigentes que apostaron por conseguirlo. Resucitaron al club. Cuando formé parte de la gestora previa a la llegada de Gino Pozzo y Quique Pina, estábamos al borde de la desaparición.
«No hay ningún tipo de delito porque los fondos de inversión en fútbol estaban permitidos por FIFA»
–Antes de ello, formó parte del Granada 74 SAD.
–Es historia del fútbol porque la compra de una plaza en fútbol profesional, la del Ciudad de Murcia, solo se dio una vez y no volvió a repetirse porque la RFEF cambió la normativa. Jugamos en Motril y fue otra experiencia curiosa, pero a la vez enriquecedora. No tuvo apoyo en Granada ni el consenso para celebrar partidos en Los Cármenes.
–Aquella experiencia le lleva a conocer a Quique Pina...
–Trabajamos juntos, nos conocimos mejor y entablamos una relación que tiempo después tuvo continuidad en el Granada.
–Porque el siguiente capítulo de su vida fue de rojiblanco, como parte de la gestora que presidió Ignacio Cuerva.
–Fue un máster de supervivencia. El Granada estaba en una situación crítica, con jugadores sin cobrar durante meses, poniéndose de rodillas en el campo. La situación era muy difícil y recuerdo que Ignacio (Cuerva) nos convocó a una reunión a una serie de personas que creía que podíamos ayudar. Había gente joven y alguna más mayor. Entre estos últimos, gente muy del Granada, como Luis Oruezábal (Chikito) y Miguel García Chinchilla, así como antiguos directivos. Ignacio nos pidió opinión ante la situación límite. La sensación es que era una temeridad meterse. Parecía una locura, pero los más jóvenes le dijimos que si daba el paso, no le dejaríamos tirado.
–¿Cómo lo arreglaron?
–Al día siguiente, visitamos a gente importante buscando consenso. Recuerdo que salimos de una empresa por la mañana y por la tarde se celebraba la asamblea de socios del Granada. Su idea, entonces, era no entrar porque nadie lo veía claro. Luego cambio de parecer. Pensé que había pasado algo. Él advirtió a los socios que se iba a intentar 'operar' al Granada, pero que se podía quedar en el quirófano. Cuando nos quedamos solos, le pregunté si había encontrado algún apoyo. Nos dijo que no, solo la intuición.
«En la historia, no se le da el sitio que le corresponde. Es el verdadero salvador; fue un milagro»
–Constituyeron una gestora.
–Trabajamos mucho y casi no dormíamos del miedo a que se nos fuera. Dimos pasos, pero éramos un puñado de locos buscando la viabilidad. Negociamos con los jugadores, metimos el preconcurso de acreedores... Ignacio, su hermano Gerardo (Cuerva) y Javier (Jiménez) adelantaron un mes de nóminas... Sobrevivíamos hasta que un día me llamó Quique Pina.
–¿Qué ocurrió?
–Quedamos para comer. Desde sus tiempos en el 74, se había quedado enamorado de Granada y del Granada, viendo su potencial. Él me planteó que lo ficháramos como director deportivo, pero le respondí que no teníamos capacidad para pagarle. Un día, Pina me volvió a llamar y me dijo que si le podía llevar, junto a un amigo, a ver el estadio. Ese amigo era Gino Pozzo. Quiso saber más sobre el club y Gino me planteó que, si llegaba alguien y asumía la deuda, si el club estaría dispuesto a transformarse en Sociedad Anónima Deportiva. Yo me quedé flipado y le dije que, si hacía esto, le sacarían en procesión. Al final, sacamos aviones Javier Jiménez y yo y escuchamos la idea de Pozzo en Barcelona. Lo contamos en la junta y regresamos con Ignacio.
–La idea de Pozzo era apoyarlo todo con el Udinese.
–Dar viabilidad al club y sacarlo de la situación que tenía. En dos años, de Segunda B a Primera. Fue un milagro.
–Usted continuó en distintas funciones.
–Seguí por Pina, era la persona que más conocía. Pozzo dejó claro que la pata local era importante. Él no quería protagonismo. En la historia del Granada, a Pozzo no se le da el sitio que le corresponde. Es el verdadero salvador, aunque mucha gente interviniera en el proceso. Es quien puso el dinero, los medios y su capacidad para que el milagro se produjera.
–El recuerdo de Pozzo se ve afectado por el caso Líbero...
–Estoy convencido de que saldrán todos absueltos también porque ese procedimiento nace de la ignorancia de las normas internacionales deportivas. No hay ningún tipo de delito porque los fondos de inversión en fútbol estaban permitidos por FIFA, había uno que invertía en el Granada y, desde mi punto de vista, fue todo legal. Pienso que no tendrán ningún problema.
–Tuvo un desencuentro con Pina y salió del club.
–Fui secretario del consejo de administración y asesor jurídico. Hubo un momento en el que Gino me dio la dirección. Bajo esas funciones, no era fácil hacerlo con Pina, que era un presidente muy ejecutivo. Fue difícil desarrollar la labor y tuve que marcharme. Pina y yo teníamos visiones distintas y entrábamos en colisión.
–¿Han retomado la relación?
–Perdí el contacto, pero la relación hoy en día es cordial. He coincidido con él y la relación es buena.
–Después apareció en Málaga...
–Contactaron conmigo y lleve a cabo una reestructuración en el club junto a otros compañeros en una temporada. Nos contrató el jeque Al-Thani.
–La penúltima etapa, en apoyo de Rubiales en su candidatura a la RFEF.
–Lo conocía de siempre, por ser gente de fútbol. Le había llegado a arbitrar. Nos saludábamos como paisanos. A raíz de ello, tuvimos contacto cuando él estaba en la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y yo en el Granada, precisamente por la situación económica que teníamos. Pasó el tiempo y cuando decidió presentarse a la RFEF, me llamó. Cuando ganó, pasé a trabajar en la asesoría jurídica.
–Ahí se dio cuenta que todo era un juego de niños comparado con Madrid...
–La verdad es que sí. Creía que lo había vivido todo en el fútbol, pero fue una montaña rusa nueva. Apasionante en cualquier caso y para alguien de fútbol es único. Estaba en la casa donde se construye todo. Se podían cambiar las cosas y mejorar.
–¿Cuáles son sus planes de futuro?
–Colaboro en un proyecto fantástico que se llama 'universo RFAF'. Desarrollamos una modernización y será un antes y un después para esta federación, que la hará un referente tanto a nivel nacional como internacional. Se conseguirá que el fútbol base crezca y se pueda revertir en ello.
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