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El violador es conducido por un guardia civil a la sala donde se celebró el juicio en 2005 en la Audiencia de Málaga SUR
Violador en serie de la cárcel de Albolote | El preso podrá pedir la libertad condicional en cuanto ingrese en el centro de inserción social

El violador en serie podrá pedir la libertad condicional en cuanto ingrese en el centro de inserción social

La única medida privativa que tendrá en la calle será no acercarse a menos de 2.000 metros a sus víctimas durante quince años

José Ramón Villalba y Juan cano

Granada

Miércoles, 11 de septiembre 2019, 01:49

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Juan Carlos G. R., el violador en serie ingresado en la cárcel de Albolote y a quien le acaban de conceder el tercer grado penitenciario, podrá solicitar la libertad condicional en menos de dos semanas, una vez que ingrese en el Centro de Inserción Social -CIS- donde decidan destinarlo desde Instituciones Penitenciarias. La última reforma de Código Penal del año 2015 deja claro que esta suspensión de la condena –que puede revocarse ante determinados supuestos– se concede a reclusos «clasificados en tercer grado, que hayan extinguido las tres cuartas partes de la pena impuesta y hayan observado buena conducta».

Este preso, que cometió 13 agresiones sexuales y otras 11 en grado de tentativa, fue condenado a 271 años de cárcel pero el máximo de cumplimiento quedó establecido en 20 años. Lleva encerrado desde el año 2002, que entró como preso preventivo en la cárcel malagueña de Alhaurín, por tanto suma ya 17 años de presidio, 24 meses más de lo exigido para que le otorguen la libertad condicional. Por ello, desde su próximo ingreso en el Centro de InserciónSocial –CIS– donde lo manden, algo que ocurriré este viernes o el de la próxima semana como muy tarde, podrá solicitar la libertad condicional, lo cual le permitirá estar en la calle como otro ciudadano más y con el único condicionante de no delinquir ni acercarse a sus víctimas a una distancia de dos kilómetros.

La cárcel de Granada ha propuesto destinarlo a los CIS de Algeciras o de Málaga, aunque él ha solicitado el de Granada, según ha podido saber este periódico. Una vez en elCIS, según cuentan fuentes consultadas en Instituciones Penitenciarias, la junta de tratamiento deberá elaborar un informe para mostrar su conformidad o no con la libertad condicional –una vez solicitada esta–; en caso negativo, el preso presentará un recurso y será el juzgado de Vigilancia Penitenciaria quien decida en última instancia si se le concede o no.

Suspensión de la libertad

Cuando se manifieste la peligrosidad del liberado por la comisión de nuevo delito, o por el incumplimiento grave o reiterado de las prohibiciones y deberes impuestos, o por sustraerse al control de la administración Penitenciaria, el juez de vigilancia revocará la libertad condicional concedida, y ordenará la ejecución de la pena restante, debiendo el penado cumplir la misma sin que el tiempo transcurrido en libertad condicional se compute como tiempo de cumplimiento de la condena. La libertad condicional permite verificar la capacidad de autocontrol del sujeto para vivir en libertad desistiendo de delinquir.

Este nuevo régimen de libertad completa que permite al reo pasar las 24 horas en la calle, sin obligación de acudir a ningún centro cerrado de internamiento, mantendrá al recluso en la calle sin ningún tipo de control telemático a través de pulsera ni nada similar, pero por una simple razón.La sentencia dictada por la Audiencia provincial de Málaga en el año 2005 no le impuso ninguna medida de libertad vigilada una vez que saliera de prisión, sólo una medida de alejamiento de dos kilómetros desde el día en quedara en libertad hasta quince años después.

Un máximo de 20 años

Juan Carlos estuvo en prisión preventiva desde su detención en 2002 hasta que, en 2005, la Sección Tercera de la Audiencia Provincial dictó sentencia. Fue condenado a 271 años de prisión por 13 delitos de agresión sexual y otros 11 en grado de tentativa, aunque el tribunal le impuso finalmente 20 años, que era el límite legal vigente en ese momento para las penas de privación del libertad. Hasta ese momento, y probablemente hasta la fecha, había sido la condena más alta impuesta a una sola persona por la Audiencia Provincial de Málaga en su historia.

Así las cosas, tras la sentencia, el violador múltiple continuó en la cárcel con un horizonte negro: 20 años entre rejas –se 'licencia' (extingue por completo su pena) en enero de 2022– y, al salir, una orden de alejamiento de 2.000 metros hacia cada una de sus víctimas durante otros 15 años.

En estos años, el recluso ha pasado por las cárceles de Alhaurín,Córdoba y Granada, en la de Albolote lleva ingresado desde 2012. En prisión ha tenido trabajo remunerado en distintos destinos, el último en el economato del penal alboloteño, y, según las fuentes consultadas, no ha tenido problemas de comportamiento que le hayan supuesto expedientes graves lo cual le ha permitido permanecer en los últimos años en un módulo de respeto. Incluso hizo un curso de terapia para agresores sexuales. «Estos internos no suelen buscarse problemas en el interior de la cárcel y siempre tratan de pasar lo más desapercibidos posibles», apunta una fuente consultada en Albolote.

La pregunta del millón es si finalmente le queda concedida la libertad condicional, una vez solicitada tras su ingreso en el Centro de Inserción Social –CIS– donde lo destinen, qué tipo de medida de control habrá sobre este violador para evitar que se acerque a menos de 2.000 metros de cada una de sus víctimas. Todas las violaciones y las tentativas de agresión sexual las consumó en Málaga entre los años 1997 y 2002 siendo profesor en un colegio concertado de Málaga.

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