Tres generaciones de agricultores granadinos
«Tras la crisis del ladrillo se hizo agricultor cualquier persona y hay gente que rompe precios»Cultivo tradicional ·
Manuel Megías, que lleva las fincas familiares de maíz y espárrago, añora tiempos más rentables para los agricultoresManuel Mejías recuerda su infancia y adolescencia entre fardos de tabaco. A sus 46 años es el heredero de una saga de agricultores de Vegas ... del Genil y se encarga de gestionar las fincas de la familia, que en los Cincuenta del pasado siglo se dedicaron a la producción de remolacha y después se subieron al carro del tabaco, un cultivo que dio unos años de esplendor a la vega y una rentabilidad que añoran.
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«El tabaco era un cultivo muy exigente pero gracias a él vivimos bien muchos años. Yo lo cultivé más de veinte y dejaba margen. Trabajábamos toda la familia, entonces no había jornaleros extranjeros, era todo familiar pero se veía más luz. Teníamos exclusividad y una concesión por lo que se pagaba bien», recuerda el empresario agrícola, que aguantó este cultivo hasta 2014. Su familia llegó a ser la segunda productora de Andalucía por concesión de derechos.
«Ajos no ponemos porque necesitan mucha atención, hay que dedicarles muchas horas y es cada vez menos rentable, no me merece la pena»
Ahora, asegura, todo es más complicado. Las 20 hectáreas -entre las familiares y algunas arrendadas- están sembradas de maíz y espárrago, un cultivo que es «más llevadero» y Manuel puede compatibilizar con otro trabajo fuera de la finca.
«Ajos no ponemos porque necesitan mucha atención, hay que dedicarles muchas horas y es cada vez menos rentable, no me merece la pena», esgrime el agricultor.
«La vega en mi opinión ha ido a peor. Tras la crisis del ladrillo se hizo agricultor cualquier persona, llegó mucha gente que no es profesional y que malvende, rompe precios, hace malas prácticas... Antes éramos más profesionales», analiza Mejías.
La subida de costes que soportan los agricultores por el incremento de la factura energética, los abonos, el gasoil... sumada a la sequía, aunque en la vega y en el caso del espárrago está siendo más llevadera, ha colocado a los productores en una situación compleja. «Se ha encarecido todo de tal forma que no sabemos si podremos aguantar, este año va a ser decisivo para la agricultura», afirma Mejías.
Los intermediarios
La posible reducción de las subvenciones con la nueva PAC y las normativas del campo, que cada vez son más exigentes complican también el futuro a los productores tradicionales de la vega. «Nos piden papeles a los pequeños como a los grandes», protesta.
«Yo mantengo las fincas por tradición familiar, porque tenemos las tierras y porque tengo los derechos de la PAC que nos dan un balón de oxígeno, si no, no podría vivir de esto. Desde cero sería imposible empezar», resume Manuel. Como apasionado de la agricultura y granadino arraigado a la vega tiene esperanza en el futuro pero a día de hoy su visión es rotunda: «De la vega se vive peor que antes».
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