La torre de la Catedral de Granada recuperará su tono dorado y tendrá un mirador para 20 personas
El Arzobispado cuenta ya con los permisos de Cultura para acometer el proyecto de restauración con un coste de 2,5 millones
Han pasado ya quinientos años desde aquel momento histórico en que Antonio de Rojas Manrique, arzobispo de Granada y patriarca de las Indias Occidentales, colocaba ... la primera piedra de la Catedral de Granada con toda la solemnidad. Cinco siglos en los que el templo diseñado por Diego de Siloé ha aguantado, con vigor, los embates de los elementos. A pesar de ello, la acción del clima, los terremotos y la contaminación atmosférica sí que están pasando factura al monumento, que requiere de un programa de inversiones que garantice su perfecto estado de salud en el largo y sobre todo en el larguísimo plazo.
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Hay noticias muy alentadoras al respecto. Según ha anticipado a IDEAL el arquitecto Pedro Salmerón, el proyecto de restauración de la torre, que él mismo redactó en 2017 junto a Diego Garzón, cuenta ya con todos los permisos, incluido el de la Comisión de Patrimonio de la Junta, y se podría empezar a ejecutar en este mismo 2024. «Solo falta que metan los papeles en el Ayuntamiento», aclara Salmerón.
Cuando todo esto suceda, cuando todos los astros estén alineados, comenzarán unas obras imprescindibles para el campanario y que, a juicio de Salmerón, deberían de ser el inicio de la rehabilitación integral de todas las fachadas de la Catedral –salvo la del Perdón y la CapillaReal, donde se ha actuado hace relativamente poco–. La intervención, con un presupuesto global de 2,5 millones de euros, supondrá la instalación de un colosal andamio de más de cincuenta metros. Esa enorme estructura permitirá la eliminación de esa pátina de suciedad que oculta el verdadero color de la piedra.«Los ciudadanos observarán cómo desaparecerá el gris para recuperar el dorado», explica Salmerón.
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No será el único cambio sustancial –cualquier transformación debe contar con el visto bueno de Cultura al tratarse de unBien de Interés Cultural–. Se eliminará la cubierta inclinada, «que no ha parado de dar problemas», para habilitar un mirador con capacidad para grupos de veinte personas que permitirá una visión de 360 grados de toda la ciudad. Lógicamente, aún no se sabe nada de cómo será el régimen de acceso. «Lo que está claro –bromea Salmerón– es que hay que estar en forma porque hay que ascender cincuenta metros en escalones de veinte centímetros». Culminará, de esta forma, una actuación que ya se planteó en 2004, que entonces contaba con todas las bendiciones de las administraciones, que se metió en el cajón debido a la crisis de 2008 y que se tuvo que actualizar hace seis años para resolver nuevas contingencias.
Los datos
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501 La primera piedra de la Catedral de Granada fue colocada en el año 1523 por parte del arzobispo Antonio de Rojas Manrique. Han pasado desde entonces 501 años.
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2017 El proyecto de restauración de la torre de la Catedral data de 2017. A expensas del último trámite municipal, cuenta ya con todos los permisos.
Mientras tanto, mientras que se inician estos trabajos, el Arzobispado de Granada, sensibilizado con la preservación de sus bienes, acomete en estos días las tareas de conservación que se desarrollan todos los años de forma preventiva con motivo de la Semana Santa. Técnicos subidos en la cesta de una grúa telescópica escudriñan todo el torreón para ver si hay algún peligro potencial de desprendimiento. «La prioridad es garantizar la integridad de todos los viandantes que transiten por la base en unos días, los de Semana Santa, en que se registra una notable afluencia de gente en todo el entorno», señala Salmerón.
«Todos los años se hacen inspecciones antes de Semana Santa para prevenir posibles desprendimientos»
Pedro Salmerón
Arquitecto
La Catedral de Granada, dedicada a la Encarnación del Señor, está realizada fundamentalmente con cinco tipos de roca, todas extraídas de canteras del entorno de Granada, cuya composición y comportamiento ante los agentes meteorológicos, por ejemplo, son determinantes para la aparición de ciertas patologías.
Lo que más prevalece es la calcarenita de Santa Pudia, en Escúzar –está presente en el ochenta por ciento de la piedra vista–. También hay piedra de Sierra Elvira en portadas, cornisas y zócalos, básicamente; travertino de Alfacar, que se empleó en los tramos ocultos de batalla; y mármol blanco de Macael para los pavimentos. Encontramos, además, serpentina de Sierra Nevada para elementos ornamentales como los tabernáculos.
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