Las cinco grandes amenazas de la Catedral
La piedra se areniza, se alveoliza y se quiebra por la acción del clima, los depósitos de polución y por el efecto de los terremotos
Jorge Pastor
Miércoles, 21 de febrero 2024, 00:43
Son varios los males que acechan a la Catedral de Granada que deben ser atajados para frenar el deterioro que conlleva el inexorable paso del tiempo. El arquitecto Pedro Salmerón comenta que la calcarenita de Santa Pudia es bella y tiene una característica tonalidad áurea, pero es muy porosa.Las grandes diferencias de temperatura entre el verano y el invierno y entre el día y la noche –en algunas jornadas la oscilación térmica en Granada supera los veinte grados– tienen un gran impacto, al igual que los ciclos de lluvias. La roca se humecta y pierde cohesión. La consecuencia directa de ello es lo que se conoce como 'arenización'.
Otro fenómeno que se puede observar dando un paseo y observando con un poco de atención es el desplacado, que supone la caída de pequeñas láminas. También se está produciendo alveolización. Es decir, deterioros en forma de aparición de pequeñas bolsas como consecuencia de la falta de uniformidad del mineral. Y también son habituales las colonizaciones por seres vivos como líquenes, una capa verde que frecuentemente esconde fisuras. A todo ello hay que añadir las fluorescencias. O sea, concentraciones de sales que se generan por la cercanía de revestimientos que tienen algunos yesos –de ahí que esos recubrimientos se hagan hoy día, cuando es necesario, con cal–.
Los terremotos también hacen mella. Especialmente en los elementos situados a mayor altura y que son más esbeltos. Con motivo del enjambre sísmico de hace tres años y los temblores con intensidad superior a cuatro, se hizo imprescindible el desmontaje de los pináculos más afectados –en los menos valió con un reforzamiento–.La intención en un futuro es volver a situarlos para que la Catedral tenga su imagen primigenia.
Aunque una de las principales amenazas de la Catedral y de buena parte del patrimonio de Granada es la porquería que sale de los tubos de escape de los coches y que termina impregnándolo todo –además de ser factor coadyuvante en el agravamiento y la aparición de enfermedades en los seres humanos y los animales–. Eduardo Sebastián, profesor emérito del Departamento de Mineralogía y Petrología de la Universidad de Granada, ha realizado interesantes estudios sobre la relación entre la circulación en la Gran Vía y la Catedral. La investigación evidencia esa asociación directa entre los depósitos de azufre y el incremento de la toxicidad por los combustibles fósiles en los flancos más expuestos, los que dan a la Gran Vía y en general a las calles donde se registra un incesante trasiego de coches, motos y furgonetas.
«La acción del tráfico y de los combustibles fósiles tiene una incidencia directa en la piedra»
Pedro Salmerón
Arquitecto
Ese tono grisáceo, causado por la adherencia de todo el polvo en suspensión, está más o menos mitigado en función de la orientación de la Catedral y la exposición al sol y las corrientes de aire. Esto lo puede comprobar usted mismo con mucha facilidad. Sitúese en la plaza de las Pasiegas, levante la vista y apreciará que hasta la cornisa del primer cuerpo –que coincide con los tejados de los edificios aledaños– se ve esa pigmentación aplomada frente a esos marrones vivos que, por momentos, parecen oro de las partes más altas. ¿Por qué? Pues básicamente porque por arriba corre más el viento e incide más directamente la luz solar. Esto favorece el secado cuando hay lluvia y evita la degradación que genera el agua. De ahí la diferencia de aspecto con los flancos orientados hacia el Norte, como la calle Cárcel Baja o la plaza Diego de Siloé.
Resulta curiosa la diferencia de tonalidad de los sillares en el caso de la calcarenita. ¿A qué se debe? La respuesta está relacionada con las vetas de la propia mina. Unas son más claras y otras menos.
Granada es la Alhambra, pero también la Catedral. Una joya del Barroco y el Renacimiento que tendrá, a buen seguro, un futuro tan esplendoroso como lo tuvo en el pasado.
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