Un recorrido por el parque público del Realejo, un agujero negro a espaldas del Cuarto Real

Estos problemas no son nuevos. Desde su inauguración en el año 2004, este espacio recreativo, que pretendía ser el pulmón del barrio del Realejo, ha pasado por distintas fases de deterioro, que han provocado una acumulación de quejas vecinales. El equipo de gobierno, por su parte, pretende unir este espacio con el recinto Almohade, una vez que concluyan las obras de puesta en valor de los restos arqueológicos que aparecieron. Pero mientras que esto ocurre, el parque requiere obras urgentes y, ahora, la Policía Local recomienda su cierre.

Son más de 15 años los que han transcurrido desde que se reformó este parque y, desde entonces, no han sido pocas las polémicas que el mal estado de conservación ha provocado entre los vecinos y partidos políticos. Así ha evolucionado el espacio granadino desde su remodelación en el año 2004:

Tal y como contaba Rafa López en IDEAL el 20 de febrero de 2004, el barrio del Realejo estaba en ese momento a punto de estrenar su principal parque público, fruto de las obras realizadas en el Cuarto Real de Santo Domingo, adquirido en 1990, y de la importante transformación que acababa de sufrir el barrio. Una reforma muy esperada, tras 14 años de «peleas y broncas inacabables» al respecto.

La reforma del parque formó parte de un plan de remodelación compuesta por tres fases: los trabajos preliminares de restauración en la qubba, los llevados a cabo en el parque público y la reforma del Palacete del siglo XIX. El diseño del parque, a cargo del arquitecto Eduardo Jiménez, fue definido como «un salón urbano en el corazón de Granada», compuesto por una alberca, arrayanes, plantas aromáticas, limoneros y árboles.

El estilo, sin embargo, levantó ampollas entre parte de la población, que consideró el diseño demasiado «moderno» y con un escaso «granadinismo».

Dos meses después y una vez inaugurado, Juan Enrique Gómez recogió en IDEAL la opinión de los vecinos que, aunque consideraban algo inadecuado el diseño minimalista y modernista del parque, se mostraron satisfechos con la puesta en valor del espacio.

En ese momento, se contemplaba que el parque se uniera a dos jardines históricos, una vez finalizadas las obras de remodelación del Cuarto Real de Santo Domingo, con el que quedaría conectado. La esperada reforma, no obstante, ya era un hecho a principios del año 2004.

Cinco años más tarde de su remodelación, el parque presentaba un estado de conservación lamentable, provocado por el vandalismo. Así lo explicaba Sascha Rakitin en IDEAL el 26 de agosto de 2011, tras comprobar personalmente el deterioro del espacio granadino. «Muchos vecinos de la zona se quejan de las frecuentes incursiones nocturnas al lugar, de las pintadas que recubren la mayoría de sus paredes y de los desperfectos que presentan los focos que flanquean sus caminos. No les falta razón ya que, si bien los aparatos de ejercicio y los jardines están en buenas condiciones, todo lo demás hace pensar que el lugar es más frecuentado por vándalos que por familias o personas mayores.», reflejaba su artículo. Las denuncias de los vecinos y de la oposición, que se iniciaron poco después de la inauguración por el gamberrismo, empezaban a acumularse.

La respuesta del Ayuntamiento de Granada, sin embargo, tardó más de dos años en llegar. Fue el 12 de noviembre de 2013 cuando el consistorio anunció una nueva reforma del parque público, que ya se encontraba en un estado inhabitable, prevista para diciembre de ese mismo año, ante el malestar de los vecinos de El Realejo.

Un malestar que, tal y como explicaba Javier F. Barrera en este periódico, fue aprovechado por la concejala socialista, que denunció en ese momento que el Ayuntamiento se hubiera gastado «10.000 euros en reparar los daños causados al parque y que se podrían haber evitado si el equipo de gobierno cumpliera con su deber». Y es que, según manifestó la presidenta de la Asociación de Vecinos del Realejo, Piedad Cardenete, el parque necesitaba recuperar su vigilante para que el arreglo integral se mantuviera en el tiempo.

Dos meses más tarde, la preocupación de los vecinos aumentaba a la par que se incrementaba el número de actos vandálicos en las instalaciones del parque. La oposición, que achacó esta situación a la ausencia de vigilancia, acusó al Ayuntamiento de haber permitido su deterioro y criticó que, por este motivo, el proyecto de remodelación ascendiera hasta los 157.377 euros.

Ante este malestar, el consistorio incluyó en el rediseño del parque la instalación de un sistema de videovigilancia con instalación de cámaras, conectadas con la central de la Policía Local. La reforma, además, incluía la colocación de barandillas de protección, la retirada de la chapa y la sustitución de las lamas de madera por pavimento blando.

En marzo de ese mismo año, Javier F. Barrera relataba en IDEAL el descontento de los vecinos del Realejo, que exigían la ejecución del arreglo del parque, que en ese momento se encontraba paralizado por desavenencias administrativas entre Ayuntamiento y Junta de Andalucía, a pesar de que ya estaba disponible una partida de 150.000 euros para tal fin. Y «mientras todo se deslía», decía Barrera, «el peligro es más que real y las quejas aumentan». En este momento, el parque público del Cuarto Real de Santo Domingo ya estaba considerado como «un particular agujero negro dentro del histórico barrio de El Realejo de Granada».

Las obras no llegaron hasta el 15 de enero de 1015, un año después de lo que prometió el gobierno local, con un plazo de ejecución de dos meses para poner luces y arreglar los bancos, las puertas y las maderas hundidas.

Como mencionábamos al inicio de esta cronología, ahora, la Policía Local ha recomendado su cierre provisional ante el estado de deterioro del parque, que supone un peligro para los ciudadanos. Una recomendación a la que preceden más quejas vecinales, que resurgieron tras la última remodelación.