Pulso entre los ganaderos y Lactalis Puleva: «Antes de regalarles la leche, la tiramos»

Los productores de leche granadinos tocaron fondo el pasado año. La venta a pérdidas arrastrada durante meses y la escalada de los costes de producción les obligaron a sacrificar vacas lecheras para al menos cobrar la carne y salir del atolladero. En Granada se mataron 1.500 cabezas, según los datos de Alba Ganaderos.

La consecuencia lógica del desplome de producción, agravado por la sequía, fue una subida de precios y la cotización del litro de leche, que estuvo por los suelos a 35 céntimos el litro en 202 y remontó hasta los sesenta céntimos en origen en estos primeros meses de 2023.

El sector ha tenido así, a pesar de los graves problemas que está acarreando la sequía, tres meses de relativa tranquilidad en cuanto a los precios. Pero la paz se ha acabado de golpe. El último contrato que tenían firmado con la multinacional, de dos meses de duración, concluía el 1 de mayo y ganaderos y empresa no han logrado cerrar un nuevo acuerdo.

El precio que les han pagado en el último contrato es de 599 euros por mil litros de leche, pero la nueva propuesta de Lactalis, según la cooperativa Alba Ganaderos, pasa por rebajar la tonelada a 509 euros. Y los ganaderos se niegan a firmar un contrato con el que, a su juicio, firmarían su ruina definitiva.

«No podemos asumir estas pérdidas, el sector ya no da para más en un momento en el que escasean forrajes para alimentar al ganado, el precio del pienso está disparado y las explotaciones tienen ya graves problemas con el agua para abastecer al ganado. Hemos propuesta que la rebaja sea más atenuada y no lo aceptan, de golpe y porrazo nos dicen que no nos recogen la leche», relata el presidente de la cooperativa Alba Ganaderos, José Antonio Bolívar, que agrupa a 89 ganaderos, no solo de Granada sino también del resto de Andalucía y el Levante.

La situación -admite Bolívar- es dramática. Lactalis Puleva es su cliente principal y preferente, les venden toda la producción y las relaciones son cordiales desde hace años, en tanto que están obligados a entenderse. En otras ocasiones han tenido conflictos y tensiones por los precios, pero por primera vez, la multinacional ha dejado de recoger la producción. Y los ganaderos han respondido grabándose vídeos tirando la leche y asegurando que aguantarán hasta sus últimas consecuencias.

Un pulso que deja a las dos partes en una situación difícil, ya que se trata de un producto perecedero.

«Puleva nos está obligando a firmar un contrato que arruina al sector en Andalucía y antes de regalarles la leche preferimos tirarla, no vamos a firmar ese contrato abusivo», advierte Antonio Casas, ganadero de vacuno lechero de la ganadería Brácana de Moraleda de Zafayona.

«Tras un mes de negociaciones nos proponen una bajada de nueve céntimos por litro que es inviable, con la sequía y los costes disparados, no lo podemos soportar. Tenemos una Ley de la Cadena Alimentaria que impide vender por debajo de costes y se están saltando a la torera, solo quieren más margen de beneficio a costa del productor. Siempre pagamos nosotros y no lo vamos a consentir. Han cumplido su amenaza y no nos están recogiendo la leche, pero antes de regalarla la tiro por el caño. Aquí están mis 365 días de trabajo», comenta desolado en otro vídeo Miguel Rodríguez, de la granja ganadería El Pilar de Santa Fe, mientras destruye su leche.

«Que los políticos sigan mirando para otro lado, cuando traigan la leche de fuera entonces sí valdrá cara y lo va a pagar de consumidor», apunta el joven ganadero granadino.

La normativa sanitaria vigente impide que la leche fresca se pueda comercializar directamente en las granjas, ya que tiene que someterse aun proceso de pasteurización. Así que, sin su principal cliente, la única alternativa al sumidero que le queda a la cooperativa lechera granadina es entregar la leche a queserías, «no para ganar dinero, sino para no tirarla», lamenta Bolívar.

El 1 de mayo se tiraron unos 100.000 litros de leche de 76 ganaderos a los que Lactalis Puleva ya no recogió la producción y 500.000 litros fueron a fábricas para hacer queso «que tendremos que vender, regalar o donar a comedores sociales, como hemos hecho en otras ocasiones».

Lo que tienen claro es que no van a firmar un contrato que no les garantiza una mínima rentabilidad.

«Hoy tiraremos lo mismo y en los próximos días se seguirá desviando leche para hacer queso a razón de 500.000 litros diarios. Estaremos tirando leche hasta que Puleva mejore el contrato que ofrece. Ya hemos cedido seis céntimos de los nueve que propone Puleva y es imposible bajar más en las condiciones actuales», apunta Antonio Casas, también gerente de la cooperativa Alba Ganaderos.

«Están acostumbrados a hacer con nosotros lo que quieren y ya está bien, los ganaderos también tenemos que ganar dinero. No se lo que podremos resistir, si hasta mañana, hasta pasado o una semana... pero estamos unidos y tenemos que luchar», concluye el presidente, José Antonio Bolívar.

Por su parte, desde Grupo Lactalis, admiten que no ha sido posible alcanzar un acuerdo con algunas ganaderías andaluzas para los próximos meses «tras semanas de negociaciones y dos modificaciones en las ofertas de compra de leche propuestas a las ganaderías colaboradoras de la compañía en Andalucía, ofertas que superan el precio medio de la leche en origen en Europa», subrayan.

«En el contexto actual de reducción de consumo de los productos lácteos en España, con algunas categorías experimentando bajadas de precios en los puntos de venta como los yogures y los quesos, y en un momento en el que el precio de leche en origen en Andalucía está por encima del europeo y del del resto de España, las propuestas de Lactalis buscan ajustar de forma gradual el precio de la leche en las ganaderías al contexto y al mercado español y europeo», esgrimen desde la multinacional láctea.

Grupo Lactalis, que trabaja desde hace décadas con las ganaderías andaluzas, confía no obstante en alcanzar «a la mayor brevedad posible» un acuerdo con las ganaderías restantes «que contribuya a adaptar los precios del primer eslabón de la cadena láctea a la compleja situación actual del mercado de la alimentación, una situación que afecta a toda la cadena, desde las ganaderías a los consumidores, pasando por la industria, y que obliga a realizar ajustes en todos los eslabones».