Una vecina de Almuñécar pasa seis días en prisión por un error judicial
Mirela, de nacionalidad rumana, denunció en de agosto el robo de su moto y acabó en un furgón rumbo a la cárcel de Albolote
Mirela Stoian es una vecina de 38 años de Almuñécar que trabaja en la hostelería. Tiene una hija quinceañera, es de nacionalidad rumana y, por ... un error judicial, pasó seis días este verano encarcelada en la prisión de Albolote.
Un equívoco a la hora de escribir la filiación de una condenada por un robo, también originaria de Rumanía y con su mismo nombre, en una sentencia dictada por un juzgado de lo Penal de Palma de Mallorca, hizo a esta vecina de Almuñécar convertirse en una presa inocente. Aún necesita tratamiento psicológico.
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Fue el pasado 17 de agosto el día en que Mirela empezó a tachar en su vida los de esta insólita experiencia por la que ya ha presentado una reclamación de responsabilidad patrimonial ante el Ministerio de Justicia. Pide, lógicamente, una indemnización por el daño moral que le ha causado dormir entre rejas seis días con sus noches sin saber el porqué.
El encarcelamiento erróneo de Mirela se produjo después de que fuese a denunciar el robo de su moto tras salir del trabajo. Al facilitar sus datos, los agentes comprobaron que existía una requisitoria contra una ladrona del mismo nombre que, aprovechando un permiso penitenciario, se había fugado de una prisión balear.
Mirela, de repente, se vio esposada. Quedó detenida y pasó a disposición de uno de los juzgados de Almuñécar. La asistió la abogada Mercedes Fernández Fernández, que acudió para sustituir a otra compañera del turno de oficio. La mujer juraba y perjuraba a la letrada que ella no era ninguna delincuente, que no era la prófuga a quienes las fuerzas del orden buscaban, que nunca había estado en Palma de Mallorca. Y era verdad.
Pero de nada sirvieron sus ruegos, súplicas y lloros desconsolados. Un furgón de la Guardia Civil la condujo hasta Albolote, donde la metieron en una celda junto a otra presa. Ya entre rejas, Mirela contó aquel despropósito al director de la prisión, Jaime Hernández, que tras realizar las comprobaciones oportunas mandó un escrito a los juzgados de Palma de Mallorca. En él, advertía de que, al verificar los datos del NIE y de los padres de 'la Mirela condenada', no coincidían con los de la interna. Había «incongruencias».
Su abogada
La abogada de Mirela movió a su vez cielo y tierra. Llegó a contactar con el letrado de la verdadera prófuga, un jurista de Barcelona de iniciales A. R. B., que, alertando del equívoco y estando de vacaciones, dio fe por escrito al juzgado balear de que su clienta no era aquella mujer. Las dos Mirela ni siquiera se parecían físicamente.
En el juicio de la Mirela auténtica, según explica A. R. B. a IDEAL, había habido una conformidad que contemplaba su expulsión del país. El delito había sido un robo. Tras su condena, la auténtica Mirela (que actualmente sigue en paradero desconocido) ingresó en la prisión de Palma de Mallorca y luego iba a ser trasladada a la de Barcelona. Pero la interna aprovechó un permiso de salida para esfumarse y por eso se había ordenado su búsqueda y captura: por quebrantamiento de condena. Esa fue la requisitoria que se llevó a la Mirela de Granada, la inocente, por delante.
Para la liberación de la vecina de Almuñécar, la abogada mandó escritos urgentes a discreción a los juzgados de Palma de Mallorca. Y al final, tras examinar sus peticiones, el escrito del abogado de la verdadera prófuga y el del director de la prisión de Granada, el juzgado que llevaba la ejecutoria revisó con lupa las actuaciones y dejó a Mirela regresar a la libertad.
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