Ayuntamiento, Junta y Gobierno se culpan de la 'okupación' del Darro
Las competencias 'rebotan' entre las instituciones ante las acampadas, los botellones y la pesca ilegal
«La culpa es tuya». «No, es tuya». «Que no, que es de aquel». A la hora del recreo, en los patios de los colegios, ... es común que este tipo de discusiones se produzcan entre los más pequeños con el fin de salir indemnes de cualquier fechoría o escurrir el bulto ante una posible regañina. Pero esta situación no se vive solo entre balones y bocadillos envueltos en papel de plata, sino también en el seno de algunas instituciones. El origen, en muchas ocasiones, radica en los límites poco definidos que existen entre las competencias de unos y otros. Es el caso, por ejemplo, de lo que sucede en Granada con el río Darro y su ribera, que pone en jaque al Ayuntamiento, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) –dependiente del Gobierno– y el Patronato de la Alhambra.
Desde hace unas semanas, las tareas de desbroce desarrolladas por el Ayuntamiento de Granada para sanear el Darro han provocado que en el área conocida como la Fuente del Avellano haya aparecido un campamento ilegal en el que unas doce personas de Bélgica, Alemania, Holanda o Chile habitan temporalmente en tiendas de campana. Para ello, no han pedido ningún tipo de autorización, por lo que su estancia en el lugar es totalmente ilegal.
Esta mejora del entorno del río también ha dejado espacios libres en la ribera donde ahora es más fácil acceder. Esto, sumado a la subida de las temperaturas, hace que este entorno se haya convertido en una diana para decenas de jóvenes en busca de espacios ocultos en los que pasar la jornada e, incluso, hacer botellón. Además, en las últimas semanas se ha podido ver a personas pescando en el entorno.
Márgenes poco dibujados
Cualquier espacio público tiene una especial protección por parte de la institución que encabece su potestad para que cualquier actividad ilegal o que pueda dañar su estado sea prevenida o, en el caso de ya desarrollarse, erradicada. Pero en el caso del río Darro, esta sencilla idea se complica sobremanera por la convivencia de tres instituciones distintas en su organización: Ayuntamiento, la Alhambra y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.
Los márgenes en este mapa de titularidades están tan borrosos que dar con la institución encargada de mediar ante la aparición de este tipo de conflictos se presenta tan complicado como dibujar una raya en el agua: hay una sola pelota tirada en tres tejados distintos y ninguno la quiere del todo para sí.
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El director del Patronato de la Alhambra, Reynaldo Fernández Manzano, asegura que las competencias son fundamentalmente del Ayuntamiento y de la Confederación. Sí es cierto que el cauce discurre en zonas de su propiedad, pero explica que la prevención de estos campamentos ilegales o de actos como la pesca o los botellones son competencia de las otras instituciones.
Una de las principales problemáticas que sí encuentra el Patronato en sus tierras son las cuevas ocupadas ilegalmente: «Cuando vemos una cueva ocupada ilegalmente en nuestro terreno, pedimos una orden judicial y después llamamos a la Policía para que los desaloje». Ellos intentan prevenir que en la porción del río que les toca no se produzca ningún tipo de altercado, pero no cuentan con demasiadas herramientas: «Nosotros no tenemos policía, tenemos vigilantes a los que se les puede llamar y avisar, pero nosotros no podemos echarlos ni cuando es una cueva ni un botellón ni nada. Solo podemos aconsejarles que no hagan eso».
Al sacar a colación la pregunta de quién es el encargado de erradicar las actividades ilegales y mantener un control, el balón sigue votando de tejado en tejado. Y tampoco cae en el edificio del Consistorio. Lo tienen tan claro como el Patronato: esto es cosa de la Confederación Hidrográfica. De ellos solo depende la limpieza y el desbroce. Nada más. Hace escasos días, un informe de peligrosidad mostraba la necesidad de adecentar el lugar. Y así lo hicieron. Pero, fuera de eso, indican que no tienen competencias en el control del río y las actividades allí realizadas. A pesar de ello, si la Policía Local tiene constancia de alguna de ellas, se dirige allí, las disuelve y pone las pertinentes multas.
En este patio de colegio, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir intenta aportar un poco de luz. Pero el agua sigue estando algo marrón. Según ellos, el 'lío' radica en el tipo de actividad y la zona en la que se produzca. Las acampadas, por ejemplo, son competencia de su organismo, al que le deben pedir autorización para poder realizarlas, extremo que no se ha producido en el caso de las tiendas instaladas en la Fuente del Avellano. «No nos consta ni ninguna autorización ni ninguna denuncia, pero van a ir agentes medioambientales para emitir denuncia», explican.
Estos agentes medioambientales, una especie de policía de la Confederación, son los encargados del control del río y la prevención y erradicación de actividades ilegales. Pero no todas. Porque la pelota no está del todo en su tejado, sino que lo reparten. Los botellones ilegales, por tratarse de temas de limpieza, es competencia del Ayuntamiento. Además, indican que la pesca depende de la Junta, institución a la que pertenece el Patronato de la Alhambra. Este último organismo, además, sería el encargado de erradicar y controlar las cuevas ocupadas en sus terrenos. Y así, la pelota sigue girando. Sin parar. Y no se sabe cuánto caerá.
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