El patriarca tiene siempre la última palabra
En el distrito Norte también imperan ciertas leyes no escritas; el destierro, el «ojo por ojo» o los pagos económicos son algunas opciones
En el distrito Norte también imperan ciertas leyes no escritas. El que tiene la última palabra es siempre el patriarca, que decide cómo atajar el ... asunto. Es la mano que mece la cuna. La familia, perfectamente jerarquizada como organización, cumple sus órdenes. «La mayoría de problemas son por drogas o cuernos», admiten fuentes de la Policía Nacional vinculadas a estas investigaciones.
El ojo por ojo es una opción. Cuando se comete un crimen, puede plantearse matar a una persona del otro clan de la misma edad que la víctima. También es común exigir un pago económico o en especie, como en un caso en el que un hombre mató a su sobrino y tuvo que entregarle su casa a su hermana -madre de la víctima-. De cara al juicio, comprar el silencio sigue siendo habitual: pagar a testigos para que afirmen que no vieron nada o no se acuerdan.
Por otro lado, las mismas fuentes han detectado a nuevas generaciones más conflictivas que las anteriores, que han perdido el respeto por los mayores de su familia y actúan por libre. «A la mínima están pegando tiros, no tienen cabeza», recalcan. Antes, si el patriarca ordenaba a alguien que se entregase a las autoridades, lo hacía. Ahora es muy extraño que un joven que ronde los 20 años acepte. «Los que se personan aquí son más mayores», agregan.
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