Expertos piden mantener las limitaciones en Navidad para evitar otra ola de contagios
Expertos sanitarios no quieren oír ni hablar de nada que no sea cuidar la salud mientras que el sector económico pide más certidumbre paralas empresas
Sergio González Hueso
Granada
Domingo, 6 de diciembre 2020, 00:13
Navidad, Navidad ¿dulce Navidad o regalo envenenado? Este debate está hoy en boca de todo el mundo. La celebración está a la vuelta de la ... esquina y el temor es que su idiosincrasia haga rebrotar nuevamente el virus ahora que se ha podido contener en la segunda ola gracias, en parte, a las políticas restrictivas. Esas mismas que ahora se van a suavizar.
El Gobierno de España ha dado a conocer esta semana el marco normativo por el que quiere vehicular estas fiestas. Y hay opiniones para todos los gustos, la mayoría contrarias a lo que se ha decidido. Ya saben: grupos para comidas de como máximo de diez personas, viajes restringidos entre comunidades salvo para familiares y allegados o toque de queda hasta las 1.30 horas durante los días señalados.
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IDEAL ha pulsado la opinión de un panel de voces autorizadas de dos mundos tan dispares como son la economía y la sanidad. Para muchos elegir entre uno y otro es hacerse trampas al solitario; como también lo sería repetir ese mantra de que hay que 'salvar la Navidad', algo «ridículo», en palabras, por ejemplo, del catedrático de Biología, Bioquímica e Inmunología de la Universidad de Granada (UGR), Ignacio Molina. Él es tan solo uno de los muchos expertos sanitarios que alertan de las funestas consecuencias que tendría para la vida de muchos volver a repetir los errores de verano.
«Que estemos hablando de tres personas, seis o diez me parece increíble. Si se nos descontrola la Navidad, y vamos en ese camino, en enero vamos a tener miles de muertos», piensa este catedrático de la UGR, que está convencido de que los habrá «sí o sí» si esa es la hipótesis de partida. Por eso ve con «terror» las Navidades. No es el único. Joan Carles March, profesor e investigador de la Escuela andaluza de Salud Pública (EASP), cree que la festividad de este año debe ser «diferente» y desde luego no como plantea el Gobierno.
«El plan aumenta exponencialmente el riesgo de contagio», augura. Señala varias razones como que varios grupos burbuja se junten, se favorezca la movilidad o por centrar en la responsabilidad individual la propagación del virus. Para él, esto último es «como dejar solo al portero en el equipo que juega el partido», apunta. El problema que ve es que vamos de cabeza a repetir fórmulas pasadas sabiendo que la secuencia de días festivos «incrementa en un 222% el riesgo de contagio», lamenta.
Sin espacios cerrados
A su juicio, es claro que hay cosas que no deberían permitirse estos días. Por ejemplo, los espacios cerrados. «No estamos en buena situación para abrir», dice March, que aboga por limitar a cero la actividad en los interiores. Respecto al toque de queda, él solo lo ampliaría, como se está diciendo, en los casos más señalados. El 24 o el 31 de diciembre, días en los que lo de salir no es compatible con ver a la familia. Al menos así lo cree la catedrática de Medicina Preventiva, Aurora Bueno, que opina que la movilidad debería ser la «mínima posible».
Por lo que menos cree que habría que evitar los desplazamientos que solo estén relacionados con el ocio. «Debemos optar por unas navidades de los años 60, que sean recogidas, aunque no vendan», apunta esta investigadora, que no entiende los mensajes que lanzan algunos políticos. Son «contradictorios», señala Bueno. «Ampliar el toque de queda se hace para facilitar las reuniones familiares, las que, al mismo tiempo, se quieren limitar. No le veo el sentido», dice la catedrática, que incluso no vería mal trasladar la festividad a otras fechas más allá del invierno. Un sacrificio que entiende que sería«equitativo» a todos los que los profesionales sanitarios llevan haciendo desde el inicio de la pandemia .
Dar certidumbre
Todas estas propuestas o las restricciones que están aún en vigor tienen por supuesto un envés eminentemente económico. El daño que esta crisis sanitaria está infligiendo al tejido empresarial granadino es inmenso. Y lo peor es que nadie tiene certezas sobre el futuro. El profesor titular del Departamento de Comercialización e Investigación de Mercados de la UGR, José Alberto Castañeda, también observa con preocupación que todo se parece demasiado al verano, donde se produjo una apertura muy rápidaque, a su juicio, «afectó a la economía».
El también vicedecano de Investigación y Postgrado explica que los negocios sufren sobre todo cuando el contexto está dominado por la incertidumbre. Justo lo que está ocurriendo ahora. Por eso le pide a los gobiernos que aboguen por una apertura «prudente» y sobre todo por crear un marco «claro» en el que todas las empresas puedan saber a qué atenerse. Castañeda habla de sistematizar, con los datos de la pandemia en la mano, las pautas para que acabe la confusión reinante. El objetivo ya no son los beneficios, que se dan por perdidos, sino la pura y simple «pervivencia del tejido empresarial», concluye.
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