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«Cama ya. Zulo muy bien equipado, todo derruido, aprovecha», se lee en la puerta de entrada de una vivienda de la calle Jarrería, en ... el Realejo. El mensaje va acompañado de una cruz de color verde. La señal se repite con una flecha en sentido ascendente en el lateral de un bloque de pisos de la calle Escolástica. Esta vez la marca es de tono amarillo. La imagen se observa también en la calle Molinos y en Seco de Lucena. Todos los distintivos se sitúan en casas visiblemente abandonadas o sin inquilinos, con las persianas completamente bajadas y sin rastro de actividad alguna.
Aunque los garabatos se camuflan con las pintadas vandálicas que hay a sus lados, tienen otro significado: las marcas sirven para avisar de los edificios en los que hay viviendas vacías o casas abandonadas que pueden ser un blanco fácil para ser okupadas. Hace tres años la Policía ya avisó a los vecinos del barrio de esta práctica. Entonces, la técnica utilizada era colocar hilo transparente en los tiradores de las puertas. Ahora, tal y como explica el portavoz vecinal, Juan Ruz, es dibujar cruces y flechas de distintos colores en los laterales de los portales.
Desde la asociación de vecinos aseguran que han detectado más de seis señales en las últimas semanas en las calles Concepción, San Rafael o San Matías.
Los habitantes han visto cómo algunas personas han hecho las marcas, pero desconocen si el uso de un color u otro tiene algún significado oculto. Son cruces y flechas pintadas con tiza, fáciles de quitar.
Ellos mismos se han encargado de eliminarlas. «Limpiamos las marcas con cepillos y alcohol o aguarrás», explica Juan Ruz.
Son símbolos con información clave, que alertan de que la casa está vacía o de si es fácil de okupar. La cruz indica que los residentes están ausentes o que la propiedad está vacía, lo que expone la posibilidad de okupar la propiedad sin mucho esfuerzo, tal y como informan las empresas dedicadas a la desokupación.
La preocupación de los residentes por esta práctica en el Realejo y la inseguridad que esto ha provocado en el barrio es lo que ha llevado a los vecinos a tomar cartas en el asunto.
Están atentos a cualquier marca sospechosa y en constante comunicación. Se avisan por grupos de WhatsApp de la existencia de los distintivos, comparten la ubicación exacta en la que se localizan y se desplazan hasta el lugar para retirarlas.
Los vecinos denunciarán esta práctica en la próxima junta municipal de distrito, donde pedirán más vigilancia y control policial.
El barrio del Realejo ha sido escenario de okupaciones en los últimos años. Al menos cuatro 'inquilinos' residen en una casa okupada en la calle Santiago desde hace un año. Los habitantes ya se quejaron por los problemas de convivencia que tenían por esta situación en la zona, por conductas incívicas e inseguridad.
El distrito ha sufrido, además, en este tiempo, otros tres intentos de okupación. Dos de ellos se han producido en la calle san Matías y otro en la calle Concepción. En este último caso la propietaria se encontraba dentro de la vivienda cuando un grupo de jóvenes trató de instalarse en su casa.
Los vecinos, por su parte, no dejan de colaborar. «Estamos atentos a cualquier movimiento extraño alrededor de estas zonas para evitar más entradas». Mantienen una vigilancia constante para proteger su barrio.
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