Investigan si hubo delitos con las miles de identidades robadas en Granada por el joven 'hacker'

«En la operación se han adoptado medidas muy novedosas, y tras un duro trabajo se ha logrado desarticular a un grupo de jóvenes autodidactas de la informática que estaba haciendo mucho daño», apunta el fiscal provincial de Delitos Tecnológicos, Francisco Hernández.

Fiscalía y Policía Nacional lograron en solo mes y medio armar el núcleo duro de la operación 'Jordan' en la que se detuvo al 'hacker' de 18 años y a siete personas más. Hubo tres registros en Madrid con el resultado de cuatro coches de alta gama incautados, así como 70.000 euros en metálico, 400 tarjetas de débito y 50 dispositivos informáticos.

«Se autorizaron órdenes anticipadas de delitos para que las compañías salvaguardaran la información que los detenidos movían por la Red, también se autorizó la solicitud de información financiera. Se dio el visto bueno a todas las medidas que hicieron falta para frenar la actividad delictiva de este grupo», advierte Hernández, quien ha estado coordinado de forma permanente con los investigadores del grupo de Delitos Tecnológicos de Policía Nacional.

La forma de actuar de este 'hacker' y el resto del grupo, siempre teniendo en cuenta la presunción de inocencia, era como si se tratara de un supermercado del crimen donde se actuaba a petición del consumidor. Ellos presuntamente ofrecían distintos productos, desde identidades a través de documentos nacionales de identidad (DNI) para ser vendidas hasta tarjetas de débito pasando por tarjetas de plataformas audiovisuales. En otras ocasiones, eran ellos mismos los encargados de manipular las nóminas de funcionarios para desviar el dinero o efectuar encargos a hamburgueserías o pizzerías cuyos pagos se cargaban en cuentas abiertas en entidades de crédito a nombre de otras personas, cuyos datos habían sido robados previamente.

«Es gente muy joven, autodidacta y con grandes conocimientos de informática. Ellos mismos se citaban por redes sociales como Telegram para efectuar distintas acciones y después presumían de lo hecho». Estos jóvenes hacían quedadas a través de redes sociales, que están acreditadas, en Almería, Málaga o Granada para darse fiestones a costa del dinero obtenido en sus presuntas acciones delictivas.

Poner punto y final a este grupo de 'hackers' no ha sido fácil y se ha hecho con muy pocos medios gracias a un plantel de investigadores de Policía Nacional al alcance de pocas comisarías, así como por una de las fiscalías de delitos tecnológicos más potentes de este país. Eso sí, han contado con muy pocos medios materiales y humanos.

Uno de los principales valedores de este grupo, el 'hacker' de 18 años, residente en Madrid, está encerrado desde hace tres semanas en un centro de menores cumpliendo una condena por ciberdelitos cometidos en Granada cuando era menor de edad. Allí no dispone de ningún dispositivo informático a su alcance, esa quizá sea su peor condena en estos momentos.