Los vecinos del Albaicín sitúan tres focos claros de menudeo en sus calles

Según los habitantes del barrio «de toda la vida», existen varios problemas que se sitúan en «tres focos claros de menudeo». IDEAL ha recogido seis opiniones diferentes que identifican los problemas que 'azotan' esta zona desde distintos puntos de vista.

Carlos Pérez, vecino del Mirador de San Nicolás, centra el principal problema en los robos a los turistas. «Desde hace varios meses, una mafia de origen bosnio formada por tres mujeres recorren los puntos más turísticos de la ciudad como el Mirador de San Nicolás o Plaza Nueva y roban a los visitantes a costa de los despistes», cuenta Pérez, que considera que a estos ladrones se les ahuyentaría con más presencia policial. Una solución que no comparte otro vecino de los alrededores del famoso mirador y que prefiere no identificarse por miedo a represalias. «No creo que la presencia policial sirva para nada, aquí el problema está en la dejadez del barrio. Si por las calles hay meadas, cables de la luz colgando, construcciones ilegales y venta irregular de artículos a plena vista, ¿cómo te vas a preocupar de los chavales que se dedican a robar en calle Elvira?, primero tendrás que solucionar los problemas básicos de convivencia para que los propios vecinos colaboren para mantener una buena imagen del barrio», explica.

Por otro lado, Valentín, residente de calle Elvira, pone en el punto de mira el turismo masificado como principal causante de la inseguridad que sufre su calle, vía en la que «todas las noches pasa algo». «Creo que calle Elvira, al tener un uso básicamente de paso de turistas, no tiene el refuerzo que puede dar el espíritu de barrio. Si en la calle en vez de haber decenas de pisos turísticos hubiera decenas de familias que se preocupan por la iluminación, la suciedad o el menudeo, se podría cambiar la imagen de Elvira pero como no hay vecinos suficientes esto es imposible y se convierte en un gueto», razona Valentín.

Ésta céntrica calle se ha establecido como uno de los principales focos de robos, drogas y prostitución según informan los vecinos. Asimismo, otra vecina que tampoco ha querido identificarse por temor a posibles consecuencias por parte de sus vecinos, destaca la calle Panaderos como otro punto 'caliente' de venta de droga. «Aquí todo el mundo vende marihuana», contaba la mujer mientras miraba a su alrededor para comprobar que nadie le observaba al hablar con este periódico.

Venta de droga, pero también okupación. «En el Albaicín lo primero que tienes que hacer al comprarte una casa es contratar a alguien que entre y salga de la vivienda para que no se metan los okupas», sostiene Alejandro Martín, vecino de la cuesta de Alhacaba. Él asegura no haber sufrido ningún robo en los más de cuarenta años que lleva en el Albaicín pero sitúa el movimiento okupa como un asunto complicado que, dice, se ha hecho con más de un centenar de pisos en el barrio. Asimismo, Martín entiende que aunque no se trate de agresiones físicas, la inseguridad es palpable.

Por último, el tercer foco estaría en el Huerto del Carlos. «Un parque con vistas a la Alhambra que no se puede utilizar porque el parque para niños es el 'punto ciego' donde puedes meterte de todo sin que nadie te vea y el resto de asientos y fuentes están rotas y llenas de pintadas. Para colmo, cuando no hay una pelea con litronas hay un loco dando voces a todo el mundo», es el testimonio de Ana María, vecina del Huerto del Carlos desde hace 13 años.

Seis testimonios que localizan los problemas del barrio en puntos muy diferentes pero que al confluir en las mismas calles hacen que el barrio «se muera».