«Están incomunicados y solo sabemos de ellos a través de las visitas de otros presos»
La familia de David Rodríguez Ballesta, uno de los andaluces encarcelados «de forma arbitraria» en Guinea, relata la «pesadilla» en la que viven desde hace nueve meses
Las familias de David Ballesta, David Rodríguez Ballesta y Javier Marañón Montero, los dos andaluces arrestados «de forma arbitraria» en Guinea Ecuatorial temen por ellos. ... Estos dos trabajadores, un granadino y un cordobés, fueron detenidos el 22 de enero durante el inicio de una investigación de la Gendarmería Nacional por sospechas de corrupción en el proyecto de implantación de la Televisión Digital Terrestre en el país. El contrato para la modernización del servicio televisivo está valorado en total en más de 30 millones de euros y fue encargado por el Ejecutivo a las empresas Wayang Teknical, Viprom o Global Farma. Tal y como adelantó este periódico, el pasado 7 de abril, estos ciudadanos españoles fueron trasladados a la prisión de Playanegra, conocida por sus violaciones de los derechos humanos.
Desde entonces, los afectados están incomunicados. «Ahora mismo poco sabemos de él. Están desde finales de mayo aislados completamente, sin la posibilidad de recibir visitas. Todas las visitas que han recibido han sido dos de parte de la embajada y costaron muchísimo trabajo. Lo que sabemos de ellos es a través de familiares de presos que van a la cárcel. Esos presos les dicen cómo están ellos y nos transmiten la información a nosotros», lamenta Javier, hermano de David. Guinea les acusa de presunto fraude, sobornos, evasión fiscal y negociaciones prohibidas.
«Lo único que queremos es que esté pronto aquí, que podamos abrazarlo, que pueda ver a su familia»
«Hace unos 3 o 4 años, el gobierno guineano comenzó a instalar la TDT. Encargan el proyecto a una empresa de la cual mi hermano es contratado para supervisar el aspecto técnico de la instalación de la antena. Ya nos dieron los cargos que se les atribuyen. Lo que pasa es que son muy vagos, según los abogados. Se le acusa de muchas cosas, pero en ninguna se especifica concretamente el porqué o de dónde sacan esa información. Es como si a un simple trabajador le acusa de todo lo que ha hecho la empresa», explica. «La última vez que tuvimos contacto con él fue la primera semana de su traslado a prisión y la verdad es que teníamos mucho miedo. Él estaba muy alterado también y no estaba bien. Es un trabajador humilde, una persona que nunca se ha imaginado que va a terminar en una situación así y cuando le ponen un mono de preso, lo rapan al cero y todo lo que le ha tocado vivir allí… Es una experiencia muy dura», añade.
Una batalla de nueve meses
«Las dos familias estamos viviendo una pesadilla. Nunca en nuestra vida nos hubiésemos imaginado que íbamos a pasar por algo así. Mi hermano y yo crecimos en una familia en la que nos queríamos mucho, nos tratábamos todos muy bien», manifiesta. «Somos una familia humilde. Pienso en el miedo que tenemos y en la pesadilla que mi hermano tiene que estar viviendo. Las secuelas físicas y psicológicas que va a tener, que va a arrastrar no sé si es algo que en algún momento de su vida podrá superar. Y lo único que queremos es que esté pronto aquí, que podamos abrazarlo, que pueda ver a su familia», reclama.
«Desde la embajada no insisten en que están realizando todos los todos los trámites que pueden, reuniones con ministros, con fiscalía, con el juez, llamada, pero los resultados son mínimos. Solo han conseguido dos visitas de 30 minutos. Nosotros no nos vamos a meter en temas políticos ni diplomáticos, lo único que queremos es que los dos los dos vuelvan a casa, vuelvan a casa lo antes posible. Creemos en su inocencia y es lo único que nosotros vamos a defender», insiste.
Las familias de los encarcelados llevan diez meses frenéticos para conseguir que los suyos regresen. «Nos hemos reunido con la rama de turismo y exteriores de la Junta de Andalucía. Hemos tenido reuniones con el Ministerio de Exteriores y hemos contactado con muchas ONG,entre ellas Amnistía Internacional. Hemos hecho todo lo que hemos podido hacer», remacha. Esta semana el problema de estos ciudadanos ha llegado al Parlamento Europeo, que ha pedido al gobierno de Guinea que cese el abuso a estos presos y ponga fin a la prisión provisional.
La salud de los andaluces empeora por momentos. «Estuvieron en huelga de hambre cuando los castigaron y les prohibieron recibir visitas. Como no consiguen lo que querían y encima los han castigado, abandonan la huelga. Su compañero al ver que ellos no restauraban sus derechos, volvió a ponerse en huelga y llegó a un estado crítico. Le obligaron a firmar un papel que decía que cualquier cosa que le pasase en la cárcel iba a ser responsabilidad suya. Logró que accedieran a que su mujer pudiera verle una vez», aclara.
Ambas familias esperan nuevas noticias del caso. Por ahora, sus abogados les han trasladado que se han cerrado las diligencias y esperan a que se convoque el juicio. «Nuestros abogados insisten en que no tienen pruebas contra ellos. La primera prueba que tienen es que dicen que son directivos de la empresa cuando claramente sus contratos, que es una subcontrata de otra empresa, están como como técnico y como personal no directivo. Ellos no toman ninguna decisión ni administrativa ni directiva», sentencia.
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