«En Granada falta liderazgo y generosidad para sacar adelante un proyecto común»
Gerardo Cuerva Valdivia, presidente Cepyme,Cámara Granada y CGE ·
El líder empresarial granadino, en primera línea de los acuerdos de los ERTE, no ahorra críticas a un Ejecutivo «que no tiene claros los pilares del diálogo social»Granada está teniendo un papel relevante a nivel nacional desde que estalló esta pandemia, con un granadino en primera línea de negociaciones clave como las ... prórrogas de los ERTE. Desde el despacho de presidencia de la Cámara de Comercio de Granada, donde se ha instalado una gran pantalla, se mantienen conversaciones con los ministros, los presidentes autonómicos o el rey de España. En esa misma sala, Gerardo Cuerva (Granada, 1971) ha pasado horas al teléfono para dar instrucciones a los equipos técnicos antes de cerrar personalmente en Madrid las maratonianas negociaciones de la cuarta prórroga de los ERTE.
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El presidente de la Cepyme siempre ha sido un empresario '24/7', acostumbrado a la vorágine, pero el ritmo de trabajo y la tensión acumulada desde marzo empiezan, por primera vez, a pasarle factura en el sueño y le han costado hasta una pastillita de la tensión. Aún así por encima de todo se siente un «privilegiado» por poder ayudar a su tierra y a su país en este momento histórico, al frente de una de las organizaciones empresariales más importante de España, junto a la CEOE, de la que también es vicepresidente. En esta crisis del coronavirus se ha visto a un Cuerva más vehemente que nunca a la hora de criticar que se ha ido tarde en las negociaciones de los ERTEo afirmar que las empresas están hartas de que un sector del Gobierno «las demonice». El líder empresarial atiende a IDEAL en un viernes de agenda frenética –como cualquiera de sus días– entre dos actos con la consejera de Fomento andaluza y el presidente de la región de Murcia. Las alegrías en estos tiempos de pandemia se las dan «la mejor mujer y los mejores hijos» y su EuroGranada.
–¿Cómo vive estos días a caballo entre Granada y Madrid con la que está cayendo en la comunidad?
–Con mucha tensión, mucha responsabilidad, ilusión por contribuir a salir de esta situación y sufriendo la falta de infraestructuras de Granada.
–¿Teme los efectos económicos del cierre de Madrid?
–Madrid es la capital y muchos negocios pasan por la comunidad. El cierre de la comunidad conllevaría el cierre de la actividad empresarial escalonadamente en cualquier ciudad de España. Lo que no concibo es este clima político. No es momento de esto, y lo digo por la Comunidad de Madrid y por el Gobierno, por ambos. Es el momento de buscar soluciones compartidas a un problema que tenemos encima de la mesa.
–Está siendo muy crítico con el Gobierno en esta crisis...
–Es que no vale, la sociedad lo está pasando muy mal, las empresas lo están pasando muy mal. Estamos inmersos ya en la segunda ola y ¿cuántas medidas de las que llevamos reivindicando desde Cepyme se han puesto en marcha para paliar los efectos de la crisis en las empresas? No vale esperar al último segundo para tomar las decisiones. Entre otras cosas no nos deja a la sociedad y particularmente a la empresa, prepararnos. La empresa española ha cumplido a rajatabla las normativas, hemos hecho todos los esfuerzos... ¿por qué no nos dan armas para estar preparados? ¿Por qué la negociación de los ERTE espera al día 29 si acababan el 1 de octubre? ¿por qué? Nosotros queremos certidumbre, seguridad, confianza y planificar y en eso nos sentimos abandonamos. Hay que trabajar mucho más para no llegar a esta situación. No se merece este país y la sociedad que se haga esto.
–¿Le alcanza el día para atender las responsabilidades de Cepyme, Cámara Granada, la CGE y su vida personal?
–Cuando a alguien le preguntas que es lo más importante de su vida siempre responde la familia. La siguiente pregunta es, ¿y cuántas horas tienes puestas en tu agenda para tu familia? Y dices, ay Dios mío... No, al final sales adelante porque tienes equipazos. En todos los sitios donde estoy tengo el privilegio de estar rodeado de gente de diez. En la Cámara, en la CGE, en las empresas de mi familia, en Madrid... son los mejores. Y si miro a mi casa, tengo la mejor mujer del mundo y los mejores hijos, con esos equipos hasta ganamos la Champion (ríe).
–¿Qué valor ha tenido que el acuerdo de los ERTE se tome en el marco del diálogo social?
–La negociación ha sido muy dura porque el tiempo apremia y no es justo que ni trabajadores ni empresarios no sepan qué van a hacer el día antes. Eso es terrible. Ha sido dura en un aspecto general porque el Gobierno, o parte del Gobierno, no tenían muy claro qué es el diálogo social. Esas negociaciones son de igual a igual. Llevamos más de cuarenta años negociando con sindicatos y ahí no hay presidencias de las mesas, ni galones,... Echamos cosas encima de la mesa e intentamos llegar a acuerdos. Pero el Gobierno ha entendido el diálogo social en una primera fase como 'vengo a contaros una medida y quiero que me autoricéis y os suméis'. No ha venido a que busquemos una solución compartida. Se confunde el diálogo social con el diálogo con la sociedad, ocurre en el Gobierno de España clarísimamente y ocurre en algunas otras comunidades y me preocupa.
–¿Cuáles fueron los puntos más duros en la negociación?
–Partimos de un mal diagnóstico, el Gobierno tenía una cuantía definida y sacó una lista de empresas para que le cuadrara el presupuesto. Y nosotros, tanto empresas como sindicatos, insistíamos en que se equivocaba en el diagnóstico. Aquí el ERTE tenía que ser para la que lo necesitara, en el sector que esté y en el territorio que esté. Y eso ha costado muchísimo trabajo. Pongo el ejemplo del collar y el perro. El Gobierno tenía un collar e iba buscando al perro que le venía bien, con una lista que dejaba mucha gente fuera. A Sánchez le dije, presidente el lema del Gobierno es no dejar a nadie atrás, pues no deje a la empresa atrás. Ese ha sido el grave escollo. Luego se han quedado cosas en el tintero porque todas las partes ceden y esos son los acuerdos. Pero es un signo de esfuerzo por parte del mundo empresarial para seguir construyendo.
–La ministra ya ha anunciado que habrá nueva prórroga a partir de febrero, ¿hasta cuando hay que mantener las ayudas?
–Después de todo el esfuerzo me agrada que la ministra diga que los ERTE se van a prorrogar, ¿pero por qué no se ha hecho ya? ¿Por qué no se da certidumbre y que no tengamos que estar abriendo y cerrando la lata de los ERTE? ¿Querremos en febrero otra vez abrir la lata y decir que somos nosotros los que ayudamos a los trabajadores y a la empresa? ¿Ése es el problema? Deberían buscar una medida que sea eficiente, empaquetarla y decir señores, vamos a hacer otras muchas cosas que hay que hacer todavía.
–¿Cómo va a ser la descongelación de la economía, de qué va a depender?
–Esta no es una crisis de la empresa ni del tejido privado. Hay alguien empeñado en demonizar la actividad privada en España, que es complementaria con la actividad pública. A mi no me gusta un país que mine la actividad privada. No me gusta un país comunista. Creo en la libre economía y en el libre mercado. A partir de ahí, la descongelación de la economía va a depender de si de verdad queremos salvar al tejido productivo o no. De esta situación no se sale con la empresa sino desde la empresa. Por eso ha sido duro negociar con un Gobierno que no entiende que no es el Estado sino la empresa la que nos va a sacar de esta. La empresa privada es necesaria, es el tractor de la salida de la crisis, es la que genera empleo y la que crea bienestar social. Si no se ponen las medidas adecuadas y se deja caer al tejido productivo, de esta no salimos.
–Lo dijo en mayo y lo ha vuelto a repetir, ¿el Gobierno demoniza a la empresa?
–Lo veo en muchas de las actuaciones de este sector del Gobierno que todo lo carga al sector privado, la subida de impuestos... No se si detrás de eso pretenden un cambio de modelo, acabar con el sector privado y que todo sean macroempresas del sector público. Lo que necesita España es una administración fuerte, eficiente y un sector productivo privado potente.
–¿Un Gobierno de otro color habría puesto más a la empresa en el centro de sus políticas?
–No juego a elucubrar, vamos a valorar lo que tenemos y reivindicar lo necesario.
–¿Se podía hacer más por parte de las administraciones? ¿Qué pedís desde Cepyme?
–Desde Cepyme planteamos 30 medidas para la reactivación que se tenían que poner en funcionamiento y no tenemos noticias de muchas de ellas. Hay un problema en España que es el desplome de la demanda interna. El Banco de España advierte que el ahorro se ha incrementado, el ciudadano está gastando poco. Nosotros decimos que necesitamos planes sectoriales 'ad hoc' para provocar un incremento del consumo. No lo están haciendo. Queremos planes específicos de reactivación, necesitamos ayudas directas, hay empresas en situaciones dramáticas, queremos moratorias fiscales robustas, no de tres meses de exención de intereses sino moratorias fiscales de verdad. El Estado no nos ha regalado cien mil millones de euros, los famosos avales del ICO, la pequeña y mediana empresa se ha endeudado en más de cien mil millones y esos préstamos hay que devolverlos. Hay que incrementar los plazos de carencia porque estaban concebidos contemplando que la actividad iba a arrancar. Otra cosa que me repite la pequeña empresa y que preocupa mucho, los alquileres. Hay que solucionarlo, no vale que lo que aporte el Gobierno es decir pónganse de acuerdo o le descuento el 50% de la cuota y la paga en tres años. ¿Dónde está la ayuda del Estado? Tiene que ser más ambicioso porque desgraciadamente España es el país de la UEque menos ayudas porcentualmente ha dado a las pymes.
–Por eso repite que los ERTE no son la panacea..
–La negociación de los ERTE ha sido muy dura pero con esto no está todo arreglado. Los arrendamientos, las moratorias, ¿dónde están? Estas son las medidas que de verdad salvan al tejido productivo. Los ERTE nos permiten salvar empleo y no llevar al trabajador a la lista del paro, que también es muy importante. Tiene gracia o más bien me da pena que el Gobierno hable de la mejor serie histórica del paro con 800.000 personas en ERTE y algunos que ni siquiera los cobran.
Y otra cosa que le pido mucho al Gobierno: hay que mejorar la imagen de España. Nos dedicamos a demonizar a España cuando tenemos un pedazo de país, y estamos empeñados en trocearlo y destruirlo. Eso es un flaco favor al futuro de la nación.
–Y las empresas, ¿qué tienen que poner ellas de su parte y cómo lo están haciendo?
–Las empresas han demostrado un compromiso total para la sociedad. Quiero agradecer el trabajo que ha hecho la empresa y sus trabajadores, que son parte esencial. En una situación extrema e inaudita, hemos tenido alimentación, transporte,... las empresa han dado la talla. Han cumplido todos los protocolos de seguridad y ya se nos ha olvidado porque tenemos la memoria frágil que no había epis, ni geles... y que el Gobierno recurrió a empresas privadas, sí, a esas 'malas', a requisar geles y mascarillas para enviarlas al sistema sanitario. La empresa tiene que hacer lo que está haciendo, tener capacidad de sufrimiento para salir de esta situación.
–Desde Cepyme defienden también reformas estructurales, ¿en qué sentido?
–La deuda pública en la crisis anterior estaba en un 35%, ahora se ha rozado el 100%, el Estado ha ido endeudándose más. Sin embargo en los mismos plazos las familias y las empresas han mejorado su situación a niveles sorprendentes. Si el Estado hubiera hecho lo mismo, esta crisis se afrontaría de forma muy diferente. Ahora las empresas se están endeudando y el Estado no parte de la misma situación para poder ayudar. Mientras países como Alemania han podido poner en marcha medidas por valor del 60% de su PIB para combatir la crisis del Covid-19, España se ha quedado en el 12%. Al final la ortodoxia presupuestaria y la contención del déficit público terminan siendo el mejor programa social que se puede aplicar. España tiene que tomar hoy decisiones para afrontar mejor la próxima crisis.
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