Granada tiene que atraer en tres días a catorce MIR para Atención Primaria
El miércoles termina la adjudicación de plazas, que en la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria tardan hoy un 64% más en llenarse que antes de la pandemia
Los médicos que han aprobado el MIR este año llevan desde el 5 de mayo eligiendo especialidad y el centro donde pasarán los próximos cuatro ... o cinco años de sus vidas. En Granada, Dermatología voló de primeras (al igual que en el resto de España), pero Medicina Familiar y Comunitaria suscitó menos interés. Ahora, ya se han ocupado 43 de las 57 plazas ofertadas, pero ha costado arrancar. Diez sesiones han hecho falta para atraer a los primeros 24 candidatos; solo en las dos últimas, se han sumado 19. En el Distrito Sanitario Granada-Metropolitano, ya no hay opciones, pero quedan 5 vacantes en Nordeste y 9 en Sur. El proceso finaliza el miércoles. Tres días para conquistar a 14 futuros médicos de familia.
Esta especialidad, que en la formación rota por atención primaria y urgencias hospitalarias, se llena hoy mucho más despacio que hace unos años. Cifras del Ministerio de Sanidad revelan que, en 2019, llegado el turno del aspirante 6.650, en la provincia granadina ya estaban ocupadas más del 95% de las plazas (45/47). Este 2025, a esas alturas no se había cubierto ni el 32% del cupo (18/57). En base a los datos, esta redacción ha comprobado que la velocidad de ocupación se ha desplomado un 64% en comparación con tiempos prepandemia.
Que sea la especialidad con más plazas puede ser el «problema», según el responsable del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada, Vicente Matas. Por lo general, aquí no quedan vacantes al final de la elección y espera que este año tampoco porque hay más aspirantes. «En los primeros 5.000, era una de las especialidades que más plazas había adjudicado a nivel nacional. Interés hay pero son muchas las que hay que ocupar», justifica, aunque cree que influye que la mayoría de las facultades no tengan cátedra de Medicina de Familia.
«Los jóvenes conocen poco la especialidad y sí conocen mucho, sin embargo, las dificultades que atraviesa atención primaria, con una plantilla insuficiente que hace que las cargas de trabajo sean insufribles para los médicos, que no hay sustitutos y algunas plazas están vacantes y ese trabajo tienen que hacerlo el resto de la plantilla», plantea. Puede que, por eso, de los 200 mejores MIR de España, solo uno haya decidido ser médico de familia, el 24, en Sevilla. A Granada, el interés por esta especialidad ha llegado con el aspirante 1.691; por Dermatología, con el 68.
La conquista tiene truco
El Área de Gestión Sanitaria Sur acusa, precisamente, la falta de una asignatura específica en la carrera. Entre la Costa Tropical y la Alpujarra, se forman cada año diez médicos de familia y «aunque nunca se han quedado plazas descubiertas hasta la fecha, en los últimos dos años sí se han registrado cinco renuncias». «Medicina Familiar es la gran desconocida de los universitarios cuando el médico de familia es el rostro más cercano en los barrios y en los hogares», destacan desde la dirección.
Pero es una especialidad «muy sufrida» y en zonas como el nordeste de la provincia hay que tirar de médicos extracomunitarios para cubrir las vacantes (en 2024, solo se ocuparon la mitad de las plazas). «Aquí cuesta aún más captar profesionales. Tenemos muchas zonas de difícil cobertura y la mitad de la jornada es en el coche de un consultorio a otro. A uno que viene de Venezuela, le da lo mismo La Puebla que Baza. Los de aquí solo piensan en ciudad, pero estamos trabajando para que el hospital de Baza sea cada vez más conocido», asevera el gerente, Pedro Ruiz.
La secretaria de Sanidad de CSIF Granada, Matilde Núñez, entiende que las zonas de difícil cobertura «no sean una propuesta atractiva» para los MIR por el «aumento de población en la atención» y las «dificultades» de los tutores para dar formación. No obstante, en su opinión, los centros de salud del Área Metropolitana de Granada «que antes podían serlo, ahora tampoco lo son». «Con las listas de espera que hay, los residentes tendrían que estar desde el primer año al 150% para poder trabajar y, en el mejor de los casos, hacer una atención casi en solitario porque sus tutores también tienen mucha demanda», comenta.
También generan «rechazo» los contratos que el SAS ofrece a quienes acaban la residencia, «muy precarios» y que no permiten «estabilizar la vida laboral ni familiar». Además, en Andalucía las retribuciones «son un obstáculo en general», según Núñez, que considera que las diferencias salariales son «muy grandes». Para ella, «sin perspectivas, es normal que se vayan a otras comunidades autónomas». Aunque, en el caso de la provincia de Granada, en concreto, le preocupa especialmente el aumento de agresiones a sanitarios, sean médicos, enfermeras o de otras categorías. Esta semana pasada, sin ir más lejos, dos estudiantes de Enfermería y Medicina han sufrido sendas agresiones por pacientes y familiares en Granada.
El «alma» de la profesión
«Yo no veo cobardía», asegura Miguel Melguizo, icónico médico de familia en Almanjáyar. Opina que sí condicionan, por contra, «la penosidad en las condiciones» y «la cantidad exagerada de pacientes», pero insiste en que el sentido último de la medicina es «curar, aliviar, ayudar». «Ese ideario se plasma aquí, donde más se da forma a la empatía, cuando no solo atiendes a un paciente, lo acompañas a lo largo de su vida, a él y a su familia, a una comunidad», defiende. Esta especialidad es, según él, el «alma» de la profesión.
Sin embargo, «uno de cada cuatro elige ser dermatólogo porque no hay guardias y tiene poca mortalidad». «Está demostrado que la longitudinalidad del médico de primaria reduce la mortalidad y es el mejor factor para acabar con la desigualdad y la inequidad en salud, pero atraen más lo económico y el prestigio que lo social y comunitario», lamenta Melguizo. Está claro. «Los vínculos ya no están de moda».
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