«Mucha gente elige Medicina porque queda muy bien decir 'soy médico'»
Cuatro estudiantes de distintas carreras de la UGR comparten su experiencia con IDEAL
Cuatro estudiantes de la Universidad de Granada comparten su experiencia universitaria con IDEAL.
Cursan grados diferentes y sus momentos vitales también lo son, pero todos ... tienen algo en común: miran al futuro laboral sin dejar a un lado su vocación.
Miguel Crespo Orti Doble grado en Informática y Matemáticas
«Esta carrera implica volver a aprender a estudiar»
Miguel Crespo Orti eligió el doble grado de dos de las titulaciones con más demanda, mejores perspectivas laborales y notas de corte elevadas de la UGR: Ingeniería Informática y Matemáticas. Con 50 plazas y un 13,325 para acceder en 2024, no supuso ningún problema para él, con un 10 en Bachillerato y un 14 en selectividad.
Su hermano mayor empezó este doble grado hace seis años y al verle «tan contento» se lo planteó. El empujón definitivo fue el año que estudió en EE.UU. Conoció a muchas personas del sector, la familia con la que vivió, entre otros, y participó en un proyecto de programación para una competición de robótica y su equipo se clasificó para la fase internacional.
Empezó la carrera el pasado septiembre y, por ahora, el primer año es ya «el mejor» de su vida. Ha aprobado las 12 asignaturas con notas que van del 9,9 (matrícula de honor) al 6. «Hay momentos en los que te planteas si eres capaz, tus resultados dejan de ser tan brillantes como en el instituto, pero es parte del proceso. Este doble grado es muy exigente y hay que tomárselo con filosofía», dice.
«Actualmente son dos de las especialidades más demandadas a nivel mundial. De cara al futuro estoy tranquilo»
«Hacer Informática y Matemáticas requiere volver a aprender a estudiar y a pensar, y creo que eso es lo más chocante, pero quizás también lo que le da su valor», admite el joven, que disfruta lo primero por «metódico» y lo segundo por «teórico, lógico y creativo». Además, «actualmente son dos de las especialidades más demandadas a nivel mundial». De cara al futuro, Miguel está «tranquilo».
Eva Rodríguez Ruiz Grado en Ingeniería Civil
Ingeniera de caminos por las historias del abuelo
Ingeniería Civil es una de las clásicas entre las técnicas y aunque pasó una época de declive con la crisis, ha vuelto a resurgir. En el último lustro, la situación ha mejorado notablemente, dando esperanzas a quien empezó la carrera sin ellas, solo por vocación, como Eva Rodríguez Ruiz. Este año ha terminado todas las asignaturas en la UGR y solo le queda el trabajo de fin de grado. ¿El siguiente paso? Acceder al mundo laboral.
A esta joven le gustaría dedicarse a la investigación y a la docencia en la universidad, aunque tampoco descarta el sector privado. La realidad es que primero pensó hacer Ingeniería Química. En Bachillerato tenía media de 7,52 y en selectividad se quedó en un 9,128 sobre 14. Pero, a pesar de la complejidad, en Civil ha encontrado su «veradera vocación y pasión».
«Desde pequeña he escuchado las historias de mi abuelo, encofrador, y siempre me ha interesado el porqué de todo en la ciudad»
Además, hay otros puntos a favor. «Desde pequeña he escuchado todas las historias que me contaba mi abuelo sobre su trabajo de encofrador y siempre me ha interesado el porqué de todo lo que nos rodea en la ciudad», comparte. Eso sí, siente que este sector no atrae a demasiadas chicas, según ella, porque «todavía existe ese estigma de que las ingenierías son carreras orientadas a los hombres».
«No se motiva desde edades tempranas a estudiar aquello que más nos gusta sin importar el género, ya que el conocimiento no entiende de ello», argumenta. Cuando Eva empezó el grado hace seis años, en clase eran 60 personas. El último curso, sin embargo, apenas quedaban 15 y solo cinco eran chicas. Cree que Civil «se olvida un poco en un mundo orientado a nuevas tecnologías», pero la demanda crece con la oferta.
Amaranta Pérez Grado en Medicina
«Mucha gente elige Medicina porque queda muy bien decir 'soy médico'»
Medicina siempre ha sido una de las carreras con mayor reconocimiento y mejores perspectivas de futuro, por eso su demanda mantiene la línea. Además, es muy vocacional, aunque «mucha gente lo elige porque queda muy bien decir 'soy médico'», opina Amaranta Pérez, que acaba de terminar el segundo año.
Según ella, se debe «probablemente a la fama y el prestigio». «Ha habido traslados, pero Medicina tiene una de las permanencias más grandes en la UGR, no como las ingenierías, que abandona mucha gente», señala. Ella lo eligió por vocación, aunque la selectividad, en 2023, fue una etapa «muy traumática».
«Al llegar a Bachillerato hubo pánico generalizado. El primer día nos preguntaron qué queríamos estudiar y con Medicina levantamos la mano 19 personas. Éramos unas 30. Yo lo tenía claro y sabía que necesitaba una nota muy alta, pero había muchos nervios», recuerda.
«Creo que me gustan más las especialidades prácticas, quirúrgicas, que las médicas»
Amaranta sacó un 14. El primer año no fue «tan complicado» como esperaba, pero estaban todos «muy perdidos». En septiembre pasará a tercero y siente que sabe «poca cosa». Las materias iniciales son troncales. Tiene ganas de empezar a profundizar en áreas concretas. «Creo que me gustan más las especialidades prácticas, quirúrgicas, que las médicas. Ya veremos. Por ahora, he pedido prácticas de verano 15 días en el centro de salud de Casería de Montijo», cuenta.
En el instituto, dejaba de hacer planes para estudiar, pero eso se ha acabado. «Me he apuntado a ballet y yoga. Me encanta la Medicina, pero no quiero pasar mi juventud encerrada».
Sara Barakat Rull Grado en Traducción e Interpretación Árabe
Traducción Árabe para hablar la lengua paterna y ejercer la diplomacia
No es una de las titulaciones más numerosas en oferta ni demanda –en el primer curso, hay 35 plazas y se entra con un cinco–, pero Sara Barakat Rull está «encantada» con Traducción e Interpretación en Árabe en la UGR, el único centro del país con esta lengua al mismo nivel que inglés, francés y alemán.
En Bachillerato tuvo muy buena media, un 9,54. La selectividad también fue bien. Se planteó otras carreras, pero desde muy pequeña ha sentido «gran admiración» por esta. Para ella, es «una oportunidad única» para especializarse en su lengua paterna.
«Quiero aprender árabe a la perfección, tanto clásico como coloquial libanés. Es extraordinario porque una palabra puede tener muchos significados. Además, es la lengua del amor y de la poesía», explica esta granadina, que empezó la carrera sin saber leer ni escribir en seet idioma. Pero cada día le dedica tiempo al estudio y hoy, puede «defenderse».
«Árabe no tiene tanta demanda como inglés, francés o alemán por su complejidad, pero no debería ser motivo para descartarla»
Sara es consciente de que, en Traducción e Interpretación, el árabe «no tiene tanta demanda como inglés, francés o alemán». Según ella, no se elige con frecuencia, principalmente, por su «complejidad», pero insiste en que eso «no debería ser motivo para descartarla». Ella, al menos, no se arrepiente de su decisión. Le ha permitido seguir formándose en inglés y espera aprender también francés y otras lenguas.
«Estoy convencida de que esta carrera me proporcionará muchas herramientas que me facilitarán desarrollarme en muchos ámbitos», afirma. Tras el primer año, mira al mercado. Espera que le sirva para ejercer la diplomacia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión