El éxito de La Sitarilla, el bar de Granada en el que todos hacen cola para entrar

La calle en la que se encuentra el bar es bastante tranquila, por lo que resulta bastante llamativo observar como en ella frecuentemente se forman largas colas antes de las 20:00 horas, momento en el que abren sus puertas. Pero, ¿por qué sucede esto? Mientras que otros triunfan por algunos platos concretos o por ser diferentes a los demás, aquí, según cuentan sus propietarios a IDEAL, no solo ocurre por una cosa. «Las colas se crean porque no caben más de 80 personas en el bar, pero si tuviéramos sitio para 400 se llenaría también», aseguran.

Y esto, dicen, encuentra su explicación en la calidad de su comida, en el trato que ofrecen al cliente y su simpatía. «No somos perfectos pero intentamos rozar la perfección y mejorar cada día». Y lo cierto es que su clientela es muy variopinta: desde granadinos de toda la vida, hasta jóvenes estudiantes y turistas de todas las nacionalidades.

«La gente joven, sobre todo los estudiantes, vienen buscando comida casera, algo como lo que le harían sus madres o abuelas», explican. Mientras que los clientes buscan platos tradicionales de verdad como los caracoles, los callos o las patatas a lo pobre, platos que les encantan porque «son todos caseros». En cuanto a su plato estrella no tienen dudas: son las manitas de cerdo. «Es lo que más gusta a los granadinos pero también nos lo piden mucho los coreanos, que siempre vienen buscándolo», detallan.

Nada más entrar por sus puertas es imposible no darse cuenta de que La Sitarilla es un lugar diferente. De hecho, es lo que se puede leer nada más entrar junto a la frase 'solo entiende nuestra locura quien comparte nuestra pasión'. La decoración no tiene nada que ver con la habitual de un bar o restaurante, aquí hay hasta un paso del Rescate hecho con papel de aluminio hasta estampas y fotos de flamenco o Semana Santa. «Empezamos a decorar el bar poco a poco y los clientes lo terminaron. No paran de traernos cosas nuevas para poner».

Pese al duro trabajo que supone, se sienten muy satisfechos por lo que han logrado, ya que son un referente para tapear en la ciudad prácticamente desde que abrieron sus puertas en el año 2011. «Lo más bonito es trabajar para la gente e intentar hacerlo mejor mañana. Es muy emocionante que tu trabajo de sus frutos y vernos recompensados por lo que hacemos», finalizan.