El número de granadinos en ERTE cayó más un 65% desde principios de año

Este instrumento, cuya labor en controlar lo peor de la crisis provocada por la covid-19 ha recibido un aplauso casi unánime, se encuentra prorrogado de momento hasta el 30 de septiembre. Una de las incógnitas sobre la mesa es qué pasará después de ese día, aunque la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ya ha dicho en público que volverá a reunirse con los agentes sociales para negociar otra prórroga si se considera necesario. Otra tiene que ver con qué pasará cuando algunas de las empresas que siguen acogidas a este instrumento pese a no estar afectadas directamente por el efecto de la pandemia se queden sin ese balón de oxígeno. No son pocos los trabajadores que prevén la llegada de despidos cuando eso ocurra.

Las estadísticas oficiales del mes de julio señalan que una media de 4.776 trabajadores estuvieron en ERTE durante este período de tiempo. La cifra supone una caída del 27,7% sobre los 6.603 que en este mismo sentido se habían registrado en junio, siempre según el Ministerio de Inclusión. Esta última cifra, sin embargo, no coincide con la que muestra el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) de la provincia, que lo elevaba hasta las 10.348 personas, sin que se haya podido explicar esta disparidad de cifras porque allí «no pueden saber cómo se efectúa el cómputo y si se encuentra completamente actualizado», según aseguraron a este periódico.

En cualquier caso, los datos dicen que más de uno de cada cuatro granadinos que estuvo en ERTE en junio dejó de hacerlo durante el mes pasado, y son ya menos de la mitad de los 14.195 que se contaban el 1 de enero; en concreto, el descenso alcanza los 66,3 puntos porcentuales, o lo que es lo mismo, a dos de cada tres. Hasta el cierre del mes de junio, según la información facilitada por el SEPE, hasta 61.721 personas distintas han estado acogidas a este instrumento, y la nómina para las arcas públicas es de 224,67 millones de euros.

Hasta el pasado 6 de agosto, los hoteles y los establecimientos de hostelería y ocio nocturno seguían siendo los que mayor número de trabajadores tenían todavía en ERTE. De acuerdo con los datos que maneja la comisión tripartita que a este efecto formaron el Gobierno y los agentes sociales, cuatro de cada diez empleados en esta situación se encuadran en una de estas tres categorías: hoteles y alojamientos; establecimientos de bebidas; y restaurantes y puestos de comidas. Muy por detrás, ya por debajo del 3% del conjunto, se sitúan negocios como agencias de viajes, comercios minoristas, peluquerías, gestoras de apartamentos turísticos o empresas de transporte de pasajeros, entre otras actividades.

De acuerdo con la Encuesta de Coyuntura Hotelera de ese mismo mes, que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), en los establecimientos hoteleros de la provincia hay trabajando 1.973 personas, mientras que otras 1.246 se encuentran todavía en ERTE. Es decir, que prácticamente cuatro de cada diez empleados del sector (el 38,7%) está todavía suspendido de empleo y cobrando el 70% de su base de cotización, sin extras, desde hace año y medio.

Esta es la situación en la que se encuentra y de la que le gustaría salir a Manuel Romero, uno de los 80 trabajadores del hotel de cinco estrellas Alhambra Palace, que continúa todavía con sus puertas cerradas a la espera de volver a abrirlas el próximo 1 de septiembre. «solo hay dos personas que se dedican a mantener el hotel limpio, el resto estamos en casa desde marzo del año pasado», abunda. El hotel prefiere no abrir todavía porque «trabaja sobre todo con extranjeros, no hay muchos españoles que vayan a cinco estrellas». Es partidario de que los ERTE se sigan prorrogando mientras el panorama acaba de mejorar:«si se alargan iremos volviendo todos poco a poco; si no hay ingresos y regresamos a la vez vamos a estar todos con miedo», opina.

La pandemia también ha afectado con fuerza a Portinox, la empresa más importante del sector del metal en Granada, con más de 300 trabajadores entre fijos y discontinuos. Pese a no ser uno de los sectores más directamente señalados, explica Juan Bayo, uno de sus trabajadores, dependen también de la hostelería y actividades asociadas, ya que una de sus mayores líneas de negocio está en la fabricación de barriles de cerveza, cuya distribución cayó de forma estrepitosa en especial durante los meses con medidas más agresivas de restricción de movilidad y el cierre de los negocios no esenciales. Cree que seguirán en ERTE al menos durante lo que queda de año, y aunque tiene esperanza en la mejora cree que no se volverá pronto a los datos de prepandemia, ya que muchos de sus clientes han cerrado.

En el sector del transporte trabaja Leo Torrico, de la pequeña empresa Órgivabus, de nueve trabajadores. «La pandemia nos ha matado por completo», sentencia, y cree que al menos parte del personal seguirá en suspensión de empleo mientras no mejoren la carga de trabajo y la situación económica de la empresa. «Mi impresión personal es que vamos a seguir en ERTE mientras siga habiéndolos. Yluego, ya veremos», remata.