«No podía irme del pueblo porque mi marido estaba en primera línea de fuego»

Como centenares de vecinos, sufrieron un miedo horroroso ante el avance descontrolado de las llamas sobre Ízbor y Acebuches. Esperaron hasta las diez de la noche y al ver que la situación se agravaba, con un pequeño bolso de mano y el perro, decidieron abandonar el pueblo.

«Nosotros tenemos piso en Torrenueva y a las diez salimos despavoridos, pero mucha gente salió sin saber dónde ir con los nervios y han dormido en los coches. Esto era impresionante, horroroso, metía miedo, había una bola de fuego sobre el pueblo, era peor que el coloso en llamas», relata Emilia Lara, aún con el miedo en el cuerpo.

«Faltó poco para que llegara a las casas», asegura la mujer. Y es que el fuego da más miedo por la noche, cuando la referencia de las distancias se pierde. Los que decidieron quedarse han pasado la noche más larga de sus vidas.

«Mi sobrina tiene un niño de tres meses y se quedó en el pueblo, encerrada y con toallas mojadas debajo de las puertas para que no pasara el humo, ha sido una noche infernal», asegura Emilia.

La carretera de acceso a Ízbor y Acebuches sigue cortada en estos momentos y la Guardia Civil solo está permitiendo el acceso a los vecinos que, como Emilia y Francisco, abandonaron el pueblo por la noche.

Manuela Murillo es una de las vecinas de Ízbor que ha pasado toda la noche en vela. «LLegué a pensar que si el aire cambiaba hacia abajo las llamas bajaban al pueblo, el ambiente era irrespirable por el humo, las pavesas se metían en los ojos», recuerda.

Aún así, Manuela decidió permanecer en el pueblo y se le ocurrió intentar ayudar a la desesperada, regando las calles con una goma para intentar refrescar la zona. «Vino Proteccion civil y me pidió que dejara de regar las calles, que me metiera en la casa que era peligroso el humo. Estábamos todos muy nerviosos, entró mucho humo a las viviendas, aquí nos conocemos todos y nos llamábamos para ver si estábamos bien. A las dos de la mañana me fui a la fuente caliente, a ver si podíamos hacer algo», relata.

María Angustias López, vecina de Ízbor, también se quedó en casa. Ella, por causa de fuerza mayor. «No me podía ir del pueblo con mi marido en primera línea del fuego». Relata que «los bomberos y el alcalde iban tocando a las puertas de los vecinos, aconsejando que el que pudiera se marchara«. Ante la situación, »yo mandé a mis hijas a Dúrcal con mi hermana«, apunta, »pero no podía irme del pueblo porque mi marido estaba en primera línea de fuego, él es agricultor y se conoce bien los caminos y subió a guiarles», aclara esta vecina de Ízbor.

Francisco Javier Aguilar, vecino invidente: «He pasado toda la noch en la furgoneta escuchando como se quemaba todo, estoy indignado»

Francisco Javier Aguilar, deportista paralímpico en Sidney 2000 y escalador profesional, lleva apenas dos meses viviendo en Izbor, donde se ha comprado una finca.

Es invidente y anoche, durante el incendio, estaba en su finca con su perro guía. Cuenta que no ha pasado miedo sino indignación. Los equipos de rescate se ofrecieron a evacuarle pero prefirió permanecer en su finca.

«He pasado toda la noche en la furgoneta escuchando cómo se quemaba todo, eran impresionantes los crujidos. No sentía miedo, sentía rabia porque esto ha sido una vergüenza, han actuado tarde y dejado que el fuego avance demasiado. Mi finca ha estado a punto de quemarse».