Los siete años de lucha de Granada por la línea de Motril-Melilla 'salvan' un millar de empleos
La unión de toda la provincia ha conseguido que sea declarada de interés público a pesar de que se dijo que era imposible
En julio de 2011 la naviera Armas ponía en funcionamiento la línea entre Melilla y Motril. No era la primera vez que se había ... hablado de la posibilidad de que se pusiera en marcha esta conexión. En 2008 Baleària ya intentó iniciarla. Pero no fue hasta tres años después cuando se hizo realidad. Este trayecto se unía a los que ya existían entre la ciudad autónoma y Málaga y Almería. Pero ya entonces había una diferencia clave. La empresa que prestaba el servicio desde el puerto motrileño lo hacía a pulmón, es decir, sin ayudas estatales. Mientras que en el caso de las otras conexiones había subvenciones a través de un contrato marítimo para las que en aquel momento eran consideradas líneas de interés público, una figura que tiene como objetivo garantizar la conectividad de la ciudad española del Norte de África con la península.
La línea de Motril, aunque nueva, funcionó bien desde el principio. En los primeros cinco meses movió cerca de 70.000 viajeros. En 2012, fueron casi 253.000 pasajeros los que eligieron el barco de Armas, que completaba el trayecto en menos tiempo. A los melillenses les gustó. Todo iba viento en popa, hasta que en 2013, cuando cumplió el anterior contrato marítimo y el Gobierno volvió a sacar a concurso el servicio, sólo se incluyó a las líneas que tradicionalmente habían sido subvencionadas: Málaga y Almería. Comenzó ahí una lucha, primero de Motril, y más tarde de toda la provincia de Granada, para conseguir igualdad de condiciones para la prestación del servicio de los tres trayectos. Siete años después, después de muchas razones que a juzgar por los hechos se han quedado sin argumentos y de muchos imposibles, el Consejo de Ministros aprobó la semana pasada que la línea de Motril también será de interés público. El nuevo contrato saldrá en el primer trimestre de 2021 y el servicio, parado por la pandemia, podría reanudarse en abril.
El anuncio del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, a través de un escueto tuit de que la línea Melilla-Motril iba a ser declarada de interés público, podría hacer creer que ha sido un asunto sencillo. Pero nada más lejos de la realidad. Tres presidentes han pasado por el puerto motrileño desde que se inició un largo periplo, que ha tenido final feliz. Ángel Díaz, en la primera etapa, con la llegada de la línea, y más tarde Francisco Álvarez de la Chica y José García Fuentes. Las diferencias de siglas políticas no han hecho que cambie la reivindicación.
García Fuentes, actual presidente del puerto, destaca la importancia real que tiene para Granada esta línea. Genera 180 puestos de trabajo directos en la Costa y un millar de familias viven de este servicio en toda la provincia. Por eso la vuelta del ferry es tan relevante. «Si se hubiese quedado fuera del contrato marítimo, probablemente habría desaparecido», indica. Y es que desde marzo el barco, ahora de FRS, está parado. Las conexiones con Almería y Málaga se han mantenido, aunque con menos frecuencias, debido precisamente a que son servicio público. Pero en el caso de la de Motril no había obligación.
García Fuentes indica, además, que más allá de lo comercial, hay un componente social en esta línea. «Estamos muy ilusionados», afirma. Recuerda que son muchos los estudiantes universitarios que utilizaban esta línea, por ejemplo. Hay que tener en cuenta que el campus de Melilla pertenece a la Universidad de Granada.
La unidad de acción, recalca, ha sido la clave. «Ojalá hagamos lo mismo con el tren», aprovecha para indicar. «Conseguimos sacar este tema de la política y que hubiese un único criterio. Todas las administraciones de la provincia, de todos los signos, así como los agentes económicos y sociales, apoyaron la línea», asevera. Al tiempo que agradece «la especial sensibilidad» que ha demostrado el ministro de Transportes, José Luis Ábalos. «El empuje de toda la provincia es la clave de los grandes proyectos», insiste el actual presidente de la autoridad portuaria, que señala que la provincia ha tomado conciencia de la importancia que tiene su puerto para el desarrollo económico. «El efecto que habría tenido la posible desaparición de la línea ha hecho que todos estemos de acuerdo», asevera.
El anuncio es aún más importante si se tiene en cuenta el momento en el que se produce. La crisis sanitaria de la Covid-19 ha provocado una caída de la tráfico y el 2021, reconoce García Fuentes, será también un ejercicio complejo. «El primer semestre va a ser difícil para todo. Tiene que haber una transición a la normalidad y confiamos en que la segunda mitad del año sea el momento de la recuperación», indica. En este contexto, la permanencia de la línea con Motril gracias a su inclusión en el próximo contrato marítimo, adquiere una especial relevancia. Pero no será lo único. «También se están tomando otras medidas para reactivar el puerto», indica García Fuentes.
Al actual presidente del puerto, que cogió el testigo de Álvarez de la Chica en esta lucha, le ha tocado, después de mucho trabajo y de llamar a muchas puertas, tener sobre la mesa la mejor noticia. Su predecesor en el cargo no llegó a verlo cuando estuvo al frente de la Autoridad Portuaria, pero lo celebra ahora desde una posición ya más tranquila.
El socialista Francisco Álvarez de la Chica recuerda que cuando en 2014 llegó al puerto la petición para que la línea entre Melilla y Motril fuese de interés público ya la había hecho el anterior responsable de la institución. Y que aún sin ayudas la conexión llegó a tener más pasajeros que otras que sí recibían esta subvención. «Padecí una situación agridulce. Por un lado, la unidad del territorio granadino en torno a la petición de esas ayudas, independientemente de los partidos políticos, pero por otro un Gobierno central (entonces del PP) que no lo sacaba adelante. De los populares de aquí teníamos muy buenas palabras y apoyo, pero poca influencia», lamenta.
Álvarez de la Chica rememora todas las veces que desde el Gobierno de la ciudad autónoma, también gobernado por el PP en aquellos momentos, se dijo una y otra vez que era imposible que esta línea tuviera ayudas públicas en las mismas condiciones que la de Málaga y Almería. «Fue una batalla épica. Nunca entendí por qué desde Melilla decían que no era posible. Y el anuncio de ahora demuestra que los argumentos que daban no tenían peso», asevera.
El anterior presidente del puerto motrileño indica que los datos demostraban que la gente escogía Motril. Era un puerto más cómodo para moverse hacía otro destino final. «Vimos, por ejemplo, que había mucha gente que aparcaba el coche en nuestras instalaciones, porque no se cobraba, y a la vuelta lo recogían e iban a su destino. Les era más cómodo», indica.
La gente optaba por el barco de Armas, pero la línea no conseguía los apoyos económicos estatales que la provincia entendía que merecía. Luego vinieron momentos menos amables para el tránsito y otras peleas. El barco que prestaba el servicio empeoró. Armas se quedó con Trasmedierránea y por tanto, también con las líneas de Málaga y Almería. Competencia obligó a la naviera canaria a que no se quedara con todas las líneas ( no sólo las de Melilla). Llegó FRS, con un barco inicial que gustó poco. Y Álvarez de la Chica negoció hasta el último momento para conseguir el compromiso de un buque, que aunque no fuese aquel primero de Armas que aún muchos recuerdan, sí ofreciera un servicio más adecuado.
Ya con García Fuentes al frente, el Gobierno se comprometió a conseguir que las tres líneas se prestaran en las mismas condiciones en el próximo contrato. Pero justo cuando estaban en negociaciones para ver cuál era la mejor vía, llegó la crisis sanitaria de la Covid-19, se cerraron las fronteras, se limitó la movilidad y la línea entre Melilla y Motril se paralizó. Hace unas semanas, un contrato de emergencia para las conexiones de Almería y Málaga, que volvía a dejar fuera la dársena motrileña, encendió todas las alarmas. Pero esta vez, la resolución ha llegado rápido. Ahora queda conocer el pliego del nuevo contrato y ver qué navieras optan a él, cuánto dinero, qué obligaciones tendrán que cumplir... pero sea como sea, los tres puertos andaluces competirán, por fin, en igualdad de condiciones, que es lo que siempre reclamó la provincia.
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