Un mes y medio tras la pista del asesino de Irene
La Policía Nacional ha tomado declaración a varias personas y acude regularmente al lugar de los hechos, la caravana en la que encontraron su cuerpo, en la que parece haberse parado el tiempo
Un bikini negro y unas zapatillas cuelgan del tendedero. Los tetrabrik de leche están sin abrir. La botella de lejía yace vacía sobre el suelo ... y la alargadera asoma solitaria, sin nada enchufado. A simple vista es obvio que alguien vive ahí, pero la realidad es que la ropa lleva semanas tendida y mucha de la comida ya está caducada. También están secas las flores, que llevan mes y medio días sin ser regadas, desde que la persona que vivía en ese terreno fue hallada muerta dentro de su caravana. Irene, de 51 años, sufrió una muerte violenta y los investigadores siguen tras la pista del autor del crimen.
La Policía Nacional encontró el cuerpo el pasado 18 de julio, y desde entonces se afana por resolver el caso. El cuerpo recalca que la Policía Judicial sigue investigando. IDEAL ha podido saber que, después de recoger pruebas los primeros días, los agentes acuden regularmente a la zona. En las últimas semanas se han desplazado en grupos de cinco y dos, respectivamente. También han tomado declaración a varias personas para saber quiénes accedieron al lugar en los momentos previos al asesinato, concretamente qué todoterrenos entraron. Son pocas las viviendas habitadas de los alrededores, pero habría al menos una cámara de seguridad con imágenes de los que merodean por allí.
La autopsia se realizó en Granada y reveló signos de una muerte violenta compatible con un homicidio. A la par, se sigue a la espera del resultado de diversas pruebas, después de mandar muestras de órganos y tejidos a Sevilla para realizar un informe histopatológico y toxicológico, que aún no está listo.
Líneas de investigación abiertas
Según insistió la Subdelegación del Gobierno en Granada en su día, todas las líneas de investigación estaban abiertas. También la de la violencia de género, teniendo en cuenta que la Asociación La Volaera de Granada había atendido a Irene en reiteradas ocasiones, al sentirse «amenazada» por su pareja. De hecho, el colectivo entregó a la Policía audios y mensajes de WhatsApp en los que se retrataba, decían, una «situación crónica de maltrato». En este sentido, el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) informó de que no era usuaria del IAM a través del Centro Municipal de Información a la Mujer de Motril.
Unos días después, su pareja fue condenada por maltrato habitual a una pena de 50 días de trabajo en beneficio de la comunidad y ocho meses de alejamiento y prohibición de comunicación respecto de la víctima –sin ser ya necesaria, puesto que estaba ya muerta–. La condena se basaba en hechos del pasado, no por la investigación de la muerte.
Fuentes próximas a la investigación señalaron a este periódico que fue la propia pareja la que dio aviso a las autoridades del hallazgo del cuerpo. Se le tomó declaración, pero no fue detenido, ya que no se encontraron indicios que lo involucraran. Asimismo, vecinos de la zona relatan cómo unos agentes encontraron a quien fuera su pareja y al dueño del terreno en la zona días después.
Un terreno inhóspito
IDEAL se ha desplazado nuevamente hasta la zona cero, en la que el tiempo parece haberse detenido. Se trata de un terreno inhóspito al que se accede por un camino sin asfaltar, acechado por la vegetación. La cancela está abierta, poco queda ya del precinto policial colocado en julio que prohibía el paso. La mayor parte de la cinta está en el suelo, rota y dispersa, junto al cartel de 'no tocar'. Dentro del solar hay varios bloques de objetos: dos coches, uno rojo y uno banco, destrozados; un cúmulo de tubos, cables y neumáticos; un montículo de arena, una hormigonera; muchos sillones.
El punto clave, la caravana, está justo a la izquierda. Allí dormía Irene. Las ventanas permanecen abiertas y, como si de una prolongación se tratase, está cubierta de una especie de carpa que deja un espacio en la entrada principal, con un sofá y un banco. Detrás, a pocos metros, se encuentra un contenedor de metal con un fregadero, productos de limpieza y comida. «¿Quién querría vivir ahí? No puedo imaginar el calor y el frío que habrá pasado», comenta en voz alta un vecino de la zona. El terreno se lo había alquilado, al parecer, un amigo de la pareja de Irene. Pagaba 200 euros por ese trozo de la finca y la caravana. Mes y medio después, justo delante del vehículo se está construyendo cortijo. Según ha podido saber IDEAL, la Policía Nacional ha advertido a la empresa de construcción de que no toque nada del lugar del crimen. El caso sigue abierto.
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