«Espero que no me manden un matón a darme una paliza o les hagan daño a los perritos. Tengo miedo»
Irene, natural de Madrid, vivía junto a sus cuatro mascotas en una caravana situada en un terreno de Motril apartado
Irene tenía una sonrisa sincera, una larga melena morena y 51 primaveras a sus espaldas, aunque cualquiera que la conocía decía que aparentaba menos edad. ... En definitiva, una vida por delante truncada a mediados de julio, cuando su cuerpo fue hallado con signos de haber sufrido una muerte violenta.
La noticia dejó devastada a la Asociación La Volaera de Granada, que informó de que la había atendido en reiteradas ocasiones, al sentirse «amenazada» por su pareja. Según aseguró el colectivo a este periódico, tienen «el corazón roto» por la pérdida de su amiga Irene, natural de Madrid, que tenía una hija que vivía en otra ciudad.
Mensajes de alerta
El colectivo guarda decenas de mensajes de texto y audio que ha remitido a la Policía Nacional. Uno de los últimos mostraba que Irene estaba asustada, como señalaba al final del mismo: «Espero que no me manden un matón a darme una paliza o les hagan daño a los perritos. Tengo miedo». La Volaera había mantenido largas conversaciones con ella sobre su situación personal.
Irene vivía junto a sus cuatro perros, a los que adoraba. «Se quitaba de comer para dárselo a ellos si hacía falta», cuentan desde la asociación. Cobraba una ayuda de en torno a 500 euros con la que difícilmente podía salir de la situación de extrema vulnerabilidad en la que se encontraba. Los animales, según el colectivo, están ahora con la pareja de Irene.
Al leer la noticia sobre el suceso de Motril y ver la imagen del descampado, supieron que se trataba de ella. «Estamos frustradas», manifiestan. Este verano no ha sido nada fácil para ellas. Siguen pensando que podían haber hecho algo más por su amiga.
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