«Mientras el coche daba vueltas de campana veíamos pasar nuestra vida»
«Nos duele hasta pestañear, teníamos cristales incluso en la boca», cuenta la pareja que sufrió un grave accidente de tráfico el pasado 15 de agosto en la A-7
Juan Manuel López y Raquel Rodríguez soplarán dos veces las velas el año que viene. Una, el día que nacieron; otra, el 15 de agosto, ... cuando sobrevivieron a un grave accidente de tráfico. Un pinchazo o reventón de rueda -no lo saben con certeza- mientras se dirigían a la playa por la A-7 provocó que su vehículo diera varias vueltas de campana, invadiese el carril contrario y sufriera un impacto con otro coche. Fueron los peores segundos de su vida y aún están recuperándose de las fracturas, moratones, contusiones, cortes por cristales y quemaduras. Aunque lo peor, sin duda, es el shock.
Noticia Relacionada
La A-7 se ha cobrado tres vidas desde el mes de febrero
La pareja, residente en Peligros, decidió pasar el día festivo en la playa junto a una amiga, María. Estuvieron a punto de llevarse a sus hijos, pero al final no lo hicieron. Ahora dan gracias a la vida por aquella decisión. Desayunaron chocolate con churros y pusieron rumbo a Motril. Cuando circulaban por el kilómetro 893 de la A-7, escucharon un fuerte ruido. Y comenzó el caos. «Perdimos el control, nos dimos contra la mediana y el coche saltó al carril contrario dando vueltas de campana. Cuando paró, un coche que venía dirección Granada chocó contra nosotros», recuerdan.
Juan Manuel pensó que no saldrían vivos. «En esos segundos mi vida pasó por delante», asegura. Raquel cerró los ojos y esperó que llegara el fin. «Pensé en mis hijos y dije: hasta aquí hemos llegado. Solo veía el vacío», agrega. Por suerte, no fue un final, sino un punto y aparte. Algunos pudieron salir por su propio pie, como María, que conducía el vehículo, aunque volvió a sentarse en el asiento mientras repetía en bucle: «¿Qué ha pasado?¿Dónde estamos?».
Rescatados por los Bomberos
Tras pedir ayuda, acudieron Bomberos, Guardia Civil, el 061 y miembros de Conservación de Carreteras. A Raquel, que viajaba en el asiento trasero, la sacó un bombero en brazos; su sensación de mareo era tal que no podía estar de pie. «Lo que me preocupaba era saber cómo estaba mi marido, que seguía atrapado», explica a IDEAL.
En efecto, Juan Manuel estaba en la peor situación, inmovilizado en el asiento del copiloto. Los Bomberos lograron rescatarle y una pareja de sanitarios que se había parado a ayudar le hizo un torniquete en el brazo con la toalla, estaba perdiendo mucha sangre. Por último, el conductor del coche que colisionó con el suyo también salió del vehículo. Iba cojeando, pero se encontraba bien e incluso se ofreció a ayudarles.
La generosidad fue la protagonista de la mañana. Un hombre y su hijo estuvieron horas sosteniendo una sombrilla para darles sombra; un enfermero les tranquilizó; una profesional sanitaria del 061, llamada Eva, informó a la pareja del estado del otro y les calmó dándole abrazos y cogiéndoles la mano… «Ese apoyo moral nos dio fuerzas», apostillan.
Heridas por todo el cuerpo
Después de aquellos momentos de tensión en la carretera y después en el hospital, ahora se recuperan en casa de las heridas, que no son pocas. Raquel se ha fracturado el radio del brazo derecho, tiene un hematoma en la lengua y un fuerte dolor en la mandíbula. Juan Manuel sufre una grave herida en un nudillo de la mano -se le llega a ver el hueso- y una quemadura profunda en el codo. María se ha llevado la peor parte en las cervicales. Todos ellos tienen por el cuerpo contusiones, moratones y cortes. «Nos duele hasta pestañear, teníamos cristales incluso en la boca. El cinturón nos salvó la vida», asegura Juan Manuel.
Además de lo físico, las secuelas psicológicas son evidentes. Tienen pesadillas y constantemente les vienen a la cabeza los ruidos que escucharon en el accidente. «Nos despertamos chillando, esperemos que con el tiempo remita», cuenta Raquel. Pese a ello, están felices de seguir vivos: saben que el resultado podría haber sido fatal. «Es como si alguien nos hubiera puesto la mano en el hombro y hubiera dicho: este no es vuestro día», cuenta Juan Manuel, que le da las gracias de corazón a todos aquellos que les ayudaron en el momento más crítico.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión